Busco a mis amigos por el enorme hotel, aunque bueno, más bien busco a Edgar, porque a la parejita ni la encuentro ni espero encontrarla. Aunque sí es difícil que mi amigo haya desaparecido, no creo que haya salido de aquí sin decirme nada. Por fin lo veo en uno de los pasillos de nuestras habitaciones y sonrío acercándome a él.
— ¡Eh! — Le pego un pequeño empujón, él me pasa la mano por los hombros y caminamos en dirección contraria — ¿Tú dónde te metes?
— Arreglando cosas... — Abro la boca para preguntar pero me calla de inmediato — Que por supuesto no te voy a decir.
— Eres mala persona — Hago como que me enfado y él me saca la lengua — Pero bueno, espero que hayas arreglado todo lo que tengas que arreglar.
— Eso espero yo también — Se encoge de hombros, apretándome más contra él.
***
Ya estamos reunidos en la sala donde esperamos nuestro turno junto a los otros grupos. Actuamos los terceros de cinco y estoy más preocupada que nunca. Al principio no me di cuenta, o quién sabe, no supe verlo, pero todos los que quedan son muy buenos, hacen las cosas bien.
— ¿Preparada? — Elías me sorprende por detrás, susurrando y haciéndome recordar nuestra noche mágica.
— Casi — Me muerdo el labio inferior — Ahora mismo querría darte un abrazo eterno.
— Tendremos todo el tiempo del mundo — Sonríe, aunque no de la manera que lo hace siempre — Pero no aquí, ni mucho menos ahora.
No me quedo convencida, claro que no. Pero Elías nunca es demasiado transparente aunque, en lo que respecta a sus sentimientos, al menos sí lo ha sido.
Actúan los primeros, dejando a todo el mundo con la boca abierta incluidos nosotros mismos, veo nervios e intranquilidad en la cara de mis compañeros, aunque seguro que la mía es un poema.
— Chicos, venid — Elías llama nuestra atención y nos agrupamos en torno a él — Demostrad lo que sabéis hacer, cantad, tocad y disfrutad sobre el escenario como siempre lo habéis hecho — Nos anima — Lo demás está por venir.
Asentimos, tiene razón. No debemos fijarnos en el resultado, en lo bonito que todavía queda por recorrer esta noche, actuando ante más gente que nunca y en un teatro increíble y espectacular grande.
— Dicen que han venido los directores de las escuelas de música más importantes del país — Susurra Diana, inquieta a mi lado.
— ¿Y? — Pregunto sin saber a qué se refiere.
— Pues Juli, que yo estoy pensando dónde estudiaré todavía y estoy nerviosa por esa gente — Me explica con los ojos muy abiertos — Ni me imagino cómo puedes estar tú.
— Estoy bien — Susurro, poniéndole los ojos en blanco.
Escuchamos como el señor que presenta todo esto nos presenta, dice el nombre de nuestro coro y un gran aplauso nos acoge cuando entramos al escenario. Hemos actuado otras veces, pero sé que no ésta no se me olvidará nunca. Parecemos verdaderos artistas en un sitio como este, con tantísimas personas que sería imposible poder contarlas.
Creo que eso, junto a otras muchas cosas, hace que salgamos más inseguros que nunca. Además las palabras de Diana no es que me ayuden mucho, seguro que algunos estarán pensando en esa gente que tanto se nombra: los famosos directores de las escuelas donde posiblemente muchos acabemos.
La canción grupal logramos sacarla, pero sí es verdad que nos ha salido mejor en muchos ensayos anteriores, espero que no se haya notado tanto en el público. Después nos toca a mí y a Edgar, acompañándonos con otro compañero al piano.
Nos sale mejor que la primera, si mi amigo está nervioso no lo aparenta, y su seguridad me la contagia, por lo que sale una canción natural, como siempre, como si lleváramos toda la vida haciendo esto.
Es mi turno. Me tomo unos segundos de respiro mientras retiran el piano, con el micrófono entre las manos respiro hondo, tranquilizándome a mí misma, acogiendo palabras de ánimo y recibiendo algunas muestras de cariño de Diana, Edgar y Elías.
— Piensa que solo estamos tú y yo — Escucho el susurro de Elías justo antes de salir.
Todo está apagado excepto un foco que ilumina un pequeño círculo en medio, donde debo colocarme. La música suena y comienzo sin habérmelo esperado.
Hago caso a Elías y cierro los ojos, pero es mi gran error, porque todas estas semanas pasadas en las que no levantaba cabeza se me agolpan de repente. La voz me tiembla como nunca al tener que contener las lágrimas. Las dos primeras estrofas son un completo desastre, soy más que consciente de ello.
En el tercer párrafo consigo recomponerme, tragando el nudo de mi garganta y cantando mucho más claro. Comienza a salirme todo con fluidez en el momento adecuado, justo cuando recuerdo la noche con Elías.
[... I've got a hundred million reason to walk away.
But baby, I just need one good one to stay...]
Lo hago justo como él me pidió, dejándome todo lo que tengo ahí, en esa frase. Me desgarro dejando que las lágrimas por fin salgan pero sin dejar de cantar, liberándome y escuchando después el gran aplauso que rebota por todos lado. Hay gente que incluso se pone de pie con ambas manos haciendo bocina sobre su boca, diciendo a saber qué.
Con un movimiento de cabeza doy las gracias por esto y a paso lento me voy del escenario. En la sala todos me esperan como no podría imaginarme. Algunos permanecen cabizbajos, otros algo emocionados e incluso algunos, como Diana, lloran sin consuelo alguno. Fabio la abraza y le sonrío, mi amiga levanta la cabeza y corre hasta mí, envolviéndome en sus brazos, mientras, Edgar me da besos en la frente y en las mejillas, donde ve hueco entre tanta gente. Yo miro por encima de todos para ver a Elías, con las manos metidas en los bolsillos y los ojos rojos e hinchados, ¿el también ha llegado a emocionarse? No puede ser.
Intento zafarme de los demás, pero esta vez me es imposible porque siempre tengo a alguien encima, por lo que debo esperar para acercarme a él.
Los dos grupos restantes actúan después. Todos lo hacen bien, pero el último es simplemente perfecto. Las voces, la coreografía, todo está ensayado al milímetro y sin fallo alguno, incluso siendo honesta conmigo misma, tengo aplaudir una vez que han terminado.
— ¿Cuándo dicen el ganador? — Pregunta uno de mis compañeros.
— En una hora — Murmura Elías, menos animado de lo que nos tiene acostumbrados normalmente.
Tenemos ese tiempo para cenar, después volveremos al auditorio donde se han celebrado las actuaciones y... acabará todo. De la mejor o peor manera, pero acabará.
No sé a los demás, pero por la cantidad de comida que queda en sus platos parece que no les entra nada, justo como a mí
Lola nos llama, es la hora, apenas quedan unos minutos y nos colocamos en nuestros asientos, esperando el veredicto final.
Esperamos un tiempo que parece infinito y me desvío mientras el hombre que presenta habla y habla sin parar, agradeciendo nuestro esfuerzo y dándonos la enhorabuena por nuestro talento. Por fin explica cómo han sido las votaciones y cuenta que ahora dos coros se quedarán fuera, y que los otros tres subirán al escenario para recibir los respectivos premios.
Siento la mano de Elías unos segundos sobre la mía, pero sus ojos están fijos en el escenario, donde el hombre nombra los dos grupos eliminados, y yo solo sé que no estamos entre ellos.
ESTÁS LEYENDO
El sueño de Julieta.
RomanceJulieta es una adolescente que toda su vida ha vivido en orfanatos, pero es la chica más feliz del mundo haciendo lo que más le gusta: cantar. Cada noche sueña con ello, con cantar junto a una persona que aparece cada noche en su mente, aunque todav...