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La noche pasó rápida en comisaría. Nos llevaron a los tres, ya que Yoongi decidió irse a casa porque no se encontraba bien. Estuvimos toda la noche contando nuestra versión de la historia, lo que sabíamos, los antecedentes y todo. Evitando dar nombres de más para no involucrar a nadie más. 

Con tanto embrollo y tanta charla, casi se me había olvidado que mi novio se iba justo aquella mañana. Un coche iba a venir a buscarle a la puerta, para llevarle directamente al aeropuerto y poder irse hasta Los Ángeles. Eso sí, si queríamos despedirnos, tenía que ser allí. A nadie le permitían acompañarle hasta el aeropuerto, ni si quiera a mi. 
Eran las cuatro de la mañana y faltaba una hora exacta para su partida, la buena noticia era que no tardábamos ni veinte minutos en ir hasta casa, ¿la mala? era un adiós definitivo.

-No hace falta que vayas tan rápido.- Susurré algo cansada tratando de evitar la realidad.- Llegaremos de todas formas.

Las luces de las farolas golpeaban mi cara, se sentía algo molesto, pero ni fuerzas tenía para quejarme. Y como predije, estábamos ahí un cuarto de hora antes de que se fuese. Poco a poco, empezó a venir más gente. Apareció Clàudia acompañada de Jin, después de conseguir aparcar, apareció Taehyung y por último, Suran.
Clàudia se sentó a mi lado y agarró mi mano con fuerza. Jin hizo lo mismo pero desde el otro lado. Me sentía mal por él, incluso cuando lo había perdido todo, era él quien me daba apoyo.
Mientras esperábamos a que bajase el chico, empezamos a explicarle al resto todo lo que sabíamos y había pasado. Algunas caras eran de sorpresa, otras de rabia y en cambio, la de Jin, era de felicidad.

-Gracias por hacer esto por nosotros.- Musitó acariciando mi pierna con una pequeña sonrisa en los labios.- Namjoon estaría muy agradecido.

Y yo asentí, regalandole un fuerte abrazo y varias palmaditas en la espalda. El rostro de Jin había cambiado por completo, no le habíamos quitado un peso de encima, si no, una montaña entera.
La luz del rellano se encendió, cosa que hizo que todos nos girásemos en la misma dirección. Podíamos ver como Yoongi, de mala forma, trataba de bajar la maleta por las escaleras.

-Pero si es que es torpe hasta para eso.- Musitó Taehyung cruzándose de brazos.

-Seguro que lleva una copa de Whisky de más.- Respondió Jungkook.

-O dos.- Sonrió Suran.

Esta última se ofreció a ayudarle con las maletas. Hubiese sido yo, pero el simple hecho de tocar una de ellas, me hubiese hecho roto a llorar. Y no, quería que aquella despedida fuese feliz para todos nosotros.

Un coche negro se detuvo en frente nuestro, deslumbrandonos con sus luces. Efectivamente, eran las cinco de la mañana, la hora de irse. Lo primero que hizo Yoongi, fue pasar por delante de nosotros con sus pertenencias, y dejarlas en el maletero. Ni si quiera nos miró a la cara.
Cerró la puerta con fuerza y apoyó sus brazos, poco después su cabeza en ella.

Todos nos quedamos en silencio observándole. 

-Creo que os echaré de menos.- Susurró.- Incluso al alíen de mierda y al cara rata. 

Volvió a ponerse recto y se acercó a los nombrados para darles un fuerte abrazo.

-Sois unos imbéciles.

-Y tú también. -Respondieron ambos al unísono abrazándose.

Clàudia y Jin se levantaron corriendo, para formar parte de aquel abrazo grupal. Y en aquel momento, Suran se acercó a mi y se agachó para susurrarme unas palabras al oído.

-¿Estás segura de qué quieres guardar el secreto?.- Preguntó de forma tierna.- Vi el predictor en tú cajón mientras hacía la maleta, lo siento.

Yo apreté los labios con impotencia, seguro que me arrepentiría después, pero en aquel momento no me importaba en absoluto.

-Está bien así, mejor que no sepa nada de esto. 

Ella hizo una pequeña reverencia y se despidió de todos con la mano antes de entrar en el coche y sentarse en uno de los asientos de atrás. Yoongi agobiado, decidió separarse del abrazo.

-Joder, dais más calor que un trago de alcohol a palo seco.- Todos sonrieron con lágrimas en los ojos ante su comentario.

Jaebum me miró, algo asustado. Yo le hice un gesto con la cabeza para que se acercase a Yoongi y se despidiese.

-Buen viaje.- Respondió el chico con cierta vergüenza y extendiendo su mano.-Espero escuchar tus canciones en la radio.

-Gilipollas.- Suspiró Yoongi. Cogió a su hermano por los hombros y lo abrazó con fuerza.- Cuida a Noelle por mí, hermanito. 

Y consiguió hacer que Jaebum explotara y se pusiese a llorar en su hombro. Yo en cierto modo esperaba impaciente que llegase mi turno de abrazarle, pero a su vez, lo  único que quería es que se quedase a mi lado para siempre. A nuestro lado.
Hizo crujir sus nudillos, lanzó varios suspiros y por último, se acercó a mi.

-Adiós Noelle.- Dijo en tono silencioso. Como si no quisiera que lo escuchase, o, como si no quisiera decirlo.

-Te quiero, Min Yoongi.

Su mirada se cruzó con la mía por unos segundos, unos eternos segundos que hubiese vivido mil veces más. Observé por última vez sus ojos, sus labios, su nariz y cada uno de los lunares de su cara. Memoricé todos sus pendientes, sus anchos hombros y su pálida piel. Para mi seguía siendo aquel chico sarcástico con cara de bebé que se teñía el pelo como un helado y no lo asumía. Para mi seguía siéndolo todo.
Y cada vez que observaba más detalles sobre él, cada vez mi vista se veía más borrosa. Porque, aunque me prometiese a mi misma que iba a ser una buena despedida, no podía evitar llorar.
Me apoyé en su pecho, me rendí ante él y me mordí el labio con fuerza hasta hacerme una herida en él. Porque prefería cualquier cosa, antes de ser egoísta y pedir que se quedase. Aunque en el fondo sabía que él estaba decidiendo que se lo pidiese también.


Me abrazó. Pero con la calidez de todas aquellas tardes que pasamos a la orilla del río Hann en invierno. Con la ternura de cada una de las letras que me escribía y escondía para que nunca las pudiese leer, pero siempre acababa encontrando. Me demostró por última vez, lo mucho que me quería y lo mucho que lo importaba.

-Ojalá pudiese hacer algo por ti. -Apoyó su frente en la mía y me miró fijamente a los ojos. No podía ocultarlo más, él también estaba llorando.

-Bésame  Yoongi.- En aquel momento se me olvidó que existían más personas. Para mi, sólo éramos él y yo, en un único y compartido universo. -Por favor.

Y así lo hizo. Pero por mucho que tratase de describir aquel beso, sería imposible. Porque nunca antes me había sentido así. Fue único, fue especial, fue perfecto y también, fue el último.
Cuando se separó de mis labios, soltó mis mejillas y se dispuso a caminar, sentí como se rompía mi corazón. Por cada paso que daba, era un pedazo más. Escuchaba sus pisadas en el suelo y también escuchaba a la misma vez un trozo destrozado de mi.


-¡Espera Yoongi!.- Grité poco antes de que se subiera al coche.

Todos se giraron sorprendidos y en cierto modo, algo ilusionados. Yoongi se paró en seco y se giró como un perro cuando ve su golosina favorita.

-¿Si hubiésemos tenido un hijo, qué nombre le habrías puesto?.

Él me miró dudoso y se encogió de hombros.- Odio esos pequeños monstruitos, pero sin duda hubiese querido a un niño y que se llamase como yo.

-¿Y si fuese una niña?.- Sonreí algo disgustada ante su respuesta.

-Minah, me gusta Minah.

Suspiró por última vez antes de subirse al coche y despedirse para siempre. Mientras todos los chicos trataban de asimilar lo que había pasado y lloraban.  Estaba yo, en silencio, mientras acariciaba mi abdomen de forma disimulada. Porque ya me había decidido. aquella niña se iba a llamar Min Ahn.

𝑂𝑛𝑙𝑦 𝐹𝑜𝑜𝑙𝑠 𝐹𝑎𝑙𝑙 𝐹𝑜𝑟 𝑌𝑜𝑢 ──𝐌𝐢𝐧 𝐘𝐨𝐨𝐧𝐠𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora