XXII

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XXII. Promesa.





La habitación quedó en total silencio.

El príncipe aún se encontraba sentado, con la cabeza hacia atrás recargada en la pared, su total atención se encontraba en el techo, como si este fuese lo más interesante dentro de estas cuatro paredes.

Unos golpes en la puerta hicieron que me sobresaltara, el heredero desvío su mirada hasta la puerta.

-¿Cariño?

Esto no podía ser verdad.

Reconocería esa voz en cualquier lugar, y al parecer el futuro rey de Dinamarca también lo haría.

De todas las personas en el mundo, el príncipe Nash era quien se encontraba del otro lado de la puerta.

El príncipe Sean se puso de pie con rapidez, su rostro adquirió un color rojizo con la misma velocidad.

Si las miradas mataran, aquí habría terminado mi historia.

No sabía qué hacer, ¿debía pedirle permiso al príncipe para recibir a Nash? ¿Debería simplemente abrir la puerta? ¿Debería ignorar los golpes en la puerta hasta que Nash se fuera? ¿Debería enterrarme un cuchillo directo al corazón?

Todas las opciones quedaron descartadas cuando el heredero caminó hasta la puerta y la abrió.

Lo peor no fue la sorpresa en el rostro de Nash, lo peor fue que el príncipe Sean fingió acomodar su pantalón.

-¿Que haces aquí? -Preguntó el ojo azul con frialdad. Nunca antes lo había escuchado hablar así.

-Este es mi castillo, ¿qué haces aquí? -Esta vez fingió acomodar su camisa.

No entendía por qué se estaba comportando así, insinuando cosas que no habían sucedido.

-Venía a buscarte sobre el asunto. -Respondió entre dientes.

-¿Y viniste a buscarme precisamente aquí?

-Sean... -Dijo en advertencia.

-No tengo tiempo ni paciencia para esto, mañana hablamos en el desayuno y después de eso te quiero fuera de mi castillo. -Anunció con desprecio. -Ahora lárgate, tengo que retomar lo que estaba haciendo.

-No...

El príncipe le cerró la puerta en la cara.

Quise reclamarle, pero sabía que no podía, así que me quedé callada cruzada de brazos mientras observaba mis pies.

-Estoy harto de ver a Nash como perro detrás de ti, y a ti siguiéndole el juego. -Su voz pudo haber sonado con calma, pero sabía que estaba a punto de explotar ante la menor de las provocaciones, por mi bien guardé silencio, no quería tener al príncipe gritándome por segunda vez en la noche. -No quiero que lo vuelvas a permitir en tu habitación, es más, de ahora en adelante yo soy el único que puede entrar, ¿entendido?

Me sentí indignada. -Si, su alteza.

-Bien. -Y aún con su rostro expresando molestia volvió a sentarse en la misma posición a como lo había estado antes de que Nash apareciera.



⚔️⚜️⚔️



Cuando desperté la ausencia del príncipe fue lo que me dio de golpe.

No sabía en qué momento había salido de mi habitación, en realidad ni recordaba cuando fue que caí dormida.

Miré el reloj que colgaba de la pared, este marcaba las seis y media de la mañana. Con pereza me puse de pie y comencé a alistarme como cada día.

Salí de mi habitación con dirección a la cocina, Sky apareció en mi campo de visión a medio camino.

-¡Adivina quién está aquí! -Dijo con emoción.

-¿Te refieres a Nash? -Pregunté ante lo obvio.

-¡Si! Tu príncipe buenote acaba de aparecerse en la cocina preguntando por ti, y... Espera, ¿cómo es que ya lo sabías? -Su ceño se frunció.

-Fue a buscarme. -Respondí con simpleza.

-Ahora entiendo porqué te desapareciste del baile, cuéntame, ¿hubo acción? -Bajó y subió con rapidez ambas cejas. La miré mal.

-Ni siquiera hablamos...

-Pues con un hombre así, lo que menos querría hacer sería hablar. -Me interrumpió a lo que yo la ignoré.

-¿Todavía se encuentra en la cocina? -Pregunté refiriéndome a Nash.

-¡Oh cierto, lo olvidaba! El príncipe Nash dijo que lo fueras a buscar en la biblioteca antes del desayuno. -Informó y asentí.

-Nos vemos luego. -Dije avanzando en dirección opuesta.

-¡Recuerda usar protección!

Negué con la cabeza mientras me alejaba, Sky no tenía remedio.

Vagué por los pasillos hasta que me adentré en la biblioteca, no tardé mucho antes de encontrar a Nash y cuando lo hice este se encontraba de espaldas frente a la sección de geografía. Vestía un traje azul marino que le abrazaba la espalda haciéndola lucir ancha, ambas manos las tenía dentro de los bolsillos de su pantalón luciendo relajado.

-¿Necesita algo, príncipe Nash?

Nash se giró hacia mi con lentitud, a diferencia de otras ocasiones, esta vez su rostro no mostraba ninguna sonrisa, solo una expresión seria. Nos quedamos mirando por unos eternos segundos, no emitía palabra y sinceramente no me creía capaz de ser yo quien rompiera el silencio.

El dueño de aquellos hermosos ojos azules suspiró como si estuviese preparándose para emitir alguna palabra, pareció dudar varias veces, daba el aspecto de frustración.

-¿Te has acostado con él? -Preguntó con neutralidad.

Sabía que se refería a su primo.

Guardé silencio.

-No. -Respondí.

Y era verdad. No me había acostado con él, pero había hecho otras cosas.

El rostro de Nash pareció volver a adquirir vida, las comisuras de sus labios se elevaron formando una pequeña sonrisa, apenas y se percibía.

Recorrió los pasos que nos separaban hasta quedar frente a mi, sus manos acunaron mis mejillas y cerré los ojos ante su tacto.

No pude evitar compararlo con su primo, mientras el toque de Nash era tierno y delicado, el del príncipe Sean era brusco y doloroso.

Sentí su nariz rozar con la mía por apenas unos cortos segundos. -Por favor, no me mientas. -Pidió, su respiración mezclándose con la mía.

-No lo estoy haciendo. -Me las ingenié para contestar en medio de esta situación.

Su dedo pulgar acarició mi labio inferior con gentileza, estaba olvidando como respirar.

-Prométeme que no te acostarás con él. -El príncipe Nash se alejó un poco, nuestros ojos se encontraban a la misma altura. Podía notar la urgencia en lo azul de los suyos. -Prométemelo.

Yo era de las personas que no creía en las promesas, ¿qué tanto valor podían tener un par de palabras? Yo creía más en las acciones.

Y a pesar de mis creencias lo hice.

-Te lo prometo.



Hola, hola. Nuevo capítulo. NO TENGO NADA QUE DECIR, BYE. Muchas gracias por leer, votar y comentar. Las personas que se tomaron la molestia de felicitarme tienen un lugar especial en mi corazón. LOS AMO COMO NO TIENEN IDEA. ⚡️

K I N G  #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora