LXVIII (6)

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LXVIII. Última Vez.








Los días continuaron pasando y cuando menos lo esperé ya estábamos en noviembre.

El Duque Nolan se había marchado porque tenía obligaciones que atender avisando que lo más probable era que no regresaría hasta la coronación de Sean la cual estaba programada para el 29 de enero.

Pese a que ya habían pasado casi dos meses desde la muerte del antiguo rey, estaba mal visto que la coronación del siguiente fuera en tan poco tiempo, por lo que habían decidido guardar cuatro meses de luto antes de que Sean ascendiera a rey como la tradición lo mandaba, aunque cabía recalcar que con o sin coronación Sean seguía teniendo el poder absoluto sobre el reino.

Podría decirse que Nolan y Sky habían iniciado algo después de que yo lo ayudara, y eso me alegraba mucho, mi amiga lucía bastante feliz al respecto, se lo merecía.

Todo había estado demasiado tranquilo y aunque me gustara que así lo fuera, todas mis experiencias pasadas me gritaban que estuviera alerta.

Que no bajara la guardia.

Sean se la vivía en mi habitación y yo en la suya, no pasaba una sola noche en la que no compartiéramos cama aún si no manteníamos relaciones sexuales, algunas noches sólo nos quedábamos dormidos mientras hablábamos sobre asuntos sin relevancia, en ocasiones le mencionaba la que solía ser mi vida antes de que me quedara permanentemente en el castillo, aunque él nunca dijo nada de si mismo que involucrara su pasado o su familia.

Anteriormente no era de mi interés saber de la realeza, tampoco me interesaba la razón por la que nadie mencionaba a la reina, digo, tuvo que haber una, pero ahora la pregunta era, ¿que había pasado con ella? ¿Acaso había muerto? ¿Acaso había abandonado a su familia? No lo sabía, pero quería quitarme ese duda que se formaba en mi cabeza aunque no tenia a quien preguntarle.

Sabía de antemano que Sean no me lo mencionaría, mi nana primero se arrancaba la lengua antes de contarme algo al respecto y lo mismo con los otros empleados, Sky no sabía nada, y ahí terminaban mis opciones.

Era como si Dinamarca entero hubiese jurado no hablar sobre la reina, y eso ahora me frustraba.

Después de días dándole vueltas al asunto lo dejé ir, dándole por vencida, de todas maneras, ¿que ganaba yo con saber? Absolutamente nada.

Era el 8 de Noviembre, cuando Sean había dicho que me llevaría a cenar a uno de sus restaurantes favoritos.

Al principio rechacé la oferta, porque ciertamente no quería ser vista con él en público, él lo sabía y me dijo que no tenía de que preocuparme alegando que el lugar se encontraba localizado en un lugar bastante reservado y fuera del alcance de las personas que no pertenecían a la realeza, además de que lo había pedido exclusivamente para nosotros.

Confieso que se me hizo extremadamente extraño, pero cuando se lo conté a Sky esta me animó a que saliera y lo disfrutara, por lo que con su apoyo decidí ir con el rey.

Opté por usar el vestido que Sean me había dado el día de mi cumpleaños, ya que de lo contrario no lo volvería a usar y sería una verdadera pena que semejante prenda se quedara guardada en un armario.

Al encontrarme lista me limito a esperar por el rey, ya que me había dicho que vendría a buscarme a mi recámara para que nos fuéramos.

Un par de minutos transcurren antes de que Sean aparezca en mi recámara vistiendo un traje color café, se veía tan guapo.

Se acerca a mi besando mis labios y cuando se separa lo hace con una sonrisa. -¿Lista? -Me pregunta y yo respondo en afirmación.

Y sin más entrelaza nuestras manos guiándome fuera del castillo, parecía no importarle que alguien nos viera.






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