VII

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VII. Opciones.





-¿Lo has hecho? Por tu bienestar espero que si. -Fue lo que el príncipe dijo en cuanto entré a su recámara.

-Si, su majestad, lo he hecho. -Contesté tratando que mi voz sonara firme, la bandeja con comida que sostenía comenzaba a duplicar su peso, así que la coloqué sobre la mesita de noche.

-¿Como lo hiciste? -Cuestionó frunciendo ligeramente su ceja izquierda.

-He puesto una gota del líquido en el café del rey, su alteza. -Contesté mientras entrelazaba mis manos detrás de mi.

El príncipe sonrió dejando ver sus perfectos dientes blancos. -Bien, me alegra escuchar eso, no quería que nada ni nadie arruinara mi buen estado de ánimo. -Dijo a la vez que su mirada se pasaba por mi figura. No, no en un ámbito morboso, fue más bien asegurándose de que todo estuviese en orden. -Hasta que te dignas a traer el uniforme limpio, vamos progresando. -Quise golpearlo en ese momento.

-¿Se le ofrece algo más, su majestad? -Pregunté queriendo salir de esa habitación.

-En realidad si, necesito que a partir de hoy comiences a sacudir la biblioteca a diario, no quiero que las estanterías se llenen de polvo y que los libros se maltraten.

-Como guste, su alteza.

-Puedes retirarte ahora. -Hice una rápida reverencia, tomé la charola y sin más salí de la recámara.

Todo parecía estar en calma, ¿no es así?




⚔️⚜️⚔️




Terminé de sacudir la biblioteca justo a tiempo para la hora del almuerzo, me dirigí a la cocina ansiosa de poder probar la comida que se había preparado.

Mi apetito se fue a la basura cuando a medio camino me topé al príncipe caminando hacia mi, inmediatamente hice una reverencia, creyendo que sin más pasaría de largo ignorándome. No fue así.

-Ve y prepárame té, estaré en la biblioteca. -Ordenó antes de seguir su camino.

Bufé ante su petición y sin otro remedio reanudé mis pasos hasta la cocina.

-El príncipe quiere té. -Dije entrando al lugar.

Mi nana rápidamente se movió a hacerlo sin perder mucho tiempo. Esperé paciente y cuando ya estuvo listo le sonreí a mi nana tomando la bandeja que sostenía el té.

Hice mi camino de regreso a la biblioteca pensando en que en este momento estaría en mi casa, probablemente jugando ajedrez con mi padre y perdiendo en cada ocasión.

Entré a la enorme biblioteca, de repente ya no era uno de mis lugares favoritos en el castillo, y es que saber que el príncipe se encontraba ahí mismo hacia que el ambiente cambiara.

Recorrí la biblioteca yendo hacia dónde yo me imaginaba que el príncipe estaría y efectivamente ahí lo encontré, sentado en uno de los enormes sillones de cuero negro, con su atención puesta en las páginas del enorme libro que descansaba sobre el escritorio de madera oscura frente a él.

Antes de decir alguna palabra me aclaré la garganta. -He traído su té, su majestad. -Anuncié llamando su atención.

-Sírvelo. -Ordenó tomándome por sorpresa, usualmente solo me pedía que lo dejara y que me retirara, nunca le había servido el té.

Sintiéndome un poco incómoda tomé la tetera y con sumo cuidado vertí el líquido en la taza de porcelana. Sentí su mirada en cada movimiento que hacía asegurándose de que no lo arruinara. Cuando terminé de servir el té, el príncipe lo tomó sonriendo con burla.

-No eres tan inútil después de todo. -Dijo antes de tomar un trago del contenido.

Me quedé callada, después de todo no era como si pudiera contestarle algo.

-¿Se le ofrece algo más, su...

-Me gustaría preguntarte algo. -Me interrumpió. Lo miré expectante esperando  a que formulara su pregunta.-¿Siempre eres así de sumisa? Me refiero a que si siempre haces todo lo que la gente te pide. -El príncipe se removió en su asiento buscando una posición más cómoda.

-No entiendo del todo su pregunta, príncipe Sean.

-Es tan sencillo a como te lo pregunté, ¿siempre obedeces? -No obtuvo respuesta. -Te lo pondré más fácil, si yo no fuese el príncipe de Dinamarca, ¿seguirías haciendo todo lo que te pido?

-No. -Contesté sin titubear.

-¿Estás completamente segura de tu respuesta? -Me miró casi con gracia.

-¿Si? -Dije de repente sintiéndome insegura.

El heredero al trono se puso de pie llevando sus pasos hasta quedar frente a mi, el príncipe era demasiado alto comparado con mi baja estatura por lo tanto tuve que retroceder un paso para poder mirarlo a los ojos, error.

-Si bien recuerdo no te he dado permiso para poder mirarme directamente a los ojos. -Mordí el interior de mi mejilla y avergonzada bajé la mirada.

-Lo siento. -Dije apenas audible.

Escuché como chasqueo la lengua antes de que su mano volara a mi barbilla apretándola con dureza haciendo que elevara mi vista, reprimí con fuerza las lágrimas que amenazaban con salir, su agarre dolía, cerré los ojos no queriendo mirarlo, creo que eso lo empeoró.

-¡ABRE LOS MALDITOS OJOS! -Gritó resonando en toda la biblioteca.

Su agarre de alguna manera se hizo más fuerte, sus dedos se enterraron en mis mejillas con rudeza, probablemente sus uñas dejarían marcas en estas, no podía abrir los ojos, estaba aterrada.

-¡HE DICHO QUE LOS ABRAS! -Volvió a gritar.

Obedecí temiendo que podría pasar si no lo obedecía, abrí mis ojos posándolos en su barbilla, emitiendo el error de cruzarme con los suyos, algunas lagrimas salieron fugitivas, el príncipe no aflojaba su agarre.

-Ahora dirás una vez más que lo sientes, sin olvidar nada, ¿de acuerdo? -Asentí con rapidez cayendo en cuenta en el error que lo había hecho enojar en primer lugar.

Alejó su mano permitiéndome hablar, mis mejillas dolían. -Lo siento, su majestad.

El príncipe sonrió dejando ver su perfecta dentadura, lo miré aterrorizada. Estaba enfermo, pensé. -¡Ves! ¡No era tan difícil! ¿Verdad? -Mantuvo su sonrisa enferma a unos centímetros de mi cara. -Cada vez que te dirijas a mi, lo harás con respeto, ¿entendido? -Asentí con miedo.

Su rostro lucía más relajado mientras que el mío probablemente se encontraba todo rojo, estaba comenzando a creer que el príncipe tenía serios problemas, algo en el no estaba bien.

-No quiero problemas contigo, así que para evitarlos no hagas nada que yo no te mande. -Pausó por un instante. -Tienes que hacer todo lo que yo te diga, absolutamente todo.

La manera en la que enfatizó la ultima palabra me hizo estremecer. No quería averiguar a qué se refería con eso.

-Solo hay dos opciones Thea, no más. -Pasó su lengua por sus labios remojándolos antes de seguir hablando. - O vives para adorar el nombre de tu futuro rey, o mueres en el nombre del mismo.

Debí haber huido de ese lugar mientras pude.





Hola, hola. ¡Aquí un nuevo capítulo! Muchísimas gracias por leer, por favor no se olviden de votar y comentar, significa mucho para mi. Los amo .⚡️

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