Quarente-trois

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(Continuación y final)
Ignacia:

Como ya estaba nerviosa, decidí seguir tomando cerveza, hasta que me tomé todo lo que había en el envase. Guardé el envase en una de las bolsas. A mi lado estaba el Benja, que seguía comiendo.

-Está haciendo frío.- comentó el Benja, que se llevaba el envase de cerveza a la boca, pero se lo quité.-¡Oye!- me reclamó.

Me tomé la cerveza y no le dejé nada.

-¡Tshaaa! Te tomaste todo po, ni me dejaste.- frunció el ceño y se enojó.

El cabro enojón, oh.

Se alejó de mí.

Naaa' hueon, ¿en serio?

-¿Te enojaste?- le pregunté, acercándome a él.

-No, no.- mentiroso culiao.

-Deja de mentir, ¿estai enojado?- le pregunté de nuevo.

-Sí.- se cruzó de brazos. Sabía que me andaba molestando, no era tan cabro chico pa sus hueas.

-Cosita, no se enoje- le empecé hacer cariño en la mejilla.

-No me toqui'.- habló fuerte. Me dio lo mismo y le hice cariño, porque sabía que no quería que lo dejara de hacer.

-Eri tan enojón, ahueonao es solo cerveza.- le hice nanai en el pelo.

-Estoy enojado, no quiero nada.- parecía cabro chico. Hizo un puchero, huea que me encantaba en él.

-¿Y que querí que haga?- estaba todo oscuro, solo veía la cara del Benja, gracias a las luces de las calles.

-No sé.- me respondió cortante.

Puta, el hueon pesao.

-Dame un beso.- le pedí.

-No.- respondió cortante,

¡ME CARGAAAA, QUE HUEON ES!

-¡Dame un beso, mierda!- lo reté y como no quería, lo tomé de la cara y le di el medio tobesi.

Me siguió el beso el hueon y cuando quería parar, el hueon no me dejaba.

-¡Igual te gusta, ahueonao!- le grité.

-Obvio, eri mi polola o si no, no estaría contigo, tontita.- me abrazó.

Me sentí mal, de repente sentí que iba a vomitar hueón.

-Benja, no me siento bien.- le dije en un susurro casi inaudible. Seguro todo lo que había comido, me hizo mal.

-¿Que pasa?- me miró.

-Estoy mareada.- sentí que se empezó a reír.-¿De que te reí?

-Síntomas de tomar.- se rió.

-Me quiero ir a mi casa, pero si llego a esta hora, mi mamá me va a sacar la chucha.- nos reímos.-De paso, estoy cagá de frío.- me quejé y tirité un poco.

-¿Y si vamos a mi casa?- propuso el ahueonao.

-Mmm...Benja, no sé.- dudé. Aunque todo mi interior gritaba que sí.

-Ya po, vamos.- insistió. Hizo otro puchero y me miró con los ojitos brillosos.

¿Cómo iba a decirle que no?

-Eh...puta la huea, ya vamos.- tomamos las bolsas con basura y la botamos.

Nos fuimos en un taxi y en menos de diez minutos estabamos allá. Estaba entera nerviosa, pero no sabía por qué.

MANUAL: Cómo Superar A Un Ahueonao [CHILENSIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora