Capítulo 51.

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Saldría corriendo ahora mismo sin mirar atrás, pero entre que no siento las piernas y esto está lleno de sofás, sillones y mesas, no llegaría ni a la puerta. Igualmente, reconozco que no es la idea más valiente del mundo, pero tampoco quiero quedarme aquí y escuchar avergonzada lo que Lola está a punto de decirnos.

— Veréis — Se toma unos segundos para pensar, los segundos más largos de toda mi vida — No sé cuál será el resultado final este año, no sé si ganaréis o no, pero es muy bonito lo que estáis haciendo, sobre todo tú, Elías, devolviendo una ilusión al orfanato que no teníamos hace años — Vale, esto no es lo que esperaba, pero no termino de fiarme — Y tú, Julieta, eres increíble, te subes en el escenario y tienes la atención de cada persona que está sentada en las butacas. — Hace una nueva pausa — Y con todo esto quiero llegar a que he hablado con otros directores, de varios orfanatos... sobre ti.

— ¿Sobre mí? — Quizá en cualquier otro momento lo hubiera entendido, pero no ahora, porque esperaba una buena reprimenda como mínimo.

— Así es, Elías ya está al corriente, tú imaginaba que también — Coge una de mis manos con las dos suyas — Muchos orfanatos quieren que tu último año lo pases con ellos, participes en el campeonato con su coro y darte una buena salida en el mundo de la música — Me mira de forma tierna — Queremos que te quedes, por supuesto haremos lo que haga falta para ayudarte en tu futuro, pero es posible que cualquiera de esos orfanatos tenga una buena oportunidad para ti, hasta puede que mejor que la nuestra.

— No queremos que tomes ninguna decisión precipitada — Ahora suena la voz de Elías y miro hacia él — De hecho, tienes tres meses para pensar con calma lo que quieras hacer, no tiene porque ser hoy, ni mañana.

Tengo que comprobar una y otra vez que están ahí los dos; Lola, la directora del orfanato donde he pasado feliz muchos años de mi vida y Elías, el profesor que me ha enseñado cada cosa que sé y del que además, estoy enamorada. Sigo sin creerme que me digan algo así y de esta manera, como si en pleno funeral estuviéramos.

— ¿Es en serio? — Casi estoy a punto de echarme a reír — Sé que tengo que irme de aquí el año que viene, por mi edad y por mis estudios, pero si fuera por mi estaría en ese orfanato toda la vida, con mis amigos, con vosotros. — La seriedad en la cara de ambos cambia, creo que ahora sienten una pizca de alivio — Así que no, no tengo que pensar nada en absoluto.

Dicho esto, miro hacia el escenario sonriendo, dejándoles ver que todas y cada una de mis palabras son sinceras. Que me gustaría ganar, es algo que está claro, pero no a toda costa, porque hay cosas más importantes que levantar una copa, y es tener a la clase de personas de las que disfruto cada día.

NARRA ELÍAS

Lola y yo nos miramos durante escasos segundos, creo que ambos nos sentimos orgullosos de Julieta, sí, pero también de nosotros mismos por haber sabido educar de esta manera a alguien como ella. Que tiene diecisiete años, pero también una madurez impresionante.

Ella mira al escenario siguiendo el ritmo de la música con la cabeza, y yo no puedo apartar los ojos de ella, solo la mano de Lola en mi hombro me saca del trance.

— Voy a descansar — Me dice en voz baja — Una ya no tiene edad para tanto ajetreo. Hasta mañana.

Me despido de ella, Julieta también lo hace moviendo la mano a ambos lados. No me puedo creer que nos haya dejado solos, pero eso es bueno, eso solo quiere decir que no sospecha y nunca ha sospechado nada. Que nos ve como profesor y alumna, tal y lo que somos aunque ninguno de los dos sintamos eso por el otro.

Se queda mirándome y yo también la miro a ella, porque ahora no hay nadie que pueda decirnos que está mal que lo hagamos, que no está bien visto.

Me levanto del sofá donde estaba para sentarme a su lado, sería raro estar cada uno en una punta estando solos. Sonríe cuando lo hago y sé que se siente cómoda, tal como yo, ¿por qué no puede ser siempre así?

En el escenario acaba una canción a la que ha sido imposible que preste atención y, a continuación, invitan a alguien a subir con ellos a cantar.

— Venga Elías — Julieta me observa con su sonrisa pícara — ¿Te animas?

— ¿Yo? — Alzo ambas cejas, negando con la cabeza — No Julieta, que va, hace mucho que no me subo a un escenario.

— ¡Aquí! — Sin que me lo espere, alza una mano para llamar la atención a los artistas, los dos miran enseguida hacia donde estamos colocados — ¡Mi profesor quiere subir!

— ¡Pues vamos! — Ambos hacen gestos exagerados con las manos, esperándome. Julieta me ha puesto en un aprieto y le lanzo una mirada de venganza antes de levantarme e ir hasta ellos.

Me mira inquieta, sin parar de moverse, está expectante por verme y yo estoy nervioso, es cierto lo que le he dicho, hace muchos años que no me subo a nada parecido a un escenario, casi desde que tenía su edad.

Los dos hombres me enseñan la canción, preguntándome si la conozco, asiento con la cabeza, Sweet Caroline siempre ha sido una de mis canciones favoritas.

Comienzan a tocar y me siento raro sin un instrumento colgando de mi hombro, siempre he sido de acompañarme yo mismo, pero aun así, cuando comienzan a cantar, me animo y lo hago con ellos, el principio lo hacemos juntos, pero terminan dejándome solo.

Voy soltándome, recordando todos los momentos parecidos que he vivido, la canción es animada por lo que la poca gente que hay en la sala se viene arriba, incluida Julieta, que da palmas mientras disfruta y se ríe viéndome ahí.

— Bueno, esto va por ti... dulce Julieta — Digo al micrófono, haciendo que mis palabras resuenen una vez terminada la canción.

Con aplausos varios bajo del escenario, lo agradezco y vuelvo enseguida al sofá, junto a Julieta.

— Menudo profesor tengo, ¡ya quisiera cualquiera! — Esta noche se está mofando de mí todo lo que quiere, pero no me molesta, al contrario, la miro ladeando la cabeza, ahí, recostándose en el sofá mientras ríe a carcajadas.

— ¿No te ha gustado? — Le pregunto al cabo de unos segundos. La banda ha comenzado con otra canción.

— Oh, me ha encantado, te lo prometo — Por fin vuelve a su ser, respirando — Solo que no me esperaba verte tan suelto de repente, al final en vez de hacerte una jugada haciéndote subir, te he hecho un favor.

— Ha sido bonito recordar tiempos pasados — Asiento, dándole las gracias.

— ¿Te imaginas que alguna vez lo hiciéramos juntos? — Se muerde el labio inferior, como si soñara despierta — Cantar, me refiero. Ya sé que lo hemos hecho en clase, pero no es lo mismo que subirte a un escenario con la persona a la que...

Se queda callada, y yo, a pesar de saber las palabras que venían a continuación, también lo hago. Con la persona a la que quieres, con esa persona de la que estás enamorada, sí, yo también siento lo mismo, sería mágico cantar junto a Julieta alguna vez en la vida, como en su sueño, como en el mío.

El sueño de Julieta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora