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-¿Qué?.-Preguntó Jin frenando el coche de golpe. Poco más y mi amiga Clàudia sale disparada atravesando el parabrisas. Todos nos agarramos con fuerza donde pudimos en aquel instante. Fue cómo un acto reflejo para salvar nuestras vidas.

-¡Jin!.-Gritamos ella y yo al unísono. Parecía no haberse dado cuenta de la gravedad del asunto.

-Perdón, perdón.-Agachó la cabeza unos segundos y volvió de nuevo a arrancar el coche. -Es sólo que no entiendo la paranoia de Jimin. Seguro que era una excusa para no venir a la boda.

-No me importa.- Respondió Clàudia con una sonrisa un tanto peculiar en el rostro.-Nos lo podemos pasar bien incluso sin él. 

-Y tanto.- Respondí yo sin haber superado todavía el susto. -Lo que no entiendo es porque pensaba que había matado a Suga y porque estaba lleno de sangre.

-Se pelearon.- Respondió la chica mientras se miraba las uñas. Clàudia era de aquellas personas que te sorprendía a veces con la poca importancia que le daba a ciertos asuntos. Era diferente a mí en aquel aspecto, yo era una total exagerada.

-¿Cómo que se pelearon? No, para empezar...-Le di un pequeño golpe al salpicadero.- ¿Qué cojones hace aquí Yoongi?.

-Oh... Clàudia pensó que era buena idea invitarle a la boda.- Jin continuaba con la mirada concentrada en la carretera. Cómo si quisiese evitar enfrentamientos en un día tan "especial".

Me apoyé con fuerza en el asiento del copiloto y apoyé mi cabeza en la mano. Empezaba a encontrarme muy mal en aquellos instantes. No podía pasarme nada peor. 
No dejaba de mirar por la ventana del coche, mientras Seokjin conducía por las abarrotadas calles de Seúl. Estaba algo distraída, aunque ya parecía costumbre que me pasara. Pero también me sentía algo nerviosa, quizás por la ceremonia de Clàudia y Taehyung que se llevaría a cabo aquella misma noche. O quizás, porque no podía soportar el hecho de que Yoongi apareciese en la boda. No quería verle. Fuese lo que fuese, me revolvía el estómago.

Podían pasar dos cosas en esta noche. Que acabásemos a gritos en medio de la fiesta o que por suerte, nos ignorásemos el uno al otro. Supuse que la segunda opción iba a ser la más correcta, tampoco quería interrumpir el día más feliz en la vida de mi hermano. Pero me molestaba un poco el hecho de que hubiesen contado con él, aunque fuesen amigos. No podía dejar de pensar que estaban tramando algo. Empezaba a parecer ya una loca que tan sólo veía conspiraciones a su alrededor. Una loca que veía al mundo en su contra y que ahora estaba realmente sola.

*****

La gente ya tenía su sitio asignado en las mesas para la cena. Después de la ceremonia y del "Sí quiero", lo más importante para nosotros era ir a comer algo. Por suerte durante el tiempo que había estado allí de pie contemplando la escena, no había visto rastro alguno de Jimin o Suga. Lo que iba a significar una noche bastante tranquila para mí. 
Mientras buscaba mi asiento para el festín y trataba de no romperme un tobillo con los tacones que me había puesto, no podía dejar de observar el paisaje de nuestro alrededor.
Aquel basto campo de trigo que parecía extenderse hacia el horizonte, era como un océano dorado. Cada vez que el viento soplaba delicadamente, todos los tallos de trigo se balanceaban junto a él. Aquel fenómeno era lo que los hacía ver como olas de mar.

Por fin conseguí encontrar mi sitio, aún vacío por supuesto. En cada una de las mesas había un jarrón de porcelana con unas cuantas rosas blancas y amarillas. Unas preciosas rosas que desprendían alegría tan solo al mirarlas. Finalmente, en el centro, había otra enorme mesa adornada con guirnaldas del mismo color que las rosas y una vajilla única en tono blanco con toques dorados. Podía no ser la mejor decoración de todo el universo, pero para ellos, lo llegaba a significar absolutamente todo.  
Debía compartir sitio con Jimin, Namjoon y Seokjin. Aunque por desgracia (O por suerte para mí), nuestras respectivas parejas no iban a poder asistir aquella noche. Lo que significaría que nos quedaríamos nosotros dos solos en una mesa de cuatro.

Tapé mi cara con la carta del restaurante. Me daba vergüenza estar ahí sola delante de tanta gente. Jin estaba demasiado ocupado fascinado con el precioso vestido de Clàudia, como para darse cuenta de las señas que le hacía para que volviese a mi lado.
Suspiré con cierta desesperación. Se suponía que debía ser un día de celebración y de fiesta, pero cada vez me sentía más agobiada y peor. 
Hasta que escuché la silla de enfrente moverse, aquello significaba que alguien se acababa de sentar ahí mismo.

-Jin joder, has tardado demasiado. -Recriminé al chico mientras dejaba la carta sobre la mesa.

-Que mal hablada te has vuelto.

No podía ni sorprenderme. Aquella voz tan gruesa y ronca no podía tratarse de otra persona que no fuese Yoongi. Pero físicamente estaba tan cambiado y el traje le hacía ver tan diferente, que no llegaba a parecer él. Su cabello empezaba a verse grisáceo, cómo si estuviese tratando de teñirse de nuevo de un color extravagante. Pero su rostro de niño pequeño, se veía más maduro. 
Me había percatado también de que no había logrado desprenderse de sus ojeras y continuaba con un aire misterioso a su alrededor.

-Me gustaba más cuando tenías el pelo azul, te hacía ver menos agresivo.- Sonreí tratando de romper el hielo entre los dos. Pero su cara seguía diciéndome que no quería mantener una conversación conmigo.-No quiero decir que no estés guapo ahora, es sólo que... Me gustaba más antes.

-Soy un rapero, no un helado.- Hundió su mejilla en el puño cerrado izquierdo y dirigió la mirada hacía el lado contrario al que yo estaba.- Y era menta, no azul.

Asentí con la cabeza mientras dejaba mi mirada gacha. No quería levantar la cabeza para mirarle. Sabia que si lo hacía, no podría dejar de mirarlo de nuevo.

- Tú siempre estás preciosa, no puedo decirte nada que no sepas.

Una sonrisa se escapó de mi boca. Pero no esas de agradecimiento o de amabilidad que te salen por costumbre. Si no, de esas sonrisas que tardan un buen rato en esconderse de nuevo porque eres feliz. Tuve que taparme con la carta con mi nombre escrito para evitar que el viera mis mejillas rojas como un tomate por su comentario.

Sacó un paquete de cigarros y lo dejó sobre la mesa mientras rebuscaba por sus bolsillos sin cesar.

-Esto es una puta mierda, aquí ni Namjoon esconde su mercancía.-No dejaba de quejarse del incómodo traje que llevaba. Yo no podía evitar reírme, aquel que estaba parado justo delante de mí era el Min Yoongi que tanto había querido una vez.
Había prometido no querer verle ni hablar con él, pero una vez a su lado. No podía dejar ese momento ir.

-Namjoon ya no es magnate, Yoongi.

Me miró por un momento algo sorprendido. Me quedé quieta sin entender la situación hasta que él volvió la mirada a sus bolsillos. Sacó un mechero de metal, pero aquél no era el que yo le había regalado, era otro diferente.

-No me hablo con él, lo que haga con su vida me importa una mierda.

Suga parecía volverse algo susceptible ante el nombramiento de su mejor amigo. O al menos, de lo que fue su mejor amigo. Decidí cambiar de tema cuanto antes, para evitar que me hablase aún menos de lo que hacía o para evitar discutir con él.

-¿Cómo te va la vida Yoongi?. -Encendió su cigarro y me miró con la ceja enarcada, pero a su vez algo extrañado.

Cada vez que le llamaba por su nombre, sentía un cosquilleo de pies a cabeza. Y entonces lo supuse por su anterior reacción. Cada vez que yo le llamaba Yoongi, él tenía esa misma sensación.

-Dejé los vicios.

Reí. -Ese cigarrillo entre tus labios dice lo contrario.

Soltó el humo con cierta parsimonia y sonrió. -Me refería a ti.

Sentí cómo si me clavaran una daga justo en el pecho. O mejor dicho, en medio del corazón. Agarré los bordes de mi vestido por debajo de la mesa, con la fuerza suficiente para evitar soltar alguna que otra tontería. 

-Estoy perdido.-Continuó él sin ni si quiera ser capaz de mirarme a los ojos.

-Siempre lo has estado Yoongi.-Si él estaba roto y se sentía mal, estaba segura de que yo lo estaba el doble.

-No, esta vez es cómo si me faltara lo esencial para vivir. Cómo si el aire no significase nada en comparación.

-¿A qué te refieres?.

-A que me faltas tú, Noelle.

No pude evitar reírme. Hundí mi mejilla en mi puño y le lancé una mirada que poco y más y logro traspasarle entero.

-Vas más drogado que el día en el que decidiste dejarme con un puto CD.

𝑂𝑛𝑙𝑦 𝐹𝑜𝑜𝑙𝑠 𝐹𝑎𝑙𝑙 𝐹𝑜𝑟 𝑌𝑜𝑢 ──𝐌𝐢𝐧 𝐘𝐨𝐨𝐧𝐠𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora