♡03

162 24 0
                                    

-¿Sabes eso qué dicen siempre?.- Dije mientras dejaba mi teléfono móvil a un lado de la mesa. 

Clàudia hizo un breve silencio. -No.

-El amor es cómo una pequeña flor y se tiene que regar todos los días. -Respondí yo con una pequeña sonrisilla que ocupaba gran parte de mis mejillas. 

-¿Y eso qué significa? .-La chica no parecía estar muy atenta a mis palabras.

Estaba demasiado ocupada leyendo el catálogo de vestidos de novia alternativos. Entendía que estaba a punto de casarse con mi hermano y que no tenían nada preparado aún. Pero en aquellos momentos necesitaba ser escuchada por mi mejor amiga.

-Creo que Jimin le ha echado insecticida a lo nuestro.

Mi amiga me miró de reojo algo silenciosa mientras aguantaba la risa. Cosa que no duró mucho porque acabó por escupirme encima. Eché la cabeza hacia atrás, apoyando completamente mi espalda en el sofá y soltando un largo suspiro.

-No te rías, cada vez siento que esto es más un maldito desastre.- Me llevé las manos a la cabeza y las arrastré por todo mi rostro debido a la frustración que sentía. -Él es tan perfecto, lo hace todo tan bien, tiene tanta suerte en la vida, que siento que no soy nada en comparación. El viaja cada semana y yo me tengo que quedar en casa aburrida. Es cómo si no tuviese una relación con él. Sólo follamos y nos besamos, no hay comunicación, no hay una mierda. ¡Estoy cansada de esto!.

-¿Qué te parece este vestido? Quizás sea un poco caro...- Cruzamos miradas por unos instantes. Rápidamente la apartó debido a que estaba fulminándola de arriba a abajo por la rabia de sentirme ignorada. -Tan sólo bromeaba Noelle. 

Se apoyó más cerca de mi hombro y apartó la revista con cuidado. Trató de consolarme con un par de palmaditas en la espalda y me sonrió. Aquel pequeño acto consiguió que mi furia se rebajara unos niveles. 

-Creo que no estáis hechos el uno para el otro.

-Yo también he llegado a esa conclusión.- Dije sarcástica. Su respuesta no me había ayudado en absoluto.

-Déjame terminar. -Sentenció esta vez algo más seria. -Creo que necesitas a una persona que te sorprenda cada día. Quiero decir, que te haga olvidar la monotonía. Ya sabes, una persona que se preocupe por ti pero a la vez te haga vivir miles de aventuras.

Se formó un silencio de nuevo. Pero esta vez, ninguna de las dos sabíamos que contestar. Tenía toda la razón y no me daba miedo negarlo, lo único que llegaba a herirme era tener que dejar a Jimin. Eso le destrozaría por completo. A diferencia de mí, él no se daba cuenta de las cosas en ningún momento. Por mucho que tratara de explicarle que este barco navegaba sin rumbo alguno y que poco a poco las cosas irían desmoronándose. Algo así cómo con un castillo de naipes. Llevábamos ya tiempo viviendo en una casa de cartas que acabaría por colapsar muy pronto.

-No sé que voy a hacer...-Busqué entre los cajones hasta encontrar mi paquete de tabaco. Saqué uno y volví a guardarlo. Estaba intentando dejarlo antes de que acabase volviéndome adicta a ello. Pegué un fuerte manotazo al cajón y me crucé de brazos. -Esto es una puta mierda.

El sonido de apertura de la puerta principal hizo que ambas al unísono mirásemos hacia esa misma dirección. Clàudia se levantó con una sonrisa a recibir a Jimin, en cambio yo me quedé en el sofá sentada y volví la mirada hacia la revista de vestidos. Lo último que quería era que apareciese él.

-¿Cómo te ha ido este último viaje?.- Clàudia gesticulaba algo con la boca que no lograba entender. Me estaría diciendo algo como "Ven a saludar a tu novio" o quizás un "Sal huyendo". De todas formas, la última opción me parecía la más razonable.

-Ha estado bien, me han hecho unas cuantas fotos para varias revistas. Seré la próxima portada de Dispatch. -Mientras el chico hablaba, mi amiga a penas prestaba atención alguna a sus palabras. Estaba demasiado ocupada recogiendo sus cosas para irse.

-Pensaba que eso sólo era para gente famosa.- Respondí yo mientras me acercaba a él poco a poco.

Se rió algo avergonzado y podría decir que ofendido. -¿Qué quieres decir con eso?.

-No quiero decir nada Jimin. 

-Ya empiezas otra vez.- Dejó sus maletas a un lado y caminó hasta quedarse justo en frente de mí. Clavaba sus ojos marrones con fuerza en los míos. Tenía que aceptar que conseguía asustarme un poco la tensión que había entre nosotros. -¿Puedes decirme qué narices te pasa conmigo?.

-Bueno chicos, yo creo que me voy a ir...-Clàudia pegó un fuerte portazo antes de irse para tratar de hacernos romper la idea de una inminente discusión. Pero aún así no consiguió nada.

-¿Quieres saber lo qué pasa Jimin?.- Pregunté dándole un pequeño empujón para guardar la distancia entre los dos.

-No te lo estoy preguntando por nada, Noelle.

-Lo que pasa es que te estoy dejando y no te das cuenta.- Noté un pequeño crujido y cómo él daba varios pasos hacia atrás.

-¿Eso es lo qué quieres?.- Su sonrisa dolida podía notarse a kilómetros. Había sido demasiado impulsiva, como siempre.

-Jimin... Yo. -Traté de ponerle la mano sobre el hombro. Con un movimiento logró deshacerse de mi intento de agarre. -No sé lo que quiero ¿Vale?. Pero tengo claro que esto no funciona.

-¿Por qué? Estoy dando todo de mí, joder.- Se llevó el dedo índice y el pulgar al tabique mientras se mordía el labio con fuerza. -No entiendo como puedes ser así, te he ofrecido todo.

-¡No es ese el problema Jimin! Sé que lo has dado absolutamente todo para que esto funcione. Pero ya ninguno de los dos está poniendo de su parte. Me despierto cada mañana con frío porque no estás; no sólo la habitación esta vacía, si no la casa entera. Incluso podría decir que yo por dentro me siento vacía. Ya nada es igual.- Me aparté el pelo de la cara y traté de evitar que mis lágrimas salieran a base de abanicar mis ojos con mis manos. -Echo de menos como era todo al principio. Lo unidos que estábamos y lo felices que éramos. Ahora esto se ha convertido en un maldito bucle. No soy feliz contigo Jimin, lo siento.

-No puedo dejar el trabajo tan sólo por estar contigo, maldita sea. Tengo que mantener todo esto de alguna forma y ni si quiera estás poniendo de tú parte. Soy yo el que está saliendo perjudicado de todo esto. No sé cómo puedes ser tan egoísta.

-¡Ambos estamos saliendo perjudicados!.

-En cuanto esto termine.- Tragó saliva y me miró a los ojos de nuevo. -¡Volverás a irte con el gilipollas de Suga!.

Mi corazón dio un pequeño vuelco. En todo este tiempo había estado evitando nombrar al peliverde por encima de todo. Porque aún me dolía el hecho de saber que ya no estaba conmigo. No le quería cómo antes, para nada. Pero aún había algo que me conectaba a él. Como ese pequeño hilo rojo del destino, que ni se corta, ni se rompe. Sólo se tensa. Algo que fuese lo que fuese hacía que cada vez que le recordaba, rompiera a llorar.

-¿Noelle...?.- Esta vez fue él quien trató de consolarme, pero no dejé que lo hiciese. Dejé caer un largo suspiro y me encaminé hacia la puerta para salir por esta.

 Detrás de ella estaba Clàudia mirándome con unos ojos de cachorrito que se compadecían de mí. Ella sabía perfectamente cómo me sentía. Y para ser sincera, no me importaba que hubiese estado escuchando toda nuestra conversación. Yo sólo quería salir de ahí cuanto antes, olvidar todo lo que había pasado, perder aquel cargado ambiente y sobretodo, quitar al peliverde nuevamente de mis pensamientos.



𝑂𝑛𝑙𝑦 𝐹𝑜𝑜𝑙𝑠 𝐹𝑎𝑙𝑙 𝐹𝑜𝑟 𝑌𝑜𝑢 ──𝐌𝐢𝐧 𝐘𝐨𝐨𝐧𝐠𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora