Capítulo 6.

491 52 15
                                    

Estoy más enfadada de lo que recuerdo haber estado nunca. Son las seis de la tarde y no tengo señales de vida de Edgar. No lo he visto ni en la comida, ni después en la sala de juegos... nada, no aparece. Convenzo a Diana para que venga a ensayar, pero aun así, necesito que él también esté para decidir la canción de mañana. ¿En qué demonios está pensando?

Por fin aparece junto a Fabio pasadas las siete, se disculpa con una sonrisa pero estoy demasiado enfadada, así que no tardo ni dos segundos en increparle.

— ¿Sabes que mañana tenemos que cantar juntos, no? — Le digo, llegando a él y golpeando su pecho con mi dedo repetidas veces.

— Lo sé y lo siento, ¿vale? — Da un paso atrás con gesto de inocencia — No me he dado cuenta de la hora hasta que Fabio me ha dicho que me esperabais.

— Genial — Expulso el aire por la nariz — Tenía pensada una canción pero a estas alturas creo que no nos va a dar tiempo a prepararla.

— Cantaremos una cualquiera — Se encoge de hombros, sentándose en el suelo del escenario,

Le lanzo una mirada de furia que pasa desapercibida para él pero no para Diana y Fabio, que los pobres no saben dónde meterse. El momento es tan tenso cuando queremos comenzar a cantar juntos, que no somos capaces ni de coordinar dos frases seguidas. Fabio nos mira desde uno de los asiento de la primera fila cruzado de brazos y Diana no sabe qué hacer con las manos.

— Creo que Fabio y yo nos vamos a ir a hacer... — Lo mira a él, que le devuelve una mirada de confusión —... cualquier cosa, eso es.

Se marchan para así dejarnos solos. No intento detenerlos porque ellos no tienen porqué pagar lo que pasa ahora mismo entre Edgar y yo. No imaginaba que para él no tuviera importancia esto, pensé que estaba tan ansioso como yo de hacerlo lo mejor posible, pero quizá me haya equivocado.

— Lo siento mucho, Juli... — Por fin parece arrepentido y me ablanda. Aparece por fin mi mejor amigo, con el que puedo compartirlo casi todo. — Supongo que todo eso me ha podido y me he alejado sin darme cuenta. Pero estoy aquí, enséñame esa canción, anda.

Le muestro just a dream, la apuesta de Elías por nosotros. Entrecierra los ojos y frunce el ceño mientras la lee, y conociéndole... sé que es mala señal.

— Es muy complicada, muchísimo — Niega con la cabeza una y otra vez — Vamos a intentarlo, pero veo imposible que la tengamos lista para mañana.

Agradezco que al menos le dé una oportunidad, la he ensayado durante toda la tarde con Diana y... la canción es más que perfecta, es la más bonita que haya escuchado nunca.

Edgar tiene que empezar, pero se pierde constantemente, se equivoca en la letra y pierde el ritmo sin parar. Aun así decide no darse por vencido y probamos una y otra vez.

— Parece que necesitáis ayuda — Elías se rasca la nuca desde la puerta. No tiene la sonrisa de siempre, todo lo contrario — ¿Os parece que toque para que os sea más fácil?

Ambos asentimos, nos levantamos para ponernos junto al piano, donde Elías se sienta y sin necesidad de partituras comienza a tocar el principio de la canción. A Edgar se le da un poco mejor esta vez, logramos cantar hasta la mitad, pero cuando llega la parte rápida y por lo tanto la más complicada, no consigue sacarla adelante.

Veo como se enfada cada intento un poco más. Cuando se equivoca de nuevo, le digo a Elías que pare y cojo una de las manos de mi amigo.

— Lo hemos intentado... — Le sonrío escondiendo la tristeza que me provoca que no vayamos a poder cantar esta canción frente a todos — Tenemos muchas canciones juntos, mañana interpretaremos una de ellas, ¿vale? Ve a descansar.

Se revuelve los rizos castaños cabreado antes de asentir y salir a paso rápido y pegando uno de esos portazos dignos de película.

— Lo siento — Digo a Elías una vez que estamos solos de nuevo — Tal vez tendríamos que haber empezado a ensayar antes... — Me siento terriblemente culpable, como si lo hubiera decepcionado.

— ¿Ensayar mas, Julieta? — Apoya ambos codos en el piano y su barbilla sobre sus manos, mirándome a los ojos — Seguramente te hayas pasado el día aquí metida y quiero que también disfrutes de otras cosas.

— Yo disfruto estando donde estoy — Susurro convencida.

— Si lo pasas mal cantando, nunca vas a disfrutar — Sonríe y comienza a tocar la melodía de nuevo, ya me la sé de memoria — Además, ¿te has escuchado? Apenas te he dado esta canción hace unas horas y ya la cantas casi a la perfección.

— Eso no es cierto... — Pero tengo que cerrar la boca de inmediato porque, la parte que le correspondía a Edgar, ahora suena saliendo por los labios de Elías, sabía que cantaba bien pero, ¿desde cuándo así de bien?

Lo escucho estupefacta, teniendo que tragar saliva una y otra vez para que la emoción que siento no salga a flote. Estoy tan pasmada que no me doy cuenta de que se detiene y me da paso, es mi turno, ¿quiere que cante con él? ¿Justo esta canción?

Sigue el ritmo con la cabeza y me mira sin parar, así que me obligo a aclararme la garganta y empezar.

Prometo que es imposible llevar la cuenta de las veces que he podido cantar en mis diecisiete años de vida, pero nunca, jamás, me había pasado esto. Siento dos lágrimas correr por mis mejillas mientras lo hago. Elías se da cuenta pero hace como si no pasara nada. Su turno, mi turno de nuevo... llega la parte complicada pero frente a él todo parece sencillo, como llegar a la nota más alta. Cuando llega la parte en la que debemos cantar juntos, siento que todo se derrumba a mi alrededor y me falta el aire. Me detengo de golpe y, tras unos segundos, él también deja de tocar.

Me observa mirándome fijamente a los ojos durante los pocos segundos que puedo permanecer ahí. No puedo describir exactamente lo que dice su expresión: ¿preocupación? ¿Emoción? No me doy tiempo a averiguarlo, ya que salgo de la sala tan rápido como soy capaz en estos momentos. 

_____________

¡¡Hooola!!♡ 

Momento emocionante, ¿no creéis? Espero que os haya gustado y bueno, os vaya tocando el corazón un poquito... 

¡Hasta mañana!

¡¡Os leo siempre!!♡ 

El sueño de Julieta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora