II. Ha Regresado.Comprobé que mi uniforme no tuviese ningún tipo de mancha causada por el desayuno, solía ser muy despistada usualmente.
-¿Has terminado? -Paula, una de las lavaplatos me preguntó señalando los utensilios que posaban en la mesa, recién había terminado de desayunar.
-No se preocupe, yo puedo limpiarlos. -Le sonreí amablemente a lo que ella bufó.
-Ya se que puedes niña, pero para eso me pagan. -Y sin esperar una réplica mía tomo los trastes frente a mi y los llevó hacia aquel enorme trastero.
Al no tener ningún asunto pendiente en la cocina, me acerqué a mi nana para preguntarle que era lo que tendría que hacer en este día, ella siempre me decía que hacer.
-¿Por donde debería empezar? -Le pregunté observándola picar verdura con fluidez.
Mi nana ni siquiera se dignó a mirarme. -Hay un montón de hojas esparcidas en el jardín trasero, ve y arréglalo. -Ordenó.
-¿Que pasó con Rutilio? -Curioseé por el jardinero, un viejo gruñón que no dejaba que pusieras un solo pie en su área de trabajo, al menos que pertenecieras a la realeza.
-Se ha retirado, la edad le resultaba cansada impidiéndole realizar su trabajo adecuadamente, su agilidad y velocidad ha disminuido. -Me contestó aún centrada su atención en la verdura.
-Con razón.
-Ahora vete Thea, las hojas no se van a levantar solas. -Riñó y sin ninguna objeción de mi parte salí de la cocina al momento que notaba a una de las empleadas caminar apresuradamente hacia mi abuela diciendo; "¡El rey ha despertado y quiere su desayuno inmediatamente!"
Siempre era lo mismo.
Mi vida era demasiado aburrida y común.
Y no, pasar algún tiempo en el castillo no hacía que mi vida fuera súper interesante, llena de aventuras y emoción. Pasar tiempo aquí para mi era más bien un castigo, el recordatorio vil de todo lo que mi mente y razonamiento iba en contra.
Deseaba que la gente a mi alrededor lo pudiera entender, pero si hablaba acerca de un país democrático me arriesgaba a ser sentenciada a traición por ofender la autoridad del rey.
La única persona con la que podía hablar sin problemas sobre lo que pensaba era mi mejor amiga; Gabriela, la cual conocía desde que iba en la primaria, aunque actualmente casi no nos frecuentábamos como antes ya que ella se encontraba en la universidad mientras yo me había tomado un año para mi, para poder decidir que quería hacer con mi futuro.
Y seguía sin tener la más remota idea de que hacer con mi vida.
Observo con pereza el montón de hojas que al fin había terminado de juntar, tomo la bolsa que yacía en el césped y comienzo a meter la basura dentro de esta. Unos cuantos minutos después había terminado ya con el jardín. Luego de ir a tirar la basura acumulada dirijo mis pasos a la cocina por más indicaciones.
Llego justo en el momento en el que mi nana termina de hacer el almuerzo, mi ceño se frunce, ¿que hora era?
-¿Ya es hora del almuerzo? -Pregunto y mi abuela da un respingo en su lugar, al parecer no me había notado llegar.
-¡Por el Rey, niña! Me asustaste. -Exclama mi nana llevándose una de sus manos a su pecho. -Y si, ya son las dos de la tarde.
-¿Tanto tiempo pasé en el jardín? -Mascullé.
-Es un enorme jardín, a Rutilio le llevaba todo el día. -Asiento sin más.
-¿Que tengo que hacer ahora?
-La biblioteca necesita ser sacudida, el polvo se acumula muy rápido desde que ya casi nadie entra ahí. -Fruncí mis labios.
-Si nadie la utiliza, ¿para que tenerla de adorno? En su lugar podrían donar todos esos libros a las bibliotecas del reino.
-No es mi lugar para opinar y tampoco el tuyo. -Reprochó mi nana. -Y no siempre ha estado de adorno, solo necesita que su príncipe regrese.
-¿Dónde está el príncipe, nana? -Intenté averiguar ante su mención, pero una vez más solo sería un intento en vano.
-Deja de hacer preguntas y ve a sacudir la biblioteca, Thea.
Asentí y arrastré mis pasos hacia el lugar ya mencionado. La verdad era que no me interesaba mucho donde estuviera el príncipe, sin embargo me molestaba su ausencia. La realeza siempre es así, desaparecen cuando se les da la gana y nada más regresan para reclamar una estúpida corona alegando querer un pueblo que ni siquiera conocen.
La biblioteca era uno de los únicos lugares que me gustaban del castillo. Era enorme, con miles de libros, fácilmente te podrías perder entre tantas estanterías. Sacudir este lugar me llevaría toda la tarde, en realidad no podría quejarme, me gustaba aquí.
Eran las siete de la noche cuando terminé con los labores que se me habían asignado.
Como por quinta vez en el día volví a dirigirme a la cocina sintiendo mi estómago gruñir en hambre, la cena para los empleados estaba por ser servida y sinceramente no podía esperar, me sentía hambrienta y cansada. No muy buena combinación a decir verdad.
Me senté junto a otros trabajadores compartiendo la cena, las conversaciones de temas triviales se hacían presentes en la mesa. Esto era otra de las pocas cosas que me gustaba del castillo, todos se comportaban como una gran familia -refiriéndome a los empleados-, no había envidia ni odio entre ellos mismos, y si había un mal entendido siempre lo resolvían con educación y respeto. Amaba eso.
Poco a poco las personas a mi alrededor se fueron despidiendo, algunos regresaban a su trabajo, otros pocos -muy pocos- se retiraban ya a descansar. Mi jornada era corta comparada a las de otros y eso se debía a que yo solo era una ayudante, no era una trabajadora oficial del castillo como mi abuela. La jornada de ella terminaba pasando las once de la noche -si bien le iba-, son contadas las ocasiones en las que se retiraba antes de ese horario.
-Puedes irte a descansar si gustas, no tiene caso que esperes junto a mi. -Mi nana sugirió, aún estaba preparando la cena del rey.
-Puedo esperar un poco más, si quieres pue...
-¡HA REGRESADO, EL PRÍNCIPE HA REGRESADO!
Rose, una de las sirvientas exclusivas del rey entró corriendo agitada a la cocina, mi abuela la miró con la boca abierta, yo la miré con incredulidad.
A este punto pensaba que el príncipe era solo un mito creado por el pueblo.
-¿Estás segura Rose? -Mi nana le preguntó escéptica.
-Cien por ciento. Le había llevado agua a la alcoba del rey cuando el príncipe entró en esta misma, y me mandó a que te dijese que también prepararas cena para él. -Habló rápidamente, con nerviosismo escurriendo de su boca. -El príncipe ha vuelto.
Hola, hola. Muchísimas gracias por leer. Por favor, no se olviden de votar y comentar, significa mucho para mi. Espero que disfruten esta historia y me tengan un poco de paciencia. Los amo y que Dios me los bendiga. ¡MUUUA! ⚡️
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K I N G #1
Fanfiction"Tu peor error sería dejarte engañar por esa carita de ángel, el futuro rey no es más que la pura maldad andante. Dios tenga piedad de nosotros, los simples mortales." |PRIMER LIBRO DE LA TRILOGÍA "KING"| |Disponible en Físico.|