No me creo que ya sea viernes, que hayan pasado tan rápido estos días y mañana mismo tengamos la final del provincial, que quizá tengamos una pequeña oportunidad de ganar y participar también en el campeonato regional... eso sin duda sería un gran salto de nivel, pero no hay que lanzar todavía palomas al vuelo, queda la actuación de mañana para llegar a eso.
Elías se ha marchado del orfanato una vez que hemos comido, me ha dejado una nota antes de salir por la puerta que ahora tengo escondida entre mis manos.
Hola Julieta. Como ya sabrás, hoy por desgracia no podemos vernos, creo que aunque sea una simple tarde echaré de menos nuestros momentos y, por supuesto, escucharte cantar frente a mí. Mañana estaré de vuelta para viajar hacia la final, donde serás la estrella que más brille sobre el escenario. —E.
Leo una vez más cada preciosa letra que escribe antes de guardar la nota junto a las otras que ya tengo suyas. Ya tengo el cajón ocupado con todas ellas así que se me ocurre la idea de acudir a Lola para ver si puede hacerse con una caja o algo parecido donde guardarlas... como el mejor secreto que podría tener, una pequeña caja que pertenezca a lo que sea que tengo con Elías.
Cierro el cajón de mi mesita, lástima que no tenga candado o algo parecido, sé que solo podría leerlas Diana e incluso no me importaría, pero pensar que cualquiera puede entrar e invadir mi intimidad me pone nerviosa. Le pediré a Lola la caja cuanto antes y, si puede ser con un pequeño candado, no estaría nada mal.
Intento dar con ella ese viernes, pero no parece estar en el orfanato. Seguramente esté fuera, haciendo alguna de esas cosas que hace la gente propietaria de todo esto.
Lo que resta de noche decido ensayar un par de horas aunque hoy, dada la salida personal de Elías, nos han comunicado que no hay clase. Estoy inquieta a la vez que impaciente por saber lo que va a pasar con su novia, si será esta la vez definitiva o tendrá que verla más veces, incluso puede ser que ella acabe convenciéndolo y vuelvan juntos, me espero casi cualquier cosa, solo deseo que no ocurra lo último, no ahora que Elías está tan involucrado conmigo.
— Es imposible no encontrarte cuando se te busca, ¿sabes? — Mario entra con las manos en los bolsillos de sus vaqueros, de buen humor... aunque no es para menos. Mañana estará con nosotros en el campeonato, aunque dado que no ha ensayado mucho, será solo parte del coro. — Siempre estás aquí.
— Eso es porque es el mejor sitio del orfanato — Intento parecer amable, pero no me gusta que alguien que no sea Elías me busque aquí, en mi refugio. — ¿Querías algo?
— Sabes de sobra lo que quiero, Juli — Se cruza de brazos, dispuesto a quedarse a pesar de que le intuyo que se largue — Llevo varios días detrás de ti pidiéndote una segunda oportunidad, ¿cuánto tiempo más vas a rechazarme?
— Pensé que había quedado claro — Pongo los ojos en blanco — Te dije que me alegraba que volvieras al grupo, eso no significa que quiera volver a estar contigo.
— ¿Qué te lo impide? — Se acerca abriendo los brazos, como si de verdad no lo entendiera — Fallé una vez, lo sé... pero esta vez no lo haré, no voy a volver a hacerte daño, solo quiero que seas feliz a mi lado, a pesar de lo que digas, yo creo que es posible recuperar lo que tuvimos.
— Antes pensaba que lo que tuvimos fue increíble, pero... si te soy sincera, ya no lo creo — Me quedo callada para pensar bien en qué decir — Tú me gustabas, pero ahora sé lo que es estar enamorada y no tiene comparación, Mario. Este sentimiento es mágico, es algo que me hace feliz de verdad.
— ¿Estás con alguien? — Alza ambas cejas, imagino que sorprendido, yo muevo la cabeza a ambos lados — Entonces nada me impide seguir luchando, Juli... nada ni nadie.
Diciendo esto se aleja, saliendo de nuevo por la puerta que ha entrado, lo escucho hablar con alguien pero ya está fuera y yo vuelvo a estar tan sola y tan a gusto como hace unos minutos.
Hay veces que no entiendes porqué otras personas hacen lo que hacen, como ahora mismo Mario, insistiendo en una historia que acabó, que ya tiene punto y final y no pienso cambiarlo por ninguna coma y ningún indicio de que pueda reanudarse. Como le he dicho, he conocido algo mejor que lo que tenía con él, lo que no tengo con Elías.
NARRA ELÍAS.
Llego al orfanato antes de lo esperado, con un estado de ánimo que no podría reconocer. Las cosas con Sonia no han salido como esperaba, nada que ver. Esperaba terminar con ella, que pensara en una reconciliación, no sé... cualquier cosa menos la que he encontrado al llegar a casa. No habíamos quedado en nada en nuestro último encuentro, solo en un simple ya nos veremos.
Por eso me supongo que no me esperaba hoy tan temprano, suelo llegar cada viernes por la noche. Eran las cuatro de la tarde cuando llegué a la ciudad, sabía que era la hora de descanso en su trabajo y seguramente estaría en casa, si no, en el restaurante donde antes compartíamos ese par de horas antes de que volviera a trabajar.
He escuchado voces al introducir la llave en la cerradura, pero simplemente he pensado que estaría hablando por teléfono con algún familiar, o con algo relacionado a la oficina. No le he dado más importancia y he entrado, es entonces cuando han cesado las voces y todo era silencio.
Caminaba por el pasillo sabiendo que me esperaba en alguna zona de la casa, la busco por varias habitaciones hasta llegar a la cocina, donde la encuentro acompañada por un tipo de su trabajo, me había hablado de él alguna vez por lo que puedo reconocerlo, pero eso no es todo... a pesar de haberlos encontrado juntos en nuestra casa hasta me hubiera parecido algo normal, pero no la forma en la que los veo.
Él lleva el traje de trabajo, pero solo la parte de abajo, solo los pantalones... ya que su camisa cubre toda la parte de arriba de Sonia, mi novia.
No he sabido cómo reaccionar, creo que nadie está preparado para llegar a casa de la que ha sido su pareja durante más de cuatro años y encontrar esa situación. Solo he podido alzar las cejas buscando algún tipo de explicación.
— No esperaba verte hoy — Son las únicas palabras de Sonia y con las que decido conformarme.
Todo lo que he hecho después es bajar la maleta de encima del armario, esa que solo usamos para las vacaciones y que ahora comienzo a llenar con toda la ropa que queda en esa casa que hasta ahora compartía con ella, hoy es el último día que piso ese suelo.
De paso cojo alguna que otra cosa del cuarto de baño, Sonia comienza a seguirme por donde voy, pero tan solo me queda el salón, donde tengo un par de libros y algunas películas que también guardo en la maleta. Creo que eso es todo y, si falta algo, dudo que lo eche mucho de menos.
— Elías, por favor — Sonia agarra mi brazo reteniéndome cuando estoy a punto de cruzar la puerta de salida — Déjame explicarte. Solo ha sido un error, como dijiste no estamos en nuestro mejor momento y...
Me doy la vuelta y cojo su mano con suavidad, pongo la palma hacia arriba y dejo la llave de nuestra casa en ella.
— Eh, tranquila... — Trago saliva y hago un esfuerzo enorme por sonreír — Espero que seas feliz, simplemente eso.
Se queda con la boca abierta, pero sin emitir ningún sonido. Bajo rápidamente los dos pisos de escaleras cargado con la maleta que representa toda mi vida.
Cuando llego a la calle y respiro hondo, me doy cuenta de que ha llegado el momento de cambiar las cosas, que me hubiera gustado que no acabaran de la manera que lo han hecho, pero es la hora de comenzar un nuevo camino y dejar este con Sonia atrás para siempre.
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El sueño de Julieta.
Storie d'amoreJulieta es una adolescente que toda su vida ha vivido en orfanatos, pero es la chica más feliz del mundo haciendo lo que más le gusta: cantar. Cada noche sueña con ello, con cantar junto a una persona que aparece cada noche en su mente, aunque todav...