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V. Jadeo.



»El inevitable jadeo que brotó de su garganta fue el verdadero inicio de su desgracia.«





17 años atrás.



El pequeño Sean a sus recién cumplidos tres años no entendía del todo porqué la gente a su alrededor lo llamaban "príncipe", ¿tan difícil era pronunciar su nombre que optaban por dirigirse hacia él de otra manera?

El dulce niño de encantadores ojos disfrutaba vivir en un lugar tan grande como lo era su "casa", todos los días recorría los enormes pasillos del lugar al grado de ser capaz de saber su camino aún entre la oscuridad.

Su madre, la reina, decía que era un don.

Que algún día eso le sería de utilidad.

Era temporada de lluvia en el reino, una fuerte tormenta se dejó caer, y el castillo se quedó sin luz durante la noche.

El pequeño Sean, sintiendo sed, decidió aventurarse en una "misión" hasta la cocina, sabía que bien podría solo gritar y pedirla, ¿pero que había de divertido en eso?

Salió de su habitación con sigilo, sabía perfectamente el camino aún cuando la oscuridad lo rodease.

Y lo logró, llegó a la cocina con éxito.

El camino de regreso fue otra historia, todo marchaba perfectamente hasta que se tropezó, no supo exactamente con qué. Se puso de pie y se sintió desorientado, palpó la pared a su lado, y lo siguió haciendo hasta que ya no hubo más pared. Y se adentró en un pasillo pensando que sería el que lo llevaría a su alcoba.

El príncipe caminó por varios minutos, la desesperación comenzaba a crecer en su pecho al no dar con su destino.

Estaba perdido, y lo supo.

Un jadeo brotó de su garganta y sin más se rompió a llorar.







Actualidad.


-En aproximadamente dos meses ocuparás tu lugar en el trono.

Mi mente trabajó rápidamente, no pude creer lo que había escuchado.

El príncipe planeaba matar al rey, a su propio padre.

Sin poder evitarlo un jadeo horrorizado se escapó de mi garganta. Fui estúpida, me delaté. Todo pasó demasiado rápido.

El príncipe me jaló del brazo con brusquedad adentrándome en la habitación, cerró con un portazo asegurándose que esta vez si estuviera bien cerrada para después empujarme contra la pared, sus manos rodearon mi cuello ejerciendo presión, me costaba respirar con normalidad y quise llorar en ese instante.

Estaba furioso.

-¿Se puede saber que estabas haciendo detrás de esa puerta? ¿Acaso no te enseñaron que escuchar conversaciones ajenas es de mala educación? -Habló con falsa calma calándome la piel.

Desconocía al príncipe por completo, pero si se atrevería a atentar contra la vida de su padre, ¿que podría esperar realmente de él?

El príncipe soltó su agarre alejándose de mi e instantáneamente comencé a toser tratando de recuperar el aire, me recargué de la pared en busca de apoyo.

-¡CONTESTA! -Elevó la voz haciendo que me encogiera.

-Y-yo... yo... -Tartamudeé.

-¿TÚ QUÉ?  -Las palabras parecían haber abandonado mi boca. -¿CUANTO HAS ESCUCHADO? -Había enmudecido. -¡RESPONDE A TU PRÍNCIPE! -Sus ojos emanaban ira, su barbilla estaba tensa y sus manos se encontraban hechas puños.

Probablemente me encontraba en el averno.

Y temí.

-No he escuchado mucho, solo la ultima parte, ¡lo juro, su majestad! -Me apresuré a decir encontrando el habla, la imagen del príncipe furioso me había aterrado.

Porque si bien sus facciones podrían ser angelicales, su comportamiento te hacía  creer que fue sacado del mismísimo infierno.

-Supuse que alguien tan torpe como tú se convertiría a la larga en un estorbo, sin embargo no imaginé que serías uno tan pronto. -Me miró casi con desprecio. -Puedes retirarte Dimitri, te mandaré a llamar pronto. -Se dirigió al otro hombre haciendo que solo entonces recordara su presencia.

-Hasta entonces, su alteza. -Se retiró haciendo una breve reverencia, no pude evitar pasar por alto que me había quedado sola con el futuro rey.

-Puedo mandarte fácilmente a matar en este mismo instante, sería bueno darle uso a la guillotina. -Tragué saliva con fuerza, sintiendo como el pánico se esparcía por todo mi cuerpo, no quería morir. -Sin embargo me siento bondadoso el día de hoy, tendré piedad de ti.

A este punto ya no lucía tan furioso, se veía más calmado, aún así seguí temiendo por mi vida. No tenía la menor idea de con quién estaba tratando. No lo conocía, hasta solo unos días atrás el príncipe para mi era nada más que un mito urbano.

-Justo estaba en la busca de alguien que me ayudase. -El príncipe caminó hasta su mesita de noche tomando entre sus manos un pequeño frasco de vidrio negro, lo miró detenidamente, estudiándolo. -Necesitaba a una persona en la servidumbre dispuesta a hacer todo lo que le pidiese, incluso envenenar lentamente al rey aún cuando corriese el riesgo de ser descubierto y ser sentenciado por traición. -Esta vez me miró antes de seguir hablando. -Y tal parece que ya la he hallado.

Entonces lo entendí, el príncipe no iba a matarme, y no precisamente porque su corazón fuese bondadoso. Necesitaba a alguien que hiciera el trabajo sucio por él. Y yo había caminado directamente para resolver sus problemas.

Definitivamente era torpe.

-Tú, Thea Hallett, te has convertido en la pieza principal de este juego. Todas las mañanas te encargarás de ponerle una gota de este frasco al desayuno del rey. -El príncipe me extendió este mismo y con las manos temblorosas lo tomé. -No me interesa cómo le vas a hacer para que nadie se de cuenta, tampoco me interesa si no quieres hacerlo, porque lo harás, y si te rehusas no sólo te mataré a ti, sino a toda tu familia, amigos y conocidos, ¿comprendes lo serio que estoy siendo al respecto? -Me las arreglé para asentir. -¡HABLA!

-S-si, su majestad.

-Bien. -Sonrió con suficiencia. -Oh, casi lo olvido, tienes estrictamente prohibido poner un solo pie fuera del castillo, es más, ni siquiera puedes mirar fuera de este, te mantendrás aquí, donde pueda vigilarte y darte instrucciones. -Sentí mi corazón caer, detestaba este lugar.

-Pero su alteza... -Traté de interceder por mi misma.

-Ya me has escuchado, serás mi sirviente principal hasta que decida lo contrario, harás lo que yo te diga cuando yo te lo diga. Soy tu futuro rey, más te vale serme leal.

No sólo yo estaba jodida, Dinamarca entera estaba jodida.

-Puedes retirarte ahora. -Y con eso me dio la espalda.

No esperé a que me lo pidiera dos veces y salí con el corazón tratando de escapar de mi pecho.




Hola, hola. ¡Nuevo capítulo!
*Si buscabas una fanfic donde Shawn sería un chico tierno y lindo, déjame decirte que estás en el lugar equivocado.*
Muchas gracias por leer, votar y comentar. Sin ustedes esta historia no es nada. Los amo. ⚡️

K I N G  #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora