♡36 (m.yg)

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Me sentía cómo un completo imbécil, aunque no era algo extraño viniendo de mí. Estaba ahí, de pie, de forma inerte. Cómo si mi cuerpo no pudiese reaccionar debido a mis emociones, y aunque lo entendía, no podía evitar que me doliese y me quemase por dentro. Y cuándo la miré a los ojos, joder, cuándo vi aquellos putos ojos llenos de preguntas sin respuestas, me di cuenta de porque la quería tanto. Porque aunque muchas hubiesen pasado por mí vida o simplemente por mí cama, de tantas, había encontrado a la más especial de todas. 
Y era única. La qué desde un principio estuvo ahí por y para mí. Y después de tantas veces que la intenté echar de mí vida, que le grité que la odiaba y que la tratase cómo una puta mierda. Ella nunca se iba de mí lado porque entendía cuánto la necesitaba.
Y si que a veces llegaba a ser cabezona, actuaba cómo una cría caprichosa, le costaba aceptar sus errores y se metía demasiado dónde no la llamaban. Pero a pesar de esos pequeños defectos y a pesar de toda la oscuridad que la intentase absorber, ella seguía manteniendo esa luz que la hacía brillar cada vez más.
Allá donde la buscase o la necesitase, Noelle era aquel rayo de esperanza que atravesaba la ventana de mí cuarto cada mañana.

Volví a repasar una vez más su rostro. Aquella pequeña cara, con el mentón en forma de uve. Vi una vez más sus tiernos labios, que por muchas veces que los hubiera besado no les había prestado la suficiente atención para darme cuenta que eran jodidamente preciosos. Y cuándo estaba en medio de aquel análisis físico que me dejó aún más dolido que antes, noté sus cálidas manos rozar mis mejillas con suavidad. No me había dado cuenta, casi sin pensarlo varias lágrimas se habían escapado de mis ojos. Odiaba mostrarme de esa forma delante de cualquier persona, odiaba con toda mí alma ser tan débil y no poder reprimir esos sentimientos para mí mismo. Porque sabía que sí lloraba, podría hacerle más daño del que ya le había hecho. 

-Yoongi.- Musitó ella mientras acariciaba mí espalda de una forma realmente tierna que no podía esperarme.- Llorar no te hace débil en absoluto. Así que por favor, no lo ocultes más.

No importa si no puedes con el peso de los años, si te duelen tus cicatrices o si simplemente ya no te apetece vivir. Pero no guardes esos pensamientos dentro de ti, porque sólo harán que te consumas cómo los cigarrillos que siempre estás fumando. Si escondes todo lo que te duele, tan sólo estarás creando un bucle del que no podrás salir. Y yo lo único que quiero es que salgas de esto de una maldita vez y podamos ser felices juntos.

-Noelle la felicidad es una gilipollez que se ha inventado la gente y tú te has creído.- Suspiré con desesperación. Ojalá simplemente las palabras ayudasen a superar los problemas y me ayudasen a dejar de ser un desastre.- Esto no es un puto cuento de hadas en el que vamos a ser felices para siempre, esto es la jodida realidad. Dónde algunos capullos no tenemos suerte en la puñetera vida y por mucho que intentemos hacer cosas y cambiar, sólo la cagamos más.

-Tienes razón.- Sonrió y me sorprendió por completo. No parecía ser ella. No parecía querer llevar la razón y querer discutir hasta el amanecer de un próximo día. Ni si quiera me miraba con pena o ofensa por mis palabras. Simplemente asentía con la cabeza con aquella sonrisa tan sincera. -Gracias a lo nuestro borré esa idea de mí cabeza hace tiempo. Pero eso no significa que no tengamos el derecho de ser felices. Yo... Sé que has sufrido mucho y te han hecho mucho daño, sé que te has sentido muy sólo y que te han utilizado millones de veces. Y sé que no eres capaz de pasar página porque tienes miedo a que todo eso vuelva  a pasar.

Sus ojos empezaron a brillar, pero a diferencia de mí, Noelle nunca guardaba sus lágrimas. Y eso era otra de las tantas cosas que amaba de su forma de ser. Nunca escondía sus sentimientos. Si tenía que gritar, lo hacía. Si tenía que llorar, también. Y así con cada emoción que pasase por aquella cabecita maquinadora que tenía. Por eso la admiraba tanto. Por eso me enamoré de ella.

-No te voy a mentir. Cada vez que me rompías el corazón, sentía que debía dejarte tal y cómo estabas. Qué no iba a estar dispuesta a ayudar a un gilipollas que simplemente estaba conmigo por aburrimiento. Pero poco a poco fui conociéndote y fui descubriendo te verdadero yo. Vi que no eras más que un chico muy roto que estaba cansado de todo y que llevaba sobre sus hombros la carga de varios vicios. Y aunque era una idiota y estaba cegada por las ilusiones de una niñata, fui capaz de abrir los ojos y ver que no iba a ser fácil el camino de llegar hasta ti y ayudarte. Empecé pensando que con mí presencia, bastaría para poder ayudarte a superar todos tus problemas. Pero por cada hostia que nos dábamos y por cada piedra con la que tropezábamos, iban surgiendo nuevos secretos y anécdotas que me hacían ver esta relación de otra forma.- Su voz empezaba a entrecortarse. Notaba cómo un nudo en la garganta le impedía hablar con normalidad y como las lágrimas en sus ojos hacían que su vista fuese borrosa y pesada. -Te prometo que llegué a odiarte. Llegué a pensar que eras un jodido inútil y que te divertías jugando de esa forma conmigo. Pero me equivoqué. No quiero decir que tu pasado sea excusa para tratarme de esa forma, porque tú pasado no ha terminado todavía. Y ese dolor sigue apareciendo en tú día  a día. Por eso no me he separado nunca de tú lado, porque joder Yoongi, eres una persona increíble a la que le ha tocado convertirse en una persona horrible cómo modo de supervivencia. Y sé que nuestro final feliz, no tendrá perdices, ni joyas, ni princesas, ni príncipes, ni ninguno de esos clichés de películas Disney. Sé que nuestro puto final feliz llegará, pero será distinto porque es sólo nuestro. Quizás vivamos en un piso enano, discutamos de vez en cuando, unos días no nos podamos ver por el trabajo y otros no podremos salir de la cama. Sé que habrán llantos, enfados, contestaciones sarcásticas, pero también se que habrán risas en exceso, besos, abrazos y canciones por doquier. Habrán cosas que ambos amemos y odiemos, pero serán cosas que no te impidan levantarte de la cama y que pienses en morir. Por eso será nuestro final feliz, porque de una vez por todas superarás esto. Y lo sé Yoongi, lo sé.

Cerré los ojos y los puños con fuerza. Aquella mezcla de amargos sentimientos, parecían ser fuegos artificiales que explotaban dentro de mí corazón. Sus palabras no sólo habían atravesado mi pecho, si no que también estaban golpeando con fuerza las paredes de mí llanto. No podía reprimirlo más, no quería reprimirlo más. Y finalmente, rompí a llorar. Con una mano sintiendo mis latidos y con la otra tapándome la boca para evitar no gritar de la desesperación. Había pasado tanto tiempo desde la última vez, que ya ni si quiera recordaba lo mal que se sentía. Era cómo si algo se apoderase de mí y agarrase mi cuello con fuerza desde dentro para evitar que hablase. Sentía mi pecho oprimido, mis manos temblorosas y mi respiración entrecortada. La peor sensación de mí vida, lo podía asegurar. Pero aquella vez, por muy roto que estuviese, no había explotado en soledad. Porque ella, con vergüenza, tuvo la capacidad de olvidar por un momento sus lágrimas y correr a mis brazos para tranquilizarme.

Nunca había conocido a una mujer cómo ella, porque sí, ya no era una niña. Había crecido tanto y había aprendido tanto, que ya podía considerarle una mujer. Y mientras me sostenía con fuerza y delicadeza entre sus brazos, yo simplemente dejé mi frente apoyada en la suya. 
¿Por qué cada vez que me rozaba sentía el estómago revolverse de aquella manera? Y por qué crecían involuntariamente aquellas incansables ganas de besarle y decirle lo maravillosa que era?. Sólo los tontos se enamoran decían. Pero sólo una completa estúpida se enamoraría de mí. Y era la más bella estúpida que podían observar estos ojos tan cansados.

-Noelle.- Susurré tratando de incorporarme cómo podía. Ella, aún sin borrar aquella sonrisa de su rostro por muy destrozada que estuviese, me miró. Olvidé por unos segundos lo que quería decirle, o mejor dicho, no sabía de que forma decírselo. Quería confesarle tantas cosas, que se hacía imposible el simple hecho de decirle cualquiera de ellas. -No, nada. Qué estás muy fea cuando lloras.- Sonreí.

Sus ojos se abrieron como platos, pero en vez de pegarme una bofetada e irse corriendo con una contestación aún más grande que la mía, simplemente volvió a sonreír y me miró.

-Yo también te quiero Yoongi.

Y mientras decía aquellas palabras, mi mundo empezaba a tener sentido de nuevo. Y por fin tuve claro, de una vez por todas, que quería a esa chica en mí vida. Y qué iba a luchar por transmitirle cada una de las cosas que siempre le había estado ocultando por vergüenza o pena. Quería agradecerle todo lo qué había hecho por mí, y también, quería hacerle saber que era mucho más que una persona importante que había pasado por mí vida de casualidad. Quería hacerle entender, que se había convertido en la mujer con la que quería pasar el resto de mis últimos días.

𝑂𝑛𝑙𝑦 𝐹𝑜𝑜𝑙𝑠 𝐹𝑎𝑙𝑙 𝐹𝑜𝑟 𝑌𝑜𝑢 ──𝐌𝐢𝐧 𝐘𝐨𝐨𝐧𝐠𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora