Capítulo 13.

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La semana pasa tan rápido que no me da tiempo a nada. Solo a ir a clase y preparar la canción junto a Mario.

Cada tarde después de ensayar nos quedamos y por fin, el jueves, encontramos la que él cantaría. Solo tuvimos que rebuscar un poco en sus gustos. Lo único malo es que estamos a sábado y yo sigo teniendo dudas entre dos canciones: una es famosa y seguro que la han escuchado todos, lo que puede hacerme ganar puntos, la otra es totalmente desconocida... a la vez que preciosa.

— Tienes que cantar esa, de verdad — Mario aplaude cuando acabo con ella — Sé que la primera está bien y todas esas cosas, pero esta... me deja sin palabras cada vez que te la escucho cantar.

— Lo decidiré mañana — Digo no muy convencida — Ahora te toca a ti.

Asiente y se coloca la guitarra sobre sus piernas. Otra de las sorpresas que me llevé es que toca genial.

Me muerdo el labio inferior cuando empieza, me encanta esa canción y sobre todo me gusta cómo la canta, con esa voz tan rasgada y tan particular. No es espectacular, pero sabe trasmitir muchas cosas.

Además de ensayar juntos, Mario y yo hemos comenzado a contarnos cosas de nuestra vida, de nuestros amigos fuera del coro y, en cierto modo, me he despejado un poco del tema de Elías. Siento cosas al verle cada día, al tenerle frente a mí sonriéndome o al observarle hacer cualquier mueca que me parezca adorable. Pero esas cosas se despejan cuando no está, cuando no aparece por las esquinas... y últimamente no lo hace, incluso el fin de semana lo está pasando fuera del orfanato.

— ¿Me sale mejor? — No me había dado cuenta de que Mario acaba de terminar.

— Te sale genial — Aplaudo varias veces — La canción es preciosa y con tu voz suena increíble. Lo harás bien el lunes.

— No te he agradecido todo lo que estás haciendo por mí — Deja la guitarra y me mira con sus ojos castaños — Pero de verdad, muchas gracias. Me sentí perdido cuando Irene se alejó pero menos mal que te he encontrado.

Le sonrío pensando en mi amigo. Edgar está completamente alejado de mí y cada vez más cerca de Irene. No sé qué canción se ha preparado, pero espero que le salga bien... aunque no hayamos ensayado juntos y es la primera vez que no lo hacemos.

La verdad es que le echo de menos, claro, lo raro sería no hacerlo. Ha sido además de mi mejor amigo, mi gran apoyo aquí dentro desde el principio junto a Diana, y que hayan cambiado las cosas en tan pocos días me duele sin que pueda remediarlo. Confío en que una vez pasada la primera etapa de su relación con Irene, vuelve a ser el de antes, aunque cada vez las tengo menos conmigo.

Cuando Mario se va de la sala de ensayo, abro de nuevo la libreta que hace unos días nos dio Elías. Ya me sé la lista de memoria, creo que podría recitar cada una de las canciones que hay escritas de principio a fin.

Primero, la que cantaremos todo el grupo al principio que será September . 

Los duetos, que me gustaron por la gran variación tanto del tipo de música como de idioma que hay en ellos, son: nine crimes, yo contigo, tú conmigo, quiero que vuelvas y, sin esperarme menos de Elías comprobé que también ha añadido just a dream.

Y por último dos solos, imagino que Elías elija quién canta cada uno de ellos: te despertaré y diez mil maneras.

La mayoría las conocía, pero a excepción de just a dream, no he cantado ni lo más mínimo de ninguna de las restantes. Me doy cuenta de cuantísimo trabajo tenemos por delante, menos mal que hay tiempo para prepararlo todo... o eso creo.

Ensayo la canción que pretendo interpretar el lunes ahora sin ninguna compañía, aunque sí tan a gusto como siempre me encuentro aquí dentro.

— Buenas tardes, Julieta — Sin ni siquiera tener que mirar hacia la puerta, la respiración se me acelera al saber que Elías está de nuevo ahí. Llevaba días sin venir así de improvisto, incluso sé que el viernes tras terminar nuestra clase salió del orfanato. ¿Qué hace otra vez aquí? — Apenas he escuchado nada y ya sé que me vas a sorprender.

Escucho sus pasos acercarse y siento cómo el corazón se me sube a la garganta... y eso que pensaba que habían pasado ya ese tipo de sensaciones.

— Hola, Elías — Intento mostrar una sonrisa despreocupada — Bueno, cosas como esas nunca se saben, quizá te sorprenda de verdad o... puede que solo sea una canción más.

— Viniendo de ti... dudo mucho que no provoques algo — Se cruza de brazos y tuerce la cabeza entornando los ojos, no me fijo en qué está haciendo hasta que veo que tiene la vista en el papel que tengo entre mis manos.

— ¡Oye! — Doblo enseguida el papel — Así dudo que vaya a sorprenderte, ¿sabes? No vale hacer trampas.

— Soy tu profesor así que... — Alza ambas cejas con gesto gracioso mientras se acerca — En teoría no existen esas trampas de las que hablas. — Extiende una mano — Venga, muéstrame solo un poco.

— Tus reglas fueron claras: una canción nueva y que sorprenda — Recito de memoria — Así que me temo que ahora debes atenerte a las consecuencias de tus palabras.

— Así que esas tenemos, eh — Tuerce los labios y se queda parado con gesto de inocencia. Tengo que respirar hondo, en serio, debería estar prohibido ser así de guapo — Está bien, tendré que esperar hasta el lunes entonces.

Asiento, orgullosa de mí misma por haber controlado, más o menos, la situación. Apoya la espalda en el borde del escenario y se queda callado. Desde luego, con él aquí, no puedo seguir ensayando.

— ¿Tú no estabas pasando el fin de semana fuera del orfanato? — Pregunto, para ver si puedo quedarme sola. Aunque su compañía me agrada y bastante.

— Si, pero he vuelto — Se encoge de hombros — El orfanato es como mi primer hogar. Cuando llego a mi casa y estoy con mi familia, o con mi novia, no siento que sea mi sitio. En cambio aquí...

Sigue hablando, lo sé porque lo escucho aunque no presto atención a lo que dice desde que he escuchado la palabra novia. ¿Desde cuándo tiene novia y por qué yo no lo sabía?

Venga ya, ¿cómo y por qué iba yo a saberlo si nuestra relación es de profesor y alumna? No debería importarme pero lo hace, claro que sí. Me gustaba eso de vivir en la ignorancia y no saber nada de su vida personal, así podía imaginármela como quisiera y, desde luego, sin una maldita novia en ella.

Siento algo extraño y nada agradable en mi interior, como un golpe fuerte y seco que me saca de las ilusiones y me introduce en un pozo de decepción y desilusión. Ya no sé si sigue hablando, dejo de escuchar porque todo es silencio ahora, como si algo que ni sabía que estaba ahí, se hubiera roto en apenas unos segundos.

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¡¡Hooola!!

Ayer no pude actualizar, no tuve tiempo, aquí os traigo un nuevo capítulo. 

Ay Julieta... ¿en qué estará pensando? Espero que os esté gustando la historia.

¡Os leo siempre! 

El sueño de Julieta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora