K I N G #1

LXI

LXI. ¡LARGA VIDA AL REY!

Septiembre 15, 2017.  6:25am

Un grito irrumpió el silencio total del castillo.

Un grito, eso fue todo lo que tomó para que todo cambiase.

"EL REY HA MUERTO, ¡LARGA VIDA AL REY!"

Esa fue la proclamación que retumbó una y otra vez entre los muros del castillo.

Mi mirada se clavó en la del heredero parado frente a mi, las comisuras de sus labios se elevaron formando una perfecta y maligna sonrisa.

-El rey ha muerto, larga vida al rey.-Repetí en un susurro haciendo una reverencia al encontrarme ante la presencia del rey de Dinamarca.

-Il re è morto, lunga vita al re! -Pronunció en otro idioma y fue ahí donde supe que el verdadero horror había comenzado.

Su mirada había cambiado completamente, no había tristeza en estos ante la muerte de su padre, había algo más, sentí miedo, y el pánico caló mi piel.

Él ya no era un príncipe, ahora era el rey.

Se acercó a mí tomándome de la cintura, besó con fiereza mis labios antes de alejarse.

-Ya no hay nada, ni nadie que pueda interponerse en mi camino. -Dice con firmeza. -Soy el rey, Thea.

Y con esas palabras dejó la habitación.

Ese solo había sido el inicio de todo lo que estaba por venir.

Sean

15 de Septiembre.

Mi padre no pudo haber escogido mejor día para morir.

Era irónico a decir verdad.

En su momento se había celebrado la vida, ahora se celebraba la muerte.

Camino con firmeza hasta la habitación donde el cuerpo sin vida del antiguo rey yacía.

Los guardias se ponen sobre sus rodillas hincándose  a mi paso, cuando entro en la habitación todos los presentes se postran ante mi presencia.

-¡Dios salve al rey! -Alaban antes de retomar su postura.

-Su padre, el rey Elías Madsen fue encontrado muerto esta mañana, todo indica que falleció a la altura de las cuatro y media de la mañana, mi más sentido pésame, rey Sean. -El doctor de mi padre habla, cuando a mí no me podría importar menos a qué hora murió, lo único que me importaba a mi era que ya estaba muerto.

-Encárguense de organizar su funeral. -Digo, específicamente al que era la mano derecha de mi padre en vida, este asiente antes de hacer una reverencia y salir de la habitación.

-Su realeza. -El representante de El Consejo me habla. -El rey Elías escribió esto hace bastante tiempo y me pidió que se lo entregase cuando este día llegara.

Extiende un sobre con el sello de la corona, lo tomo sin rechistar guardándolo dentro de mi traje, incluso muerto quería decirme qué hacer.

Decido que después  lo leería, ahora no tenía tiempo. -Necesito reunirme con el resto de El Consejo. -Digo.

-Ya vienen en camino.

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