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Las llamadas por parte de Yoongi eran cada vez más insistentes. Recibí más mensajes durante aquellos días, que a lo largo de nuestra relación. Había contado por lo menos más de 70 llamadas a lo largo de una sola tarde.  No tan sólo me sentía avergonzada por aquella fatídica fiesta, si no, que también me sentía apagada y completamente apartada del resto. Desde haría una semana, nadie me dirigió la palabra por alguna extraña razón. Nadie excepto Suga. 
Después de que la noticia hiciese eco entre todos los invitados y sus caras de sorpresa se dirigiesen directamente a mí, no pude hacer otra cosa que salir corriendo lo más pronto posible. Mientras sin darme cuenta era perseguida por un Yoongi decepcionado pidiendo respuestas.
 Y cuando llorando le dije que se fuera, dentro de mí una voz le gritaba que se quedase a mi lado.  Me convertí en agua por unos momentos, lo suficientemente suave para seguir con vida. Pero a su vez, lo suficientemente resistente para llegar a ahogarme.

La puerta de mi dormitorio empezó a abrirse poco a poco. Imaginé que sería el idiota de Jimin preguntando si podíamos hablar un rato sobre lo nuestro. Decidí esconder mi cabeza bajo la almohada para evitar conversar con él. Pero al sentir un fuerte portazo, mi corazón empezó palpitar cómo si quisiese salir de mi pecho de una. Anticipando lo que estaba por venir.

-Deja de ignorar mis putos mensajes, Noelle.-La voz grave de Yoongi en llamas me quitó las ganas hasta de respirar. Evitaba los confortamientos con todo el mundo, pero él no hacía más que buscarlos conmigo. Cómo si se lo hubiese olvidado lo que pasó entre nosotros. Cómo si ya no se acordase de todo el dolor. -¿Vas a evitarme toda tú vida?.

-Eso intento.- Respondí yo a regañadientes. -Ni si quiera sé que haces en mí casa y quién te ha dejado entrar.

-Mírame.-Me pidió. Su tono de voz se había vuelto algo más tranquilo, pero seguía sintiendo un poco de rabia por su parte. Se sentó justo a mí lado en la cama y me dio un par de golpes en la pierna para llamar mi atención. Al sentir el tacto de sus fríos dedos, mi piel se erizó por completo. ¿Cuántas veces habría hecho eso? Unas 100? 200?. Hubiesen sido las veces que hubiesen sido, me gustaba tanto cómo el primer día ese frío característico en su piel de porcelana. Acabé por obedecer después de tanta insistencia. -¿Estás embarazada del gilipollas?.

Su expresión parecía más serena que de costumbre. Aquellos ojos oscuros que podían confundirse con un negro absorbente, se clavaban de una manera extraña en mí. No era de la típica forma en la que me había acostumbrado anteriormente. Veía escondidas unas extrañas intenciones en aquellos pequeños ojos. Aunque sólo tuviese ojos para mí en aquel momento, no podía llegar a verme reflejada en ellos.

-Dime sí o no, no quiero ni una excusa. -Repitió al ver que no contestaba.

-No estoy segura Suga, vete por favor.

-¿Me echas por qué es verdad, no? Entonces vas a tener un hijo de Jimin. -Empezó a sonreír sarcásticamente. Ni si quiera se molestaba en fingir alegría por nosotros. Los demonios le estaban comiendo por dentro y notaba como la desesperación se hundía cada poro de su cuerpo. -Cojonudo. -Volvió a soltar una de sus carcajadas sarcásticas. Por alguna razón llego a dolerme el hecho de que se riera en una situación cómo aquella.

-No entiendo porque te pones así.- Quizás la mejor opción hubiese sido ponerme a llorar y pedirle perdón por algo que yo no había decidido. Cosa que habría hecho antes para evitar por enésima vez una pelea. Pero en aquel momento me importaba una mierda el ponerme  a gritar como una loca todas las cosas que tenía que decirle. -Primero me dejas tirada, te largas durante meses, consigo rehacer mi vida y entonces vuelves a joderlo todo. ¿Qué cojones quieres Yoongi? Tratas de conseguir arruinarme la vida? Estoy harta de ti. Podrías tratar de entenderme tan sólo un poco, no te pido que me bajes la puñetera luna.

-Eres una desagradecida.- Su mirada dejó de cruzarse con la mía y apoyó su cabeza entre sus dos manos. -Tu parte de la historia no encaja con la realidad. Baja de las nubes de una jodida vez y date cuenta de que tú no eres la única víctima en esta puta relación.

-¡Dios...! Deja de... ¡Joder!.- Ahogué un grito inminente.-¡No puedes seguir así! No has cambiado una mierda, sigue importándote todo una mierda.

Cerró los ojos y suspiró.-Eres de las pocas cosas que me importan, Noelle.- Señaló mi abdomen. -Vas a tener esa cosa ahí por 9 meses, 9 putos meses. Es un engendro y si sale cómo el padre... Apaga y vámonos. 

-Te he estado aguantando a ti casi el mismo tiempo y eres peor que un crío. -Murmuré mientras trataba de abrazarme a mí misma. -Al menos el padre ha estado a mí lado este tiempo.

-¿Sí? Dime dónde está ahora mientras tú estás aquí hecha una mierda. Sólo le importa saber si vas  a seguir con él o si me tiene que partir la cara por haber estado contigo. El bebé que llevas dentro no lo quiere, abre los ojos y deja de ser una inmadura.

Silencio. Quizás podía tratar de engañar a los demás (Cómo siempre), pero a mí misma no podía seguir fallándome de esta manera. Después de todo, la relación entre Jimin y yo estaba más que rota y por exactamente esa razón. Nunca estaba allí. Porque a diferencia del imbécil de Suga, por muy borracho o drogado que estuviese, por muchas cosas que pasaran, iba a volver a por mí una y otra vez si hacía falta. 

-Yoongi.- Cogí su barbilla con mis manos para hacer que mi mirase. -¿Te volverías a ir si de verdad tengo un bebé?.

-¿Para qué iba a quedarme? Ni si quiera es mío.- Se peinó el pelo hacia atrás y chasqueó la lengua. -Tampoco me quieres a tú lado ¿No?.

No podía recriminarle nada, tenía toda la razón del mundo. A penas podía entender que estaba pasando conmigo. ¿Qué hacía tan tranquila sentada al lado de Yoongi sin sentir la necesidad de pegarle un bofetón? Y por qué en este tipo de situaciones tan sólo tenía ganas de saltar a su pecho y besarle?. Quizás realmente si le quería tener a mí lado.

-Te odio.- Musité.

-Siempre dices lo mismo.- Enarcó una ceja.- Sin embargo tus ojos dicen lo contrario.

Sonrió dejando ver sus encías. Sabiendo perfectamente que después de aquel gesto, acababa por derretirme completamente. Pero traté de mantener la compostura mientras sus manos disimuladamente rozaban las mías y las encajaba perfectamente. Acabé por regalarle yo una sonrisa también. Aquellos momentos eran los que más podía echar de menos. Pero seguía teniendo miedo de lo que pudiese llegar a pasar.
De todo lo que pudiese volver a hacer. 

𝑂𝑛𝑙𝑦 𝐹𝑜𝑜𝑙𝑠 𝐹𝑎𝑙𝑙 𝐹𝑜𝑟 𝑌𝑜𝑢 ──𝐌𝐢𝐧 𝐘𝐨𝐨𝐧𝐠𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora