Cinquante - deux

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Martina:

Estaba super feliz, la Ignacia había vuelto con el Benja, alias el bastardo.

¿Qué?

Si está pololeando con mi amiga, pero igual me cae pal pico. No olvido las hueas que le hizo a mi amiga y menos lo que me dijo el Sebastián.

<<Cuida a tu amiguita, sino, quedará igual que otras. Ese culiao ni siquiera sabe amar, anda con las cabras pa puro tirar y después chao>>

-¿Y si carreteamos?- le pregunté a mi amiga, ignorando un poco mis pensamientos

-Ya po.- contestó la Nachina. Estábamos en grupo, algunos compañeros de cursos y el Diego.

Empezamos hablar y la Nacha se acercó a mi.

-¿Puedo invitar al Benja?

-Sí, pero que no se cure raja, por fa.- le pedí.

-Dale.- se volvió a integrar al grupo.

Ojalá y no la cague el hueón del Benjamín.

Benjamín:

Bajaba las escaleras con las manos en los bolsillos, iba pensando en todo, pero más en la Ignacia.

-Benja...- alguien me llamó, bajito.

Vi quién era y me dieron ganas de matarme ahí mismo o de desaparecer, cualquiera de las dos.

-¿Que huea querí, Mariana?- me puse al frente de ella.

-Perdón. La cagué demasiado, mentí demasiado y cagué tu relación, yo...- la interrumpí.

-No huei, deja de andar molestándome.- cuando quería, era super pesado.

-Escúchame, quiero pedirte perdón.- no sé porque, pero pensaba que estaba mintiendo y usando sarcasmo.

-Naaa, no te voy a perdonar, porque la huea que hiciste fue fea y penca. Si no tení nada que decir, me voy...- me di vuelta, pensé que me iba a detener, pero me gritó.

-¡Está bien! ¡No me perdones nada, pero alguien más me ayudó hacer esta huea! ¡Son las personas menos esperadas!- seguí caminando, pero, ¿quién la habrá ayudado hacer toda esta huea del bebé?

Quizas la hueona estaba mintiendo, como siempre.

Vi a la Ignacia de espalda y la abracé por detrás.

-¿Como está la niña más bonita de este mundo?- le susurré.

-El hueon mentiroso, no soy la más bonita y bien.- contestó.

Tan linda ella.

Tan cariñosa.

-¿Salgamos? La Marti nos invitó a un carrete.- preguntó ella.

-No, no puedo. Pero anda tu si quieres, diviértete.- le dije y se dio vuelta a mirarme.

-¿Por qué no puedes?- me preguntó con puchero.

-Porque Voy con mi mamá a ver un departamento nuevo.- le expliqué y se emocionó.

-¡Ay, que bacán!- me abrazó.

-Además que estoy un poco resfriado y bajoneado.- agregué y se separó de mí para mirarme.

-¿Que te pasó?- me preguntó preocupada.

-No sé, pero ando decaído.- le respondí.

Pasaba toda la primavera en cama y decaído. No quería hacer nada, no me movía y con cuea me reía.

MANUAL: Cómo Superar A Un Ahueonao [CHILENSIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora