Capítulo 9

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La cena se acabó, nos despedimos de algunos de los jefes de las empresas, como Arnau y nos fuimos de fiesta, todos al mismo sitio. Marc, como siempre, nos trajo las bebidas sin decirnos que era y por como sabía, este quería que mañana tuviera otra resaca.

Fui a bailar junto a Bianca, Ariadna ya estaba con un chico y Marc esperaba en la barra al italiano. En un momento, Ariadna llamó a Bianca y a mí para ver a la pareja de chicos, que por fin se habían vuelto a encontrar.

- Que ganas de enamorarse.

- O de quererse.

- De gustarse, en general.

- No sabéis lo que es el amor.- miré a las dos, que se quedaron serias.

- Lo dices tú.

- Yo puedo...

- Hola.- giré mi cabeza, otra vez él...- ¿Me dejas este baile?

- No es lento.- sonreí y él rió.- ¿Qué?

- Ya sé que no es lento, venga Tania...

- Está bien.- le interrumpí.- Bailaré con Cristiano Ronaldo, pero sin manoseos ni roces, este cuerpo tiene dueño.

- Vaya por dios.

Sonreí y fui junto a él a la pista de baile. Me sentí extraña allí con él y no porque fuera él, sino porque sentía que alguien no paraba de observarme y no era Ariadna ni tampoco Bianca y menos Marc. Cuando el baile terminó me despedí de él y volví junto las demás para terminar la copa que dejé a medias.

- Voy a por ese italiano.

- ¿Ese?

- ¿Qué pasa?

- Tiene novia, boluda.

- ¿Qué...?- miramos de nuevo al chico, ahora con la chica al lado.- Merda. (Mierda.)

- Te lo dije.

- ¿Y ese?

- No está mal...

- ¿Hablamos de beso, de quedar en algo o de un aquí te pillo aquí te mato?

- Lo último.- Ariadna mordió su labio inferior.- Voy a atacar, chicas.

- Suerte, yo voy a por ese.

- ¿Me vais a dejar sola en este antro?

- No estás sola.- Bianca señaló la copa y la fulminé con la mirada.- ¡Te queremos, Tania!

Gritó mientras desaparecía entre la gente. Todo era culpa de los italianos. Bufé y bebí de nuevo de mi copa, intenté buscar a Cristiano o a Leo, pero no los encontré a ninguna. Me había quedado sola. Segundo trago, tercero, cuarto, la copa se acabó. Pedí otra y cuando me lo iba a beber, alguien me apartó el vaso bajando mi brazo.

- Si sigues así, acabarás como la otra noche, ayer exactamente.

- Cállate y suelta mi brazo.

- Prefiero cuando hablas argentino.- dijo él bebiendo de su vaso.

- Yo te prefiero lejos.- bebí del mío, retándole.

- ¿Así?- volvió a beber de su vaso.- Por cierto, estás preciosa con ese vestido.

- Seguro estaré mejor si bebo.- sonreí y di un trago a mi vaso.- Y claro, contigo lejos.

- Buena jugada, Tania.

- Gracias, Paulo.

- Echaba de menos que me llamaras.

- ¿Por tu nombre?

- En general.- sentí mis mejillas arder y en su rostro apareció esa sonrisa que mataba.- También ponerte nerviosa.

- No estoy nerviosa, hazme caso, ya no provocas eso.

Él dio un largo trago y yo le seguí, pero con uno corto. Estuvimos así, mirándonos sin decir nada, porque no había nada que decir. Sé que tal vez le hice daño, sé que aún hay algo que no se cerró bien, lo sabía por cómo nos estábamos hablando.

- Creo que debería irte, Antonella seguro que te está esperando.

- Que va, está con Leo y los demás.

- Creo que también se te pegó algo italiano, ya no hablas como un argentino.

- ¿A no?- sonrió de nuevo y volvió a beber.

- Se supone que si uno de los dos acaba borracho, siempre soy yo y tú me llevas a la habitación.

- Eso último habría que cambiarlo.

- ¿Qué?

- Lo de que yo soy el sobrio y tú la borracha, creo que será mejor al revés.

- Ni de broma.- hice lo mismo que él al principio conmigo, quitándole el vaso.- Tú no bebes más que eres famoso y hay que cuidar una imagen.

- Ya...dame el vaso.- intentó coger el vaso, yo di un paso atrás.- Tania...

- No, yo borracha, tú no.

Rió levemente, ¿Por qué quería beber tanto ahora? Volvió a intentarlo y yo di otro paso atrás y así hasta que choqué con la pared, pensé que me acorralaría, pero solo me quitó el vaso y se lo bebió todo de un trago.

- ¿Pasa algo Paulo?

- Nada.

- Antes no bebías, no así.

- Ya, antes...era otra cosa.

Guiñó su ojo y se fue. Había pasado un año, solo un año aunque parecía que no había pasado nada. Nos caíamos mal, al menos por mi parte. Recordemos aquella discusión que rompió todo lo que una vez unimos y ahora ya no se podrá volver a unir, porque él se volvió a unir pero con otra chica y yo igual, pero con otro chico.

- ¿Qué haces?

- ¿Qué?

- Estás pegada a la pared, ¿Te han violado o algo?- reí por su comentario.- Te han drogado.

- No, solo ha sido...

- ¿Dybala?- Marc sonrió.- O sí nena, lo sabía.

- No, no es lo que piensas, le quité el vaso porque estaba bebiendo mucho, choqué con la pared intentando que no lo cogiera, pero me lo quitó, se lo bebió y se fue. Fin.

- Vale, fin.

- ¿Y tu italiano?

- Mi italiano está en el baño, he ido a por más alcohol y te he visto ahí parada.

- Suele pasar.- reímos y vi al chico acercarse.- Por ahí viene tu Romeo, Julieta.

- Que graciosa.- sonrió con ironía y miró a su chico italiano.- This is Tania, my friend. He is Toni. (Ella es Tania, mi amiga. Él es Toni)

- Un gusto conocerte.- dijo con dificultad.

- Igualmente.- le sonreí y miré a Marc.- Me voy a buscar a las otras o a mi portugués.

- Addio. (Adiós)

- Adiós, Tania.

Clarity (Paulo Dybala)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora