XIII

79.1K 7.4K 3.2K
                                    





XIII. Castigo.


Con el paso de los días los rumores sobre la enfermedad del rey solo iban empeorando.

Y mientras el reino se encontraba navegando sobre tranquilas aguas, el castillo se ahogaba en una tormenta de preocupación.

Las malas noticias no podían salir de los muros del palacio, por lo tanto le tocaba a este mismo lidiar con el problema, ¿pero como pensaban arreglarlo? Si era el mismo príncipe quien buscaba con ansias la muerte de su padre.

Suspiré con cansancio, mi nana me había mandado a barrer el jardín lo cual se me hacía  tremendamente ridículo, se supone que para eso estaba el jardinero. Era un día caluroso en Dinamarca, me encontraba sudorosa y probablemente apestaba, la hora del almuerzo estaba por llegar, así que una vez que terminé me dirigí a mi recámara para poder tomar un baño.

Decidí tomarme mi tiempo, el agua fría que salía de la regadera lograba que mi piel tensa se relajara. Todo a mi alrededor me llenaba de estrés, en especial el príncipe, quien a pesar de que me estuvo ignorando los últimos días, continuaba sin dejarme respirar a gusto. Me sentía vigilada por él.

Cerré la regadera dando por finalizada mi ducha, tomé una de las toallas para envolver mi cuerpo y otra para secar mi cabello. Abrí la puerta del pequeño baño con el que contaba mi recámara, di un pequeño salto cuando lo primero que me recibió fue Nash acostado boca arriba en el centro de mi cama.

-Hola cariño. -Dijo despegando la mirada del techo para así posarla en mi.

Estaba cien por ciento segura que mi rostro se había tornado rojo. -¿Que hace aquí, su majestad? ¿Como fue que entró? -Pregunté estática.

-Dejaste la puerta sin seguro cariño, así que decidí que entraría a esperarte. -Contestó de lo más natural. -Y ya te he dicho que me llames por mi nombre. -Agregó aún estando en la misma posición.

-De acuerdo, Nash, ¿te das cuenta que pude haber salido desnuda? Es mi recámara, por lo tanto espero un poco de privacidad.

Las mejillas de Nash se sonrojaron, tomó impulso para así quedar sentado en mi cama con sus largas piernas al borde de esta. -Lo siento, cariño. -Se disculpó.

-Descuida, ¿necesitas algo? -Cuestioné, ya que tenía que haber un motivo detrás de su inesperada visita.

-En realidad venía a despedirme. -Dijo lo que ocasionó que un nudo en mi estómago se creara. Nash me agradaba, y casi podría asegurar que una amistad se estaba formando entre nosotros.

-¿Tan pronto? -Pregunté aferrándome al agarre de la toalla que cubría mi cuerpo.

-Cariño, ha pasado casi un mes desde que llegué. -Mi boca se abrió en un "o". -Sean no es el único con un trono esperando por él.

Lo miré con detenimiento ponerse de pie y recorrer los pasos que nos separaban hasta quedar frente a mi, llevó sus manos hasta mis mejillas acunándolas sin ejercer ningún tipo de presión. -Nos volveremos a ver más pronto de lo que te imaginas. -Lo miré directamente a esos precios ojos azules que poseía. -Te lo prometo, cariño.

Y con su promesa posó sus labios en mi frente, cerré los ojos involuntariamente disfrutando de su tacto, se sintió tan bien que me encontré a mi misma deseando que no se alejara, pero eventualmente lo hizo.

-Adiós, Thea.

Y con eso se fue cerrando la puerta detrás de él, Dios, lo iba a extrañar.

Aún anonada por lo que había acabado de pasar, tomé un uniforme limpio y me vestí lo más rápido que pude, no me importó que mi cabello estuviese húmedo, de igual manera lo até. Salí de mi habitación yendo con rapidez hasta la cocina, donde mi nana irritada fue lo primero que me recibió.

-¿Se puede saber dónde estabas, niña? El príncipe mandó a pedir su almuerzo y tú no estabas por ningún lado, tuve que llevárselo yo, y por lo que vi no estaba para nada complacido. -Maldecía en mi interior, perdí la noción del tiempo mientras me bañaba y luego con la visita de Nash. -El príncipe pidió que te reportaras lo más pronto posible.

Esto no anunciaba nada bueno, a medida que me alejé de  la cocina mi mente comenzó a crear escenarios con el príncipe molesto, había pasado unos días "tranquilos", pero por supuesto, los tuve que haber echado a perder.

En el momento que mis nudillos golpearon la puerta por tercera vez sin recibir algún tipo de respuesta, esta se abrió de golpe, el príncipe me tomó del brazo jalándome hacia el interior, lo único que tuve claro fue el sonido del fuerte golpe de la puerta al cerrarse.

-¿Donde estabas? -Preguntó con fingida calma.

-Lo siento su majestad, yo...

-¡TE HE HECHO UNA PREGUNTA! -Elevó su voz haciendo que me encogiera en mi lugar.

Respiré profundamente tratando de mantener la calma. -Estaba en mi recámara, su alteza. -Respondí.

El príncipe pasó ambas manos por su cabello alborotando sus rulos como si buscase calmarse. -¿Qué estabas haciendo?

-Me di un baño, su majestad. -Esta vez me apresuré a responder.

Lo observé pasar su lengua por su labio inferior antes de que volviera a hablar. -¿Y que hacía Nash en tu recámara? -Mis ojos se abrieron como platos.

No sabía que carajos responder.

-El príncipe Nash solo fue a despedirse, su alteza. -Opté por la verdad.

-Te lo pedí con claridad. -Dijo mientras comenzaba a avanzar, logrando por inercia que yo retrocediera hasta que en mi camino se interpuso una pared, ¿como era que siempre terminaba en esta situación? -Te prohibí específicamente que no te acostaras con él y sin embargo lo hiciste. Me desobedeciste, ¿sabes que es lo que le pasa a las personas que me desobedecen?

-Su majestad, yo no... -Traté de decirle que no era lo que se imaginaba, pero me interrumpió sin darme la oportunidad de hacerlo.

-Son castigadas. -Sentí mi garganta secarse. -¿Quieres saber cuál es tu castigo, Thea? -Preguntó acariciando con su lengua mi nombre.

¿Se supone que debería contestar? Porque no estaba segura de querer hacerlo.

Una de sus manos se posó en mi cintura apegándome más a él, mientras que la otra se fue al dobladillo de la falda del uniforme.

Apreté mis muslos juntos cuando sentí su mano dejar la tela de mi falda para acariciar la piel de mis piernas, su tacto era frío, lo cual logró que me estremeciera. Al notar resistencia de mi lado, posicionó su rodilla entre mis piernas separándolas.

Sentía que me faltaba la respiración. -¿Quieres que te toque como Nash lo hizo? -Preguntó demandante  contra mi oído. -Porque te advierto, conmigo será intenso.

Los cabellos de mi nuca se erizaron, estaba asustada, pues nunca antes había estado en una situación cómo ésta, en pocas palabras, aún era virgen. Sus dedos rozaron mi entrepierna y tragué duro ante tan extraña sensación, me sentí verdaderamente incomoda, expuesta. Lo único que quería era salir de aquí.

-Ahora si recibirás tu castigo, Thea.




Hola, hola. Aquí un nuevo capítulo. ¿POR QUÉ SE FUE NASH TAN RÁPIDO? Bueno, si continuaba en el castillo Thea iba a quedar enamorada de él y pues yo también xdxd Shawn who? xdxd Hablando en serio, cada acción tiene una razón y más adelante lo sabremos. ¿QUE ESTÁ MAL CON SHAWN? ¡Que alguien me explique! Gracias por leer, votar, y comentar. Los amo. ⚡️

K I N G  #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora