♡06

150 22 0
                                    

 Aquel invierno llegó mucho más pronto que nunca. Inesperadamente el frío calaba tan profundo y con tanta aflicción que podía sentir mis huesos agrietados y los ojos llorosos a más no poder. A pesar de preguntarme si realmente era debido al frío y no por algún que otro sentimiento muerto dentro de mi. Me levanté del suelo y sequé mis ojos con las mangas de mi jersey. Aunque no servía de nada, estaba casi tan empapado como mis mejillas.
Pensé que era un sueño cuando le vi de pie ahí mismo, sin ser capaz de dar un par de pasos más y tenderme su mano para levantarme. Estaba completamente despierta sintiendo que debía estar equivocada de alguna u otra forma.   

-¡Jimin!.-Había tratado de gritar su nombre varias veces. Pero todo acababan siendo intentos fallidos. Después de todo el continuaba con su paraguas sin ni si quiera volver la vista atrás.

Comencé a correr detrás de él. Con la precaución de no cometer el mismo error de antes y así evitar acabar de nuevo en el suelo. Cada vez que pisaba un charco, el agua de esta salpicaba hasta la altura de mis rodillas. Era una sensación incómoda que en más de una ocasión habría conseguido que parara asqueada para limpiarme el barro de los pantalones. Pero esta vez me daba igual, tan sólo quería llegar hasta Jimin.

-¡Detente, Jimiin!.- No me quedaba más opción que seguir gritando su nombre hasta que por fin se dignase a mirarme a los ojos por una maldita vez. Mis piernas estaban agotadas y adoloridas. No podía aguantar por mucho más tiempo el estar corriendo sin descando.- ¡Jimin, joder! Maldita sea...

Lancé un pequeño suspiro y paré de golpe. Estuve unos segundos tratando de autoconvencerme de que era mala idea lo que estaba a punto de hacer. Pero no podía seguir de esta forma. 

-Jimin...- Tragué saliva y miré hacia el cielo. Mientras la lluvia mojaba mi rostro y limpiaba el rastro de máscara de pestañas que cubría gran parte de mis ojos. Sentí inconscientemente la chaqueta de Yoongi sobre mis hombros. Algo que no fue real ni por asomo, pero ciertamente fue reconfortante. -¡Estoy embarazada!.

Quizás pasaron unos pocos segundos, milisegundos, microsegundos, nanosegundos o vete a saber tú cuanto pasó. Pero sentí los brazos de Jimin rodear mi cintura y su cabeza apoyada en mi pecho en a penas un suspiro. Dejó incluso el paraguas tirado por el suelo. Le daba igual continuar empapándose por la lluvia, tan sólo necesitaba un abrazo reconfortante de esos que te hacen olvidar todo el dolor. 
Su respiración estaba algo agitada, por lo que imaginé que estaba llorando. Que después de todo el estrés y todo estos malos momentos, estaban pasando factura sobre su espalda. Y que, realmente me necesitaba mucho más de lo que yo podía pensar. Acaricié su cabello hacia atrás, porque aquello era un pequeño gesto que siempre le había gustado. Me sentía mal por todo lo que le había dicho y por aquellas tontas discusiones que habíamos tenido. Pero aún así, mi cabeza no dejaba de ser un completo desastre.

-Todo irá bien.- Era lo único que se le podía ocurrir a mi mente maestra en un momento así. Porque hubiese sido más fácil estar con la boca callada. Y evitar... Evitar que en algún punto de nuestra historia todo fuese una gran mentira.

Aparté con delicadeza a Jimin de mi pecho y continué el recorrido de su pelo hacia abajo, hasta llegar a su cuello y acercarle a mí. Nuestros ojos cristalinos se cruzaron, pero rápidamente el apartó la vista hacia otro lado de la calle. Yo no pude evitar sonreír debido a ese gesto de vergüenza tan típico en él. Le conocía a la perfección. Cerré mis ojos y fundí mis labios con los suyos en un suave beso que no tardó en corresponder. Hacía tanto tiempo que no nos besábamos, que se me había olvidado el sabor a labial de fresa de sus labios. Me pareció una escena digna de película, un beso bajo la lluvia después de una fuerte pelea. Quién nos vio y quién nos viera. Quise sonreír de nuevo, pero Jimin evitó que lo hiciese después de morder mi labio y tirar de él.  Volvió a juntar nuestros labios en un último beso y cogió mi mano con fuerza antes de separarse completamente de mí.

-Volvamos a casa.- Se agachó a unos pocos centímetros para poder llegar a alcanzar el paraguas y volvió una vez más a mí, para ofrecérmelo y volver a buscar mi mano.

Mientras caminábamos por las aceras mojadas de Seúl. Me percaté que la lluvia había cesado por fin, así que decidí cerrar mi paraguas. Cuando trataba de cerrarlo, capturó mi atención unas familiares Dr.Martens de color negro que pasaban justo por mi lado. El corazón se me paró por completo, hasta que me giré y vi las espaldas de aquel chico que justo estaba cruzando un paso de cebra.  Sonreí aliviada después de ver a aquella persona con una camiseta oscura con un estilo hawaiano y un corto cabello castaño que le hacía como de casco. Eso eran cosas que Yoongi nunca llevaría, tan sólo aquellas Martens lograron engañarme por un momento. O al menos eso pensaba yo. Jimin se había quedado quieto con una fuerte mirada de odio hacia el chico, cosa que me hizo dudar por unos segundos. Pero después de darse cuenta de mi cara, prefirió apretarme contra él y continuar caminando en rumbo contrario al de él.

Podía decir que dentro de mí, había una pequeña parte que hubiese deseado con toda su alma el hecho de ver a Yoongi. Pero otra simplemente prefería continuar el paseo con Jimin hasta casa y olvidarle del todo. Después de de alejarnos un poco más de él. Pude escuchar las voces de fondo de una chica gritando y un hombre peleando con ella. Me quedé quieta y solté el brazo de Jimin para volver mi vista hacia atrás una vez más.

Aquellas palabras de "Te he dicho que me dejes en paz, joder" por parte del chico, eran las palabras de Yoongi en varias escenas de nuestra relación. Simplemente eran las mismas palabras y podría jurar que aquella era su voz. Estaba completamente segura de que era él. 


𝑂𝑛𝑙𝑦 𝐹𝑜𝑜𝑙𝑠 𝐹𝑎𝑙𝑙 𝐹𝑜𝑟 𝑌𝑜𝑢 ──𝐌𝐢𝐧 𝐘𝐨𝐨𝐧𝐠𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora