Capítulo 59

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- Hola.

- ¿Estás bien? No pareces muy animada.

- Es que...Marc ha roto con su novio y he estado con él toda la tarde para consolarlo.

- Sos una gran amiga.

- Ya, supongo.

- Tania, ¿De verdad que estás bien?

- Sí, tranquilo Paulo, estoy bien.- le escuché suspirar a través del teléfono.- ¿Qué haces?

- Prepararme para irme a casa, acabamos de terminar el entrenamiento, deberías a ver visto el caño que le ha hecho Mandzukic a Buffon en un tiro libre, ha sido alucinante.

- ¿De verdad? Podrías haberlo grabado.

- Podría si Alves no me hubiera torcido el tobillo.

- ¡Lo hice sin querer!- reí levemente al escuchar al brasileño de fondo.- ¡Hola Tania!

- Hola, Alves.

- En fin, aparte de lo de Marc, ¿Qué has hecho hoy?

- Trabajar, hablar con Pol y Ariadna, llamar a Bianca y saber que mi hermano ya sabe lo del aborto.

- ¿Lo sabe? ¿Qué dijo?

- Que todos cometemos errores.

- Vaya, que filosófico tu hermano.

- A veces lleva razón.

- Puede, ¿Qué más has hecho?

- Después solo consolé a Marc y me levé a Lleò, que lo estaba cuidando él al irse Bianca. Ahora estoy tumbada en mi cama, con un sueño tremendo.

- Ya decía yo que parecías cansada, en ese caso, te dejo para que descanses.

- Está bien, chao Paulo.

- Chao Tania, te quiero.

- Yo también te quiero.

Terminé la llamada y me quedé mirando una de las tantas fotos que tenía de él. Bufé e intenté borrar todas las dudas que siempre despiertan en el absoluto silencio. Dejé el móvil en la mesilla y cerré los ojos, intentando dormir.

Me levanté cuando el sol asomó por la ventana, apagando el despertador antes de que sonara. Sí, no había podido dormir en la noche y ahora tenía un aspecto horrible. Me duché e intenté ocultar mis ojeras con un poco de maquillaje, me arreglé y desayuné, después me quedé mirando a la nada.

Acariciaba a Lleò en el sofá mientras los minutos pasaban y cuando llegó la hora de marchar al trabajo me levanté y marché de mi casa en silencio. Llegué al trabajo de las primeras y lo primero que hice fue tomarme dos vasos de café de la máquina, uno para despertarme y otro porque me encantaba.

- Buenos días, Tania.

- Buenos días, Pol.

- Aunque no lo parecen para ti.- se quedó mirándome, confundido.- ¿Qué te pasa?

- Nada, no pasa nada.- bufé y empecé a teclear en el ordenador.- Trabajo y pocas horas de sueño, será el jet lack.

- No hay de eso si viajas de Italia a España, Tania.- sonrió y me ofreció un vaso de café.- ¿Quieres?

- Llevo dos.

- No lo parece.

- Lo sé, no suele hacerlo.

- Está bien, te dejo trabajando momia andante.

Le fulminé con la mirada y seguí trabajando. Después de él vinieron Ariadna y poco después Marc, que seguía con un aspecto de cansada aunque no tanto como él mío. AL terminar de trabajar todos quisieron que vaya con ellos a comer, pero decidí volver a mi casa, en silencio de nuevo.

"Buenos días, pequeñaja."- Dybala el gladiador.

"Hola."

"¿Te has levantado ahora?"- Dybala el gladiador.

"He leído tu mensaje ahora."

"¿Estás bien? Estuve toda la mañana esperando tu mensaje y me lo mandas al medio día."- Dybala el gladiador.

"De nuevo."

"Estoy bien."

Dejé el móvil por algún sitio entre los cojines del sofá y me tiré en este. Suspiré y miré de nuevo al techo, con Lleó encima de mi vientre, lamiendo una de sus patas con delicadeza. Entonces, la puerta sonó.

- ¿Quién...?- sentí a alguien abrazarme.- Anto.

- Al fin te veo, vienes de vuelta y ni avisas.

- Ya, bueno, estuve bastante entretenida con mi trabajo.

- Se ve, sobretodo en tu aspecto.- sonrió divertida y la dejé pasar al interior de mi casa.- No he podido traer a Leo ni a los niños, él tenía entrenamiento y ellos estaban con su abuela.

- Está bien, no pasa nada.

- Que silencioso está esto, pensé que habría música una fiesta.

- Hoy no hay ganas.

- Eso me suena a que ha pasado algo, ¿Cierto?

- Nada, por ahora.

- ¿Tus amigos?

- Cada uno sigue con su vida, que por suerte yo estoy en ella. Pol y Ariadna siempre juntos y hablándome, Marc un poco triste por haber terminado con su novio y Bianca en mi país junto a mi hermano, más felices que nunca.

- Entonces... ¿Argentina?

- La echo de menos, pero tampoco es que no me guste Barcelona y sus calles.

- Pues solo me queda el que no quería decir, ¿Paulo?

- Él no, pero las dudas sobre él sí.

- ¿Qué dudas son esas?- se sentó junto a mi en el sofá, quedando en frente.

- No sé, es...raro y siempre lo mismo. Intento olvidarlas y todo este tiempo con él en Italia he podido hacerlo, pero ha sido llegar aquí y escuchar que Toni, el novio de Marc, le había engañad con su ex y renacieron como el ave Fénix.

- ¿Antonella y él? Ya nos dijo que no la llamó.

- Lo sé, pero nadie te afirma que no mintiera y aunque no lo hiciera, no puedo quitar ese pensamiento de mi cabeza.

- ¿Y si lo hablas con él?

- ¿Cómo, cuándo y dónde? Cada uno está en un país.

- Cuéntale como te sientes con estas dudas que supongo son la causa de tu aspecto y hazlo cuando estéis juntos, en persona, dile que venga, ve tú de nuevo o espera a Navidades, aunque cuanto antes mejor.

- En ese caso que venga él, me estoy gastando todo lo que gano en verle.

- Siempre te puede pagar él el viaje, di que es algo urgente y lo hará.

- ¿De verdad? Y si al final, con todo esto, nosotros también...

- No pienses en eso, o no lo harás.

- ¿Y si al final habla con ella?

- Pues intenta arreglarlo.

- ¿Y si acaba como la última vez que hablamos sobre personas distintas?

- No sois los mismos, los dos habéis crecido aunque solo sea un poco más.

- Entonces... ¿Vuelvo a Italia?

- Deberías hacerlo.

Sonreí y la abracé, era una amiga más que tenía por el mundo catalán y también argentino. Seguimos hablando de nuestras cosas y al final, a la noche, ella decidió irse de vuelta a su casa antes de que Leo llegara y fuera en su búsqueda, legando al final a mi casa.

Clarity (Paulo Dybala)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora