Capítulo 26.

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Si ya de por sí, dormir unas cuantas horas seguidas cada noche en mí es completamente imposible, hoy doy por descartado poder hacerlo ni siquiera una simple hora, creo que me paso la noche en vela porque veo el cielo avanzar del completo negro hasta el amarillo amanecer y por fin, el azulado día.

Estoy expectante, más de lo que nunca lo he estado. Hace unos meses parecía que este día nunca iba a llegar, se veía tan lejano... y sin embargo aquí estamos, en nuestro primer día de actuaciones, dispuestos a clasificarnos para la siguiente ronda.

Miro a Diana durante un tiempo interminable, pero nada, no se mueve, respira tranquilamente como si no tuviéramos que salir de viaje en apenas dos horas, a ella nada le altera. Para mí, hoy es el día clave, ya no solo por la competición, sino porque termina mi tormentosa relación con Mario, la idea de Fabio hoy llega a su fin.

— ¿Se puede saber qué haces ahí mirándome como un pasmarote? — Diana se queda sentada en la cama, observándome con cara de pocos amigos — A veces me das miedo.

— Solo quería despertarte con la mente — Sonrío — Y ha funcionado.

— ¿Me tengo que levantar ya? — Asiento y ella, enfurruñada, retira sábanas y mantas para poner ambos pies en el suelo y después ponerse las zapatillas.

Yo comienzo a coger mis cosas y, ya de paso las suyas para acelerar el proceso de irnos a la ducha, quiero ser de las primeras hoy y mi amiga no creo que me vaya a ayudar viendo sus intenciones. Sigue en el mismo sitio con los ojos fijos en el suelo y bostezando cada tres segundos.

Por fin la arrastro por el pasillo, por donde hoy no se me ve como un bicho raro porque el día clave parece habérsele contagiado a casi todo el mundo, el orfanato esta mañana desborda ilusión.

En las duchas armamos un pequeño espectáculo cantando, bailando, usando cualquier cosa de instrumento, hasta Irene parece estar de buen humor relacionándose con nosotras... quizá hoy se le borre la estúpida sonrisa y se lleve su merecido.

Hemos acordado salir a las diez en punto de la mañana del orfanato para estar allí bastante tiempo antes de la hora, comeremos en el hotel donde nos reuniremos todos los grupos y a las seis de la tarde comenzará todo, por fin.

Lola se encarga de contar que estemos los catorce, aunque no sé quien faltaría y se perdería todo esto. Ella nos acompañará junto a Elías y, me temo que la novia de este también se apuntará, aunque deseo que no sea así.

— No me creo todo esto — Diana mira por la ventana con los ojos vidriosos — Parece mentira, ¿verdad? Ojalá Fabio estuviera allí cuando actuemos.

— Estoy segura de que nos estará apoyando desde el orfanato, rodeado de libros — Suelto una carcajada, cogiéndole la mano — Sé que no te gusta hablar de esto siendo tú la protagonista, pero... ¿le dirás algún día lo que sientes?

— No seas pesada, Juli — Chasquea la lengua, mirando por la ventanilla, supongo que para así esquivar mi mirada insistente — Yo no sé hacer esas cosas.

— Esas cosas salen y ya está — Arrugo la nariz — Ha estado bien ese jueguecito con el amigo de Mario, pero ahora sabemos que no podemos fiarnos de ellos y... además, Fabio ya está lo suficiente celoso. No lo hagas esperar mucho más tiempo.

A modo de respuesta, me pega con el cojín que ha traído para poder dormir durante el viaje y, acomodándoselo bajo la cabeza, me da la espalda dando así por terminada la conversación. Siento que van a estar juntos, ella y Fabio se merecen eso, pero parece no llegar nunca el momento.

— Oye, oye Juli — Mario llama mi atención desde los asientos finales, me hago la dormida pero no cesa en su intento, incluso pide a un par de compañeros que me avisen, al final lo miro con el ceño fruncido — ¿Te vienes aquí?

No, quiero negarme y quedarme donde estoy, pero solo quedan unas horas... así que accedo de mala gana y me siento junto a él, que enseguida pone una mano sobre mi muslo y me sonríe.

— Tengo que decirte algo después de la actuación de hoy, después de que nos digan que pasamos a la siguiente ronda — ¿Después? ¿El plan no era decírmelo justo antes de cantar para desmoronarme? Da igual, pronto dejo de prestarle atención.

— Que casualidad, yo también tengo que decirte algo — Muestro la sonrisa más grande y más sincera que soy capaz, después aguanto un par de sus besos antes de pedirle que me deje dormir aunque, por supuesto, no tengo nada de sueño.

***

Puedo ver por fin los primeros edificios, las primeras casas situadas a las afueras de la ciudad. Casi todos dentro del autobús están dormidos, Mario incluido, así que aprovecho para deshacerme del brazo que tenía sobre mí y levantarme. Cruzo con cuidado por entre los asientos cuando en la parte de adelante, veo una mata de pelo castaña asomar por uno de ellos, es Elías que me sonríe.

Me acerco a él con cautela, está sentado solo pero Lola está justo delante, aunque eso sí, Morfeo la acompaña como a los demás, está completamente dormida.

— ¿Nerviosa? — Pregunta en susurros.

— Bastante — Asiento, mordiéndome el labio inferior — ¿Y tú? Hoy por fin vamos a demostrar todo lo que nos has enseñado.

— Confío en el grupo, sobre todo en ti — Sus ojos verdes me llegan a sitios que ni siquiera sabía que existían — Lo haréis bien — Dice con seguridad.

— Eso espero — El frenazo del autobús, que nos pilla a todos desprevenidos, hace que mis pies se enreden uno con el otro y tenga que apoyarme donde sea, que es, justamente y prometo que sin querer, el hombro de Elías.

— Cuidado — Sonríe, cogiéndome la mano que tengo apoyada en él y aguantándola unos segundos, lo justo hasta que todos los demás comienzan a despertar, algunos entre quejas, como Diana.

Veo que Lola también se despereza así que indico a Elías que vuelvo atrás, asiente y enseguida ocupo el lugar donde estaba junto a mi amiga.

— ¿Qué ha sido eso? — Pregunta con los ojos entrecerrados por el sueño — Estaba tan a gusto... seguramente soñaba con algo agradable.

— Si. Seguramente soñabas con tu cama — Le saco la lengua en modo de burla, pegándole un pequeño golpe en el brazo — Eso ha sido que hemos llegado, ¿no lo ves?

Pongo mi dedo índice sobre el cristal, señalando el hotel donde nos hospedaremos unas cuantas horas. La verdad que me esperaba mucho menos de lo que es, porque parece bastante lujoso. Hay tres o cuatro autobuses ya aparcados, imagino que de otros institutos, orfanatos o grupos que han llegado ya.

— Vale, ahora es cuando creo que me va a dar algo — Tiene los dientes apretados y respira hondo varias veces.

Pero ahora la que me siento tranquila soy yo, Elías ha sabido trasmitírmelo con apenas unas palabras, con ese gesto cogiéndome la mano que, aunque haya sido para ayudarme, conllevaba muchas más cosas.

— Pues, ¿sabes qué, Diana? — Comienzo a dar saltitos sobre mi asiento, deseando bajar ya — Yo creo que vamos a ser los mejores.

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¡¡Hoola!!

Ayer wattpad no me dejó actualizar, pero aquí tenéis el capítulo de hoy.

¡¡Espero que os guste, os leo!!

El sueño de Julieta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora