SeanPánico.
Terror.
Esas son las palabras que mejor describen lo que siento en este momento.
Bajo de la cama corriendo hacia Thea, sin embargo no soy lo suficiente rápido y ella se desploma frente a mis ojos.
La sangre entre sus muslos hacen que me alarme, sin perder valioso tiempo paso uno de mis brazos por detrás de su espalda y el otro por detrás de sus rodillas cargándola.
Estoy asustado.
Me las arreglo para abrir la puerta y en cuanto salgo grito sin parar llamando a Enzo.
—¿Su majestad? —Aparece corriendo en el pasillo luciendo preocupado, y su preocupación sólo parece crecer más en cuanto ve el cuerpo inconsciente de mi castaña.
—¡Ve y prepara rápido un auto! —Ordeno y este sale corriendo tratando de llegar fuera del castillo antes que yo.
Mis pasos son bastante apresurados, pero siento que no son lo suficiente rápidos, miles de escenarios cruzan mi mente, ninguno de ellos es bueno, por lo que sólo me incitan a apresurarme más.
Al final de uno de los pasillos me topo con Nash, y su balbuceo era lo último que necesitaba en estos momentos.
—¿Qué le pasa a Thea? ¡Sean respóndeme! ¿Qué es lo que tiene? ¡Joder Sean!
—¡No lo sé Nash! ¡Maldición, no lo sé!
Llego a la salida junto a Nash, en todos mis años el castillo nunca se había sentido tan jodidamente grande, y maldigo por serlo así.
El auto ya está listo esperando por nosotros, me introduzco con Thea siendo lo más cuidadoso posible, observo como Nash le da la vuelta y se sube, pensé en decirle algo, pero realmente no era un buen momento.
La desesperación crece más y más en mi por lo que le grito al chofer que acelere, y por su propio bien acata mis órdenes. Beso la frente de Thea, diciéndome a mi mismo que estará bien.
Cuando finalmente llegamos al hospital privado perteneciente a la familia real de Dinamarca, apenas y espero a que el vehículo se detenga antes de salir con Thea entre mis brazos.
Una camilla espera por nosotros y dejo el cuerpo de Thea sobre esta, probablemente Enzo se encargó de avisar que veníamos en camino.
Observo cómo se la llevan y me mantengo a su lado hasta que ya no se me es permitido.
—Su majestad, le imploro que nos deje hacer nuestro trabajo, la joven está en buenas manos. —Mi doctor personal aparece y yo asiento aún cuando no quiero dejarla sola.
Paso mis manos por mi cabello despeinándolo, sintiéndome frustrado, Nash aparece a mi lado mirándome con extrema seriedad, lo ignoro, no tenia cabeza para liderar con él.
Yo sólo quería que el doctor saliera y que me dijera que Thea estaba bien.
Unos minutos después Enzo apareció en el hospital sosteniendo un par de zapatos, al principio lo miré con confusión hasta que caí en cuenta que estaba descalzo, supongo que al ver a Thea caer lo último en lo que pensé fue en calzarme antes de salir.
Enzo regresó al castillo y le pedí que no le mencionara nada a nadie sobre la actual situación, especialmente a Ofelia, no quería preocuparla si no era necesario.
Me estoy comenzando a impacientar, después de lo que parecía ser una eternidad el doctor aparece en mi campo de visión y me pongo inmediatamente de pie.
—¿Está Thea bien? —Pregunto nervioso, casi se puede apreciar el ligero temblor en mi voz.
—Ella está bien, ha sido un aborto espontáneo, lamento su pérdida, ya hemos procedido a hacerle un legrado...
Mi mundo se ha congelado, ¿estábamos esperando un hijo?
—¿Estaba embarazada? —Nash se adelanta a preguntar.
—¿No lo sabían? Estaba en su quinta semana de gestación. —Responde, mi boca se ha secado.
Nash continúa hablando con el doctor, pero yo ya no les presto atención.
Cinco semanas.
Cinco malditas semanas en las que debí cuidarla y darle absolutamente todo.
Esto era mi culpa.
En cuanto el doctor se va Nash me toma del cuello de mi camisa, la ira parece emanar de él. —¡La embarazaste maldito! —Me dice furioso a centímetros de mi cara, pero no me importa, estoy bastante absorto en mis pensamientos.
—Es mi culpa. —Le digo y él luce confundido. —Es mi culpa que Thea haya perdido el bebé. —Su agarre se afloja ligeramente. —No pude cuidar de Aaliyah, y ahora tampoco pude cuidar de Thea y nuestro hijo.
Nash deja caer sus brazos a sus costados negando. —Te equívocas Sean, no fue tu culpa, en ninguno de los dos casos. —Yo Niego sabiendo que no es verdad.
—Te salvé a ti, pero no pude salvar a Aaliyah. —Decir su nombre me duele, hace quince años que no lo decía, y ahora ya lo había hecho dos veces.
Era mucho para mi.
—Escúchame Sean, lo intentaste, y si no fuera por ti, ni tu o yo estaríamos vivos en este momento. No puedes torturarte de esa manera, ¡tenías seis años por Dios! A esa edad había cosas fuera de tu alcance y necesitas comprenderlo. Estas aquí, en este momento, y si tú estás afectado imagina a Thea, tienes que ser fuerte por ella.
Sus palabras me traen de vuelta, Nash realmente quería a Thea, y maldición, creo que yo también comenzaba a hacerlo.
—Ve con ella Sean. —Dice antes de abrazarme, hacía ya bastante tiempo que no lo hacíamos.
En cuanto el abrazo termina me alejo, y me marcho en busca de la habitación donde Thea se hallaba.
Al entrar en esta la encuentro conectada a unos cables, luce pálida, está consciente y en cuanto sus ojos se cruzan con los míos se cristalizan.
—Lo siento Sean, lo siento tanto. —Lágrimas comienzan a rodar por sus mejillas. —Es mi culpa por ser tan despistada, debí saberlo pero no lo sabía, lo siento mucho...
Me acerco a ella abrazándola como puedo, esconde su rostro en mi pecho mientras continúa llorando desconsoladamente.
—Tranquila Thea, todo está bien. —Ella niega con rapidez.
—No Sean, no lo está, ahora nunca sabremos si sería un niño o una niña, nunca sabremos si tendría el color de tus ojos o los míos, tampoco veremos ese triángulo raro en su piel, no llegaremos a verlo crecer y descubrir si tendrá tu horrible temperamento o el mío, o si tendría tus rizos rebeldes. No es justo Sean, ¿y si nunca puedo tener hijos?
Sus palabras son como un puñal atravesando mi pecho, sentía lo mismo que ella, la imagen de un niño corriendo en el castillo con los hermosos ojos de Thea y su cabello rizado como el mío no abandonaba mi mente.
Ella tenía razón, no era justo.
—Lo siento Sean. —Vuelve a decir.
—Deja de decir eso Thea. —Le pido. —No soy el único que lo perdió.
—Pero tú has perdido más. —La aprieto contra mi sintiendo que si no lo hacía también podría perderla a ella y eso era algo que no me podía permitir.
10 de noviembre.
Ese fue el día en el que lo perdí todo.
El día en el que finalmente entendí el verdadero significado de ser rey.
Fin.

ESTÁS LEYENDO
K I N G #1
Fiksi Penggemar"Tu peor error sería dejarte engañar por esa carita de ángel, el futuro rey no es más que la pura maldad andante. Dios tenga piedad de nosotros, los simples mortales." |PRIMER LIBRO DE LA TRILOGÍA "KING"| |Disponible en Físico.|