Cinquante- six

3.1K 137 61
                                    

Maratón 1/3

Ignacia:

Corría por los pasillos, sentía que me perseguían. Todo era blanco, las paredes, el suelo, el techo, todo. Hasta yo iba de blanco.

En mi mente solo estaba la imagen del Benjamín sonriéndome y escuchaba su nombre. Había polvo, demasiado polvo, cosa que no me dejaba respirar y ver bien. Movía el polvo mientras corría, solo quería ver su rostro. Corría rápido, me di vuelta para ver que me perseguía y solo el pasillo se volvía negro mientras avanzaba.

-¡¡BENJA!!- empecé a gritar fuerte.-¡BENJAMÍN!- me sentía desesperada.

Por la chucha, ¿donde estaba si siempre estaba?

Empecé a llorar y a correr más rápido, no sabía a donde corría o por qué, pero tenía que hacerlo. Algo dentro de mi me decía que no debía parar, por más cansada que estuviera, que no parara.

Al final del pasillo vi una puerta, creo que tenía que llegar ahí.

Me acercaba cada vez más, hasta cuando estuve a solo centímetros, intentaba abrirla, pero estaba cerrada. Me di vuelta y pude ver que lo negro me estaba alcanzando. Me empecé a desesperar y a tratar de abrir la puerta, hasta que se abrió y la cerré de golpe.

-Benjamín.- susurré. Estaba apoyada en la puerta, me di cuenta de que estaba en un cuarto blanco. Caminé y vi a alguien acostado en una camilla.-¿Benjamín?- pregunté y me acerqué.

Era él.

Tenía una máscara de oxígeno y estaba ensangrentado entero.

Comencé a llorar y a gritar fuerte. Sentía un dolor tan fuerte en el pecho, como si me hubieran enterrado algo o me hubieran pegado fuerte, de repente vi que mi polera blanca se manchaba con sangre y no sabía por qué, solo quería llorar y gritar desgarradamente.

-¡Fue mi culpa!- era lo único que gritaba.

-Fue toda tu culpa.- me susurraron.-No mereces estar aquí, él estaría mejor sin tí.- miré por todo el cuarto blanco.-Toma el arma y mátate.- vi que a mi derecha había un mueble y sobre ese mueble, estaba el arma.

¿Por qué me mataría?

Hacia demasiado calor, sentía que estaba en un infierno. Comencé a escuchar gritos y gemidos de dolor, a mi lado vi que el Benjamín se movía con mucho dolor y sufrimiento. Me estaba desesperando, no sabía que hacer, no sabía cómo parar todo esto. Solo quería despertar.

—¡Muérete!- me gritaron. Sentía el miedo, decidí irme del cuarto, pero sentí un disparo y como me arrastraban por el suelo...*

-¡Benjamín!- grité. Abrí los ojos y agradecí a todos los santos y al pulento de que solo era un sueño.

Vi la hora y eran las tres de la mañana.

No sé por qué, pero me puse a llorar. Tomé el celular y lo llamé. No sonó hasta la segunda llamada.

+¿Amor?

-¿Estai bien?

+¿¡Estai llorando!? ¿Te pasó algo?- sentía su voz ronca y adormilada.

-Sí, es que...- me solté a llorar.

+¿Querís que vaya a tu casa?

-Pero es muy tarde, pero si puedes, sí

+¿Está tu mamá?

MANUAL: Cómo Superar A Un Ahueonao [CHILENSIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora