♡16

120 19 0
                                    

Escuché aquellas palabras, pero realmente hubiese preferido no hacerlo. Menos mal que la ventana del piso estaba cerrada, porque hubiese dado todo para lanzarme por ella. Aunque realmente más que dolida, estaba sumamente avergonzada. ¿Después de todo lo que había pasado, Yoongi era tan descarado de rechazarme?.

-Eres un maldito imbécil.- Vi cómo agachaba la cabeza con lentitud. Abrió la boca por unos segundos, pero no le dejé pronunciar palabra. Todo lo que tenía que decir era inútil para mí. -¿Sabes qué? Mejor, no te necesito. 

El sonrió y me cogió del brazo con fuerza. No esperaba detenerme, era más cómo una advertencia.

-¿Noelle por qué eres así?. -Rió entre dientes dejando que sus ojos formaran así dos medias lunas. Miré hacía otro lado tratando de que no me afectase en absoluto aquel rostro tan adorable. -Siempre me estás insultando, me haces daño...

-¿Qué yo te hago daño? No me puedo creer que seas tan... 

-¿Tan qué?.- La sonrisa en su rostro era de absolutamente cualquier cosa menos de ofensa. Aquella expresión hacía que en mi interior creciese el fuego de la rabia. Quería cogerle del cuello, de ese precioso cuello pálido y estrangularle con mis propias manos.

-Agh, Yoongi. ¿Qué es lo que buscas? Me largo.- Traté de zafarme de su agarre, pero volvió a cogerme, esta vez con la otra mano.

-Eres idiota, tan sólo quería ver cómo te arrastrabas un poco más. Me gusta cuando acabas por rendirte ante mis encantos de genio.

Me quedé en silencio pensativa. ¿Exactamente a qué se estaba refiriendo?. Creo que no tardó mucho en captar las dudas que me recorrían en aquellos instantes, porque me abrazó con fuerza contra su pecho y se quedó completamente inmóvil antes de hablar.

-No, no podemos empezar de cero.- Musitó mientras acariciaba varios mechones de mi cabello. -Pero podemos intentarlo de nuevo. Simplemente desde donde lo dejamos.

-¿Tanto te costaba decirme eso...?.- Hundí mi cabeza en su hombro, mientras este continuaba acariciando mi cabellera con sus fríos y largos dedos.

Prefirió dejarlo cómo estaba y no estropear la situación con palabras innecesarias. Y la verdad, se lo agradezco. Estaba tan perdida en la ilusión de haber vuelto con Yoongi, que las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos. Y yo, disimuladamente las limpié en él. Esperando que me consolara con acciones y no con palabras. Noté sus cálidos labios besar mi frente, cómo si comprendiera perfectamente cómo me sentía. Después de todo, él también había estado echándome de menos. Pero yo sabía perfectamente que jamás iba a entender lo que tanto había estado callando durante este tiempo.


******

De camino a casa no podía dejar de pensar en otra cosa. Sabía que aquello era lo que tanto había buscado y lo que realmente necesitaba para quitarme este peso de encima. El peso de no haber aprendido a vivir sin él. Pero muy en el fondo continuaba existiendo aquel miedo incondicional a que todo se fastidiara. O simplemente, al no sentirme segura. ¿Quién podía asegurarme qué todo iba a salir bien? O qué Suga realmente había cambiado.
Me asaltaban dudas, o mejor dicho, me estaban matando lentamente por dentro. Aquel repentino impulso que salió de mí por miedo a que se fuera con otra, a que se fuera con Suran. Tendría que habérmelo pensado un poco más, pero ahora las cosas ya estaban habladas. Y por fin, después de varios meses y un par de estaciones, volvía a estar con el estúpido de Min Yoongi.

Me quedé parada en un semáforo en rojo, que advertía del paso prohibido hacia los peatones. Y aunque pareciese extraño viniendo de la capital, a penas habías individuos esperando el paso junto a mí. Observé con detención a las personas, todo parecía igual. Cómo cuando por las mañanas me levantaba para ir a trabajar y pasaba por ese mismo paso de cebra. Pero el sentimiento de cruzar, era distinto. Quizás mi cabeza estaba demasiado ocupada poniendo orden a un rompecabezas roto y por ende estaba demasiado ocupada para también ordenar mis sentimientos. O sin darle más vueltas, mi intuición me decía que se acercaba una tempestad.
Y así fue, literalmente empezó a llover cómo si no hubiese un mañana. Y yo tan ausente de la realidad, no me di cuenta de que el semáforo acababa de volverse verde, dejándome paso. 
Al menos, hasta que un coche empezó a pitarme y yo inconscientemente giré mi cabeza hasta este.
Y ahí estaba Jackson con una cara de estar huyendo de la ley. O de algo peor, fuese lo que fuese mi personalidad curiosa consiguió hacerme caminar hasta él. Pero mira tú por dónde, acabé subida en su coche con rumbo a vete a saber tú dónde. Las cosas habían sucedido demasiado rápido, tanto que no llegaba a entender cómo había llegado hasta aquel vehículo con aspecto tan nuevo. Ya habían pasado varios minutos en los que Jackson continuaba con la mirada atenta a la carretera, parecía que ni si quiera pestañeaba por estar tan sumido en ella. Yo miraba alrededor, tratando de comprender adónde podíamos ir con esas prisas y ese silencio aturdidor. Pero la lluvia que golpeaba con fuerza las ventanillas y el parabrisas, no era de gran ayuda. Y por si no era suficiente, una niebla cubría el basto cielo de gris. Pero por mucho que intentase comunicarme con el chico, este no contestaba a mis preguntas.

Al final del trayecto, entre la neblina me pareció ver un gran edificio de color blanco. Uno que me resultaba familiar, pero no era capaz de reconocer. Al menos no lo reconocí hasta llegar a la misma puerta. El coche frenó de repente, haciendo que los charcos del suelo levantaran su agua y salpicaran por todas partes. Me faltó el canto de un duro para pegarme un cabezazo contra mi asiento, pero Jackson paró el golpe con una mano. Sentí cómo temblaba, cómo su pulso iba más acelerado de lo normal y cómo sus ojos cristalinos no dejaban de mirar con pánico el horizonte. Volví mi mirada hacia el mismo lugar que él y noté cómo mis ojos se agrandaban hasta casi salir de mis órbitas.  No podía creer que volviésemos a estar una vez más allí, nuevamente mi instinto de mujer no fallaba. Algo estaba yendo realmente mal y no entendía el por qué. Suspiré entrecortada y agarré con fuerza la mano de Jackson, acto después cerré los ojos y los abrí tratando de despertar de lo que creía que podía ser una pesadilla. Pero no, aquello era la cruda realidad y realmente acabábamos de llegar a la entrada del hospital.




𝑂𝑛𝑙𝑦 𝐹𝑜𝑜𝑙𝑠 𝐹𝑎𝑙𝑙 𝐹𝑜𝑟 𝑌𝑜𝑢 ──𝐌𝐢𝐧 𝐘𝐨𝐨𝐧𝐠𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora