XXI

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XXI."Cúbrete".





Probablemente me quedé sin aliento.

En unas cuantas zancadas el príncipe Sean se encontraba frente a mi.

Su mirada irradiaba ira, incluso su rostro se encontraba rojo de lo furioso que estaba.

Y no entendí que había hecho esta vez.

-Tú. -El príncipe señaló a uno de los camareros qué pasó cerca de nosotros. -Toma esa bandeja y llévatela. -Ordenó.

El camarero al cual desconocía obedeció y consecutivamente se alejó, mis manos quedaron vacías, comencé a sentir como comenzaban a sudar, tuve el instinto de tallarlas sobre la tela de mi vestido.

-Lárgate a tu recámara. -Dijo entre dientes, parecía dinamita a punto de detonar.

Tragué duro, asentí e hice una reverencia, salí del salón con dirección a mi recámara notando que el príncipe me seguía de cerca.

Mi cerebro no lograba descifrar que era lo que había hecho esta vez para que el príncipe se pusiera en tal estado, y por qué me había mandado a mi habitación.

Cuando entré en esta no cerré la puerta detrás de mi pues sabía que el heredero me venía siguiendo , cuando el príncipe se adentró azotó la puerta a su paso, me exalté ante el fuerte ruido que esta emitió.

-No me gusta que me desobedezcan, y aún sabiéndolo lo hiciste. -Dijo acercándose peligrosamente a mi.

Me sentí como un cordero a punto de ser devorado por un lobo.

No quería decir una sola palabra, pues sabía que solo empeoraría la situación. El príncipe me miró, su rostro aún continuaba de un color rojizo, y su mirada no se apaciguaba.

-Escúchame bien, Thea. -Su mano se dirigió a mis mejillas donde ejerció presión haciendo que el dolor se hiciera presente. -A mi me molesta que no hagan lo que yo digo, me irrita pensar que existen seres humanos demasiado incompetentes como para acatar una simple orden, lo encuentro un verdadero desperdicio.

Mi mente no se podía concentrar en otra cosa que no fuese el dolor, quería que parara.

-Ahora explícame, -hizo una breve pausa. -Si yo te dije que no usaras vestidos sin mi consentimiento, ¿POR QUÉ TE ATREVISTE A USAR UNO SIN ANTES PEDIRME PERMISO? -Gritó haciendo que me encogiera en mi lugar.

-Su... -Empecé pero no me permitió seguir.

-¡CÁLLATE! -Volvió a gritar. -¿SABES CUÁNTOS HOMBRES ESTABAN VIÉNDOTE? -Su agarre en mis mejillas aumentó. -¡INCLUSO NOLAN ANDABA DETRÁS DE TI!

Esto no podía estar pasando. Sentí que nunca terminaría.

-¿ACASO NO TE BASTÓ CON NASH? ¿ACASO NO LO ENTIENDES? -Liberó su agarre, sentí mis mejillas descansar de su tortura.

Las manos del príncipe fueron hacia el dobladillo de mi vestido, donde sin previo aviso lo jaló rompiéndolo.

-Quítate el vestido. -Ordenó esta vez bajando el tono de su voz.

Temblorosa lo hice, removí la pieza bajo su atenta mirada hasta que este cayó al suelo.

Me sentí expuesta ante él.

-Si yo digo que no uses un vestido no lo haces y punto, ¿tan difícil es de comprender?

-Lo siento, su majestad, pero el rey...

-¡TU ME RESPONDES A MI, A NADIE MÁS! -Despeinó su cabello como si buscara controlarse. -Cúbrete. -Pidió.

En silencio saqué uno de los uniformes que usaba regularmente, escuché al príncipe quejarse.

K I N G  #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora