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Estuve a punto de cerrar la puerta y de volver corriendo al cuarto dónde me esperaba Suga. Pero no, algo en mí me impedía dejar tirado a Taehyung después de todo. Era mi hermano, por muy idiota que fuese, me dolía demasiado verle así.

-Entra anda, das pena.- Abrí la entrada de par en par, demostrando que le apoyaba en aquel momento con todas mis fuerzas. 

Él asintió con la cabeza, aún sin dejar de mirar el suelo mientras lo hacía. Por muy extraño que pareciese, las cosas empezaban a ir mal. Otra vez. Ahora entendía aquello que solían decir las voces cuerdas, todo pasa justo en el peor momento. Y así era, una tras de otra. Cómo si no tuviésemos suficientes golpes en la vida, cómo si no doliese o incluso no nos afectase. Pero tarde o temprano se solucionaban, y si no, cualquiera podía comprobar mi historia con el estúpido genio de Daegu Min Yoongi. Así que aunque nos afectase y nos agobiase a todos cualquier cosa que nos pasara en aquellos momentos, tan sólo debíamos pensar en cómo solucionarlo o cómo hacerlo más ameno. Cualquier excusa realmente que significase no sufrir por dentro. No hacer lo que nos habíamos acostumbrado. 

-Dile qué no queremos aspiradora, en esta casa no se limpia. Qué se vaya a tomar por culo.- Gritó Suga desde la otra punta del apartamento. Su voz sonaba segura, cómo de costumbre. Parecía que la charla de haría 5 minutos, se hubiese tratado tan sólo de un sueño para mí. Ya no parecía en absoluto afectado. Y sí, aquella era la palabra exacta. Parecía.

-Yoongi, es mi hermano. No es ningún vendedor.- Sonreí cerrando la puerta y acompañando a Taehyung hasta el sofá. Necesitaba tranquilidad en un momento cómo aquel, sabía que estaba pasando por un momento muy duro.

-Pues eso, que se vaya a tomar por culo.- Repitió  el peliazul acercándose a paso lento y con la mayor parsimonia del planeta. Tenía una sonrisa sarcástica en el rostro, cómo si quisiese aparentar ser alguien más o mejor. O por el contrario, intentar aparentar que todo iba bien.

Mi hermano sólo le devolvió una sonrisa. Pero de aquellas fingidas y dolidas. Aquello sólo consiguió que Yoongi cambiase su expresión facial a una más decepcionada consigo mismo. Sentía que la había cagado. Y sí señores, Suga a veces llegaba a tener el mínimo de empatía por un ser humano que no fuese él mismo. 

Se quedó unos segundos de pie y procedió a sentarse con nosotros. -¿Quién se ha muerto?.- Preguntó él mirándonos impaciente. Yo puse los ojos en blanco y suspiré.

-El amor de Clàudia por mí.- Mi hermano hizo un puchero y acabó haciéndose bolita encima de Suga. Él con cara de asqueado lo apartó de un sólo empujón. 

-¿Puedo darle un botellazo en la cabeza?.- Susurró en mí oído el peliazul. -Así sin compromiso. Yo me hago cargo del cadáver. 

Le di un pequeño golpe en el brazo. -Eres idiota.

-Piénsatelo.- Se mordió el labio al mirarme, de manera juguetona no sexy. Y acto seguido me guiñó su ojo derecho. Se giró hacia mi hermano, volviendo con su particular expresión de "odio al mundo". -¿Y qué haces aquí? Qué yo sepa el "amor de tu querida novia" no está en esta casa. Lo máximo que te puedo ofrecer es una botella de Ron. -Hablaba con un tono burlón, cómo si le pareciese inútil el hecho de ponerse así por una relación.

Yo carraspeé la voz varias veces y di un pequeño golpe sobre la mesa.

-Yoongi...

-Perdón, no tenemos alcohol.-Puso su mano al lado de su boca, cómo si tratase de evitar que le escuchara o leyese sus labios. Pero igualmente podía oír lo que decía. -Sí tenemos.

Yo sonreí a modo de desesperación. Cuando Yoongi se comportaba de aquella manera, me hacía reír demasiado. Se veía cómo alguien inocente y bromista, cómo si hubiese recuperado la chispa perdida hará tiempo. Dejó atrás aquella faceta depresiva, rota y su lado cabrón. Ahora era más, cómo una persona normal y corriente.

-Taehyung está aquí para pasar unos días.- Sentencié clara. Estaba segura de que mi hermano no iba a ser capaz de decírselo claramente, así que preferí acabar haciéndolo yo misma.

Él se rió.- Sí, y ahora viene Suran a acompañarle.- Aquel comentario me hirió. De todas las personas que podía decir, se le ocurrió aquel nombre. Parecía tenerla aún presente.

-No es broma. Yo le he invitado a quedarse.

-¿Olvidas qué esta es mi puta casa?.-Se me encaró de forma brusca, pero no agresiva. Simplemente lo hacía porque le incomodaba el hecho de tener a alguien más en casa. Él era un chico demasiado solitario todavía.

-Puedo dormir en el sofá.- Intervinió Tae evitando una pelea inminente. 

-No puedes, es que vas a dormir en el sofá.- Al menos podía haberle hecho dormir en el felpudo. Me conformaba con que le hubiese dejado quedarse en casa. Imaginaba que saldría el Yoongi antiguo, agresivo e hiriente. Y acabaría por echarnos a él y a mí de su apartamento. Pero no, de una vez por todas estaba cambiando. Por fin estaba empezando a mejorar.

Acabé por traerle un par de mantas a Taehyung. Ya que iba a dormir en el incómodo sofá del salón, esperaba que en una noche de invierno tan fría estuviese de alguna forma cómodo. Aunque estuve discutiendo varios minutos con Suga por le hecho de prefería que se muriese de hipotermia antes que darle una de sus tantas mantas. No sé cómo lo hice, pero le acabé convenciendo. Últimamente lo último que quería Yoongi eran peleas, debía ser parte de su mejora.

Nos encerramos en la habitación los dos solos. Ya era demasiado tarde y al peliazul se le caían los párpados del sueño. Sin embargo, cuando me esperaba que se cayese rendido en la cama nada más tocarla, no lo hizo. Se quedó quieto sentado en el borde, mientras miraba cómo me cambiaba el pijama. No lo hacía de forma sexual, no pretendía atacarme cual presa. Simplemente estaba hipnotizado conmigo y aquello me encantaba. Me acerqué a él con una tierna sonrisa en los labios, a lo que él contestó con otra aún más tierna. Deslicé la camisa por mis brazos y con suavidad me senté sobre su regazo. Podía haber hecho cualquier cosa en aquel momento, lanzarme a la cama y hacerme el amor, besarme apasionadamente o mil ideas más que se pasaban por mí cabeza. Pero en cambio se quedó maravillado ante el brillo de mis ojos, acariciando mi nunca con delicadeza y sin dejar de perder el rastro de estos. Poco después apoyó su cabeza en mi hombro y me abrazó con todo el miedo oculto en él. No lograba entenderle, porque era imposible comprender que pasaba por su mente. Pero sabía que algo en él no estaba yendo bien, y lo único que necesitaba era que le abrazase fuerte en aquel momento.
Jugueteé con su pelo entre mis dedos, mientra besaba tanto su frente cómo su cabeza. Una y otra vez. Porque las palabras jamás le habían consolado, pero aquellos pequeños actos que no estaba acostumbrado a recibir, sí.

-Te he echado tanto de menos.- Hundió aún más su cabeza tras dejar escapar aquel leve susurro. -No puedes imaginarte cuanto.

Estaba a punto de contestar cuando la puerta de nuestra habitación se abrió. Entró mi hermano corriendo, hecho un auténtico burrito con las mantas y mirando la escena con ojos cómo platos. Ambos miramos en su dirección al mismo momento. Y él se puso rojo cómo un tomate, aunque no había visto nada malo.

-¿Ibais a follar?.-Tartamudeó con vergüenza. 

-Sí joder, ahora lárgate.- Respondió el chico sin dejar de rodear mi cintura con sus brazos. -Aunque si te quieres quedar de espectador, tú mismo.

Yo me levanté apartando a Suga de mi cuerpo y me tapé con una de las mantas que había dejado tiradas antes en la cómoda. Sonreí cómo si no pasara nada, a pesar de saber que la vergüenza estuviese recorriendo mi cuerpo. Yoongi sólo se rió al ver mi cara también completamente colorada.

-¿Qué necesitas?.- Musité. Me giré hacia Yoongi y me tapé la boca con el índice para indicar que cerrara la boca de una puñetera vez.

-¿Puedo dormir con vosotros...?.- Susurró antes de cerrar la puerta tras de sí y dejarnos con una expresión que lo decía todo y a la vez nada.

𝑂𝑛𝑙𝑦 𝐹𝑜𝑜𝑙𝑠 𝐹𝑎𝑙𝑙 𝐹𝑜𝑟 𝑌𝑜𝑢 ──𝐌𝐢𝐧 𝐘𝐨𝐨𝐧𝐠𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora