Aquí en el orfanato, los días, semanas, meses, incluso años, pasan y ya está. Ves por delante de tus ojos el paisaje cambiar, observas cómo florecen las flores, como todo está soleado, después cómo las hojas de los árboles ocupan todo el patio y hasta la nieve cubrir cada rincón del orfanato. Todo cambia y te das cuenta, pero cuando eres tú mismo el que cambia, nunca lo percibes.
Llevo aquí tres años y siempre ha sido así, pero de repente, en apenas unos días, todo ha conseguido cambiar. Crecemos y con ello salen a reducir nuevos aspectos de nosotros mismos.
Hace un mes yo era una chica más aquí y, de repente, me comencé a fijar en mi profesor, tenía uno de esos amores platónicos, sufrí y supe lo que es enamorarse de alguien que no puede corresponderte. Tras eso, un chico se fijó en mí, y no uno cualquiera, sino Mario, uno de los más populares del orfanato.Como la relación de Irene y Edgar dura, la nueva comidilla somos nosotros desde ayer. Mario en ningún momento me ha escondido ni ha querido ocultar que estamos juntos. Todo lo contrario y, cuando esta mañana he aparecido en el comedor para desayunar, me ha recibido con uno de esos besos largos y apasionados. Cuando se ha separado teníamos como mil ojos clavados en nosotros, pero él solo ha sonreído, me ha cogido la mano y nos hemos sentado sin más.
— Eso sí que ha sido bueno — Diana suelta una de sus risas socarronas — No, ha sido mejor. Cuando me dijiste ayer que te había besado, no pensé que esto iba en serio.
— ¿Por qué no iba a ir en serio? — Pregunto. Intento que Mario, que desayuna con nosotras pero ahora charla con Fabio, no nos escuche.
— Ya sabes por qué — Pone los ojos en blanco y señala una de las mesas con la cabeza.
Miro hacia ahí para comprobar que Elías ya ha llegado al orfanato y está ahí sentado, leyendo algo, ¿él también ha visto lo que acaba de pasar con Mario? Bueno, si es así, me da igual. Él tiene su vida y he comenzado a aceptarlo, ahora me toca vivir la mía y mi elección es Mario.
— Ya viste lo que pasó el sábado — Le susurro a Diana — Tiene novia y parecen felices, ¿qué pintamos yo y lo que sienta en eso?
— Tienes razón — Chasquea la lengua — Quizá Mario te ayude a olvidarte de él, o puede que solo fuera un capricho y ahora te des cuenta.
Asiento, ojalá sea lo segundo. No quiero estar con Mario y seguir sintiéndome así cada vez que Elías está cerca. No sería bueno para ninguno de los tres. Tengo que hacerme a la idea del papel que tenemos cada uno.
***
En unas semanas las parejas han cambiado. Esta semana hemos empezado con los duetos. Yo cantaba con Edgar y sin embargo ahora lo hago con Mario, y, es mi ex amigo el que canta con Irene.
Cuando los escucho esa tarde sobre el escenario no me creo lo que estoy viendo, Irene es la estrella, a la que se ve, y él, sin embargo, solo canta un par de estrofas escondido tras ella, ¿es que no tiene claro que es más que eso? No sé cuánto tiempo pretende equivocarse, pero desde luego ya se está pasando.Tras ellos, Mario y yo ensayamos la canción quiero que vuelvas como dúo. La versión verdadera son dos voces masculinas, pero Elías ha pensado que podríamos adaptar mi voz.
Tenemos algún que otro fallo, pero para ser la primera vez que cantamos esa canción y además, juntos, está bastante bien. Solo tenemos que limar un poco más las voces.
Durante nuestra actuación Mario se comporta como mi auténtico novio... no es que me incomode la idea, pero sí que todos vean cada muestra de cariño que me hace.Una vez que hemos terminado, diviso a Edgar solo, así que aprovecho de inmediato para acercarme a él.
— Hola — Saludo con la mano, acercándome — ¿Qué tal?
— Hola Juli — Alza la cabeza con una pequeña sonrisa, dos rizos caen sobre su frente, echo de menos esos rizos...
Sé que le gusta que me haya acercado, pero sin embargo no para de mirar a todos lados intranquilo. No entiendo porqué está así, como la última vez en el comedor.
— ¿Qué ocurre? — Le pregunto, mirando en la misma dirección que él y viendo que observa a Irene, que ahora charla con una amiga.
— Bueno... es algo celosa — Arruga la nariz mientras la señala con la barbilla.
— Somos amigos, siempre lo hemos sido — Me encojo de hombros — Verás, Edgar. Ya sé que nos dijiste que no nos metiéramos en tu vida, pero estamos preocupados por ti, ¿sabes? Has cambiado mucho.
Abre la boca para contestarme, pero en el último momento la cierra y se aleja, dejándome como un pasmarote ahí sola, con la palabra en la boca, ¿en serio? Siento una ráfaga de aire cuando alguien pasa rapidísimo por mi lado, es Irene que sigue a Edgar, y no parece que sea para darle un beso.
No sé qué tipo de relaciones existen, supongo que muchas, pero desde luego no quiero una como la que ellos tienen. Esa manera de ser tan posesiva...
— ¿Qué haces, guapísima? — Siento ambos brazos fuertes rodeándome la cintura por detrás. Reconozco el olor de Mario.
— Hablaba con Edgar antes de que Irene interrumpiera — Me doy la vuelta — Has cantado muy bien.
— Cantaba contigo — Da con su dedo índice en la punta de mi nariz — Es imposible hacerlo mal dejándose llevar por ti.
Me sonrojo de nuevo, no acabo de acostumbrarme a este tipo de elogios por muchos que me haga. Tan solo llevamos un par de días juntos, si es que es oficial eso, y nunca antes había estado con ningún chico.
Mario se va a hacer no se qué con su grupo de amigos, me explica algo, pero no le presto demasiada atención porque Elías está solo sobre el escenario y tengo la necesidad de hablar con él, solo para comprobar qué siento teniéndolo cerca ahora que las cosas han empezado a cambiar.
Me acerco a él sigilosamente y llamo su atención dando un pequeño golpe disimulado con el pie sobre la madera del suelo. Él gira de inmediato la cabeza, pero son tan solo unos segundos y no pronuncia palabra.
— Aún nos queda trabajo por delante en esa canción — Digo yo ante su silencio.
— Viendo cómo os comportáis Mario y tú últimamente, acabará saliendo — Murmura, pero sigue enfrascado en el papel que tiene ante sus ojos, inclinado sobre el piano y dándome la espalda.
— ¿Qué quieres decir? — El tono me sale bastante más irritado de lo que me hubiera gustado, pero no puedo evitarlo viendo su actitud.
— Nada nuevo — Por fin, echando el aire por la nariz y con una expresión seria, se gira — Solo espero que vuestra nueva... situación que todo el mundo ha podido ver, no afecte a los ensayos.
— No lo ha hecho, no lo hará — Sentencio, molesta. ¿Qué demonios le pasa? — De todas maneras, ¿supone algún problema mi nueva situación con Mario?
— Mientras vuestras muchas muestras de afecto no interfieran en el trabajo...— En ningún momento de la conversación ha sido capaz de mirarme a los ojos, ahora aprieta la mandíbula — Supongo que no. Cada uno es libre de hacer con su vida lo que le apetezca, Julieta.
— Eso está más que claro — No sé si me escucha, pero no me quedo para comprobarlo. Me alejo de la sala de ensayo enfadada e impotente por no saber qué pasa y porqué.
Si quería acercarme a Elías para saber qué sentía ahora mismo por él, no ha funcionado demasiado, su actitud osca y desinteresada no ha hecho nada más que aumente mi confusión.
________________
¡¡Hooola!!
¿Queríais reparto? ¡Pues ya hay reparto! Espero que os convenzan los personajes...
Ojalá os guste el capítulo, ¡os leo!
ESTÁS LEYENDO
El sueño de Julieta.
RomanceJulieta es una adolescente que toda su vida ha vivido en orfanatos, pero es la chica más feliz del mundo haciendo lo que más le gusta: cantar. Cada noche sueña con ello, con cantar junto a una persona que aparece cada noche en su mente, aunque todav...