Final

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3 años después...

Benjamín:

—Pero quedate quieto, no te puedo hacer bien la hueá.— me retaban la Ignacia.—No movai la cabeza, mierda.— me pegó en todo el estómago.

—¿Sabes a que me recuerda esto?— le pregunté, mientras me hacía la corbata. Nunca me gustaron las corbatas, pero como hoy día me licenciaba de mi carrera, estaba muy feliz de usar una.

—¿Qué?— estaba super concentrada haciendo el nudo.—No te movai, me pongo nerviosa. Sube la cabeza.— rabiaba sola y solo me reía.

—Cuando ibai en 3ro medio y me arreglabai todos los días la corbata en la mañana, me preguntabai que por qué siempre traía la corbata chueca o mal puesta y yo te respondía, cagao de sueño, que con cuea podía levantarme de la cama y ponerme la ropa, ¿te acordai?— sonrió y asintió.

—Sí, te retaba todos los días y todos los días veniai igual.— se empezó a reír conmigo.

—¿Sabes por qué siempre venía con la corbata mal, aunque me decías todos los días que me la arreglara?— me miró y siguió arreglando la corbata, hasta que habló.

—¿Por que andabai cagao de sueño?— preguntó y negué rápido.

—Era solo porque me gustaba la idea de que tú me la arreglaras y era muy gracioso verte como tenías que pararte en puntitas para poder dejarla bien.— me pegó fuerte en el estómago, pero no para dejarme sin aire.—Parece que con el tiempo si has aprendido a pegar.— me pegó más fuerte y esta vez si me quejé. Me mandaba manotazos suaves, no era nada grave.

—No te burli de mi estatura, ahora alcanzo po, ando con tacos.— desarmó toda la corbata, como por tercera vez.—Me está quedando como el pico. Ya siéntate, los tacos me estan cansando.— se sacó los tacos y me senté al borde de la cama.

Logró hacerme la corbata. La molesté caleta por eso.

—Sabía que algún día terminarías haciéndome la corbata, mi futura esposa.— abrió los medios ojos.

—¿Qué estai tratando de decir?— estaba como asustá.

—Quiero decir que desde que me empezaste atraer, sabia que iba a estar contigo. Nunca demostré nada, sabes que me cuesta y esas volás, aunque lo negué de un principio, al final terminé aquí contigo, casi graduándome, viviendo juntos y quizás seas mi esposa.— me encogí de hombros, yo estaba sentado en la cama todavía, la abracé de la cintura y la atraje hacia mi.

—Te quiero, aunque a veces peleemos por puras cagás como el color de la corbata.— nos reímos.—Pero, me soportai y mucho.— sonreí.

—Sobre todo cuando andai con la regla.— me empece a reír solo y me miró mal. Se alejó de mí pero la tome del brazo, haciendo que cayera arriba mío.

—A veces te poní tan hueon, pero aún así te quiero.— me miró, su mirada empezó a bajar hasta mis labios y yo la besé.

[...]

Entramos al auto y mi mamá me llamó para decirme que ya estaba allá.

—Vamos más atrasados que la cresta.— íbamos llegando, quedaban dos cuadras.

—¿Qué número de lista eri?— preguntó mi polola a mi lado.

—El cinco, siempre he sido el cinco.— busqué un lugar pa estacionarme y encontré rápido.

-Yo siempre he sido la uno.— rodó sus ojos.

—Bueno, cuando tengamos un hijo, no sufrirá lo que sufriste tú.— nos bajamos del auto y entramos al recinto. Me fui a sentar en mi puesto y la Ignacia se fue a donde estaba mi mamá. Lo extraño era que no estaba el Luciano...

MANUAL: Cómo Superar A Un Ahueonao [CHILENSIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora