quinze

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Ese mismo día, pero en la tarde, tenía que ir disfrazada. Fui de vaquera nomás, porque me daba flojera buscar un disfraz por ahí, aparte de salir y gastar plata en algo que iba usarlo solo tres horas.

Tomé un pantalón, una camisa del colegio, unas botas, un chaleco pequeño que tenía, un sombrero de vaquero y me hice unas trenzas.

Re simple el traje.

Me fui caminando, con ciertas miradas encima y cuando llegué allá no encontré a mi curso.

<<¿Ignacia, más yeta no podí ser?>>

Estuve como loca buscando a mi curso, cuando me acordé de que se iban a juntar en la sala.

<<Que soy hueona>>

Fui a la sala y ahí estaban, pero no era la única que había llegado tarde. Estaban contando a todas las personas disfrazadas.

Después salimos y nos explicaron por un micrófono que iban a empezar las actividades. Con mi grupito de amigos, íbamos a subir al segundo piso para ver mejor, pero vi que la Marti se devolvió.

¿Que onda esta hueona?

-Cabros, ustedes suban nomáh, después los busco.- dije y bajé detrás de la Marti, que iba disfrazada de una muñeca. La culiá se veía entera tierna.

Dobló hacia la derecha y yo la seguí, pero no pude porque había chocado con alguien.

-Vaya, una vaquera para mí-. me dijo el Benja y se rió. Él igual venía de vaquero.

<<La cueita que tengo>>

-¿Me copiaste?- le sonreí.

-Quizás.- se acercó más a mí.- Que te veí bonita con trenzas.- me tomó el pelo, cosa que me molesta, pero esta vez no.

-Y tú que bonito te vei con ese sombrero.- llevaba un sombrero y se veía como un niño pequeño. Lo abracé sin razón alguna y él también. Como yo era más enana que él, fácilmente me pudo abrazar.

-Bueno.- dije soltándome de él.- Me voy.- me separé.

-¿No vai a ver las actividades?- hizo una especie de puchero.

-Sí, ya voy, pero es que vi a la Marti irse a otra parte y quiero ver en que anda la hueona.- le expliqué.

-Ah sí, iba caminando rápido. Sabía que te iba encontrar cerca, ustedes casi nunca se separan.- se rió. Y no era broma, siempre estábamos cerca y sin quererlo.

-Ya, nos vemos.- me despedí de él y seguí el camino que tomó la Marti. De seguro se fue donde no estaba nadie: en el patio trasero.

Llegué a el patio trasero y ahí estaba.

No estaba sola.

Estaba con la Sofía y gritaban.

-¡DIME LA VERDAD, HUEÓN!- gritaba la Marti. Estaba alterá y la otra mina parecia media asustá, aunque igual la entiendo, porque cuando la Martina se enoja, se transforma brigido.

<<¿Que verdad, hueón?>>

-Ya te dije, me mandó la Mariana.- dijo la Sofía con su voz un poco chillona.

-Pero, ¿por qué?- la Marti se estaba empezando a cansar.-¡DIME!- gritó "enojá".

-¿Que pasa, Marti?- decidí meterme.

-La Sofía me va a decir por qué la Mariana la mandó a amenazarte.- miró a la Sofía mal. Yo conocía esa mirada, es la mirada del odio.

-¡¿FUE LA MARIANA!?- pregunté muy exageradamente.

MANUAL: Cómo Superar A Un Ahueonao [CHILENSIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora