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"¡La nueva canción de Suran y Agust D está siendo un completo éxito en todas las emisoras de Corea del Sur!"
"El artista del año Agust D expresa su agradecimiento por llegar a producir y componer las canciones de su compañera sentimental Suran".
"Existen rumores que hablan de la supuesta relación entre Agust D y Suran, no se lo pierdan después de los anuncios".

-Gilipolleces.- Cogí el mando y apagué el televisor cansado de ver tantos estúpidos programas de varios canales.

Sus largos dedos y fríos jugaban con mis hombros delicadamente. Intentaba relajar mi cuerpo ya que yo no era capaz de lograrlo. Sentí sus labios rozar mi oreja con suavidad y después sonreír sobre esta. 

-No estés preocupado por esas tonterías.- Se sentó a mi lado y cogió mis dos manos con fuerza. Me resultaba tranquilizador esos pequeños detalles que tenía conmigo. Conseguía perder mis pensamientos cada vez que me tocaba con sus manos.

-Me tienen hasta los huevos esos jodidos rumores.- Saqué un cigarrillo de mi bolsillo y lo puse sobre mis labios. Suran fue quien se encargó de coger el mechero y encenderlo para mí. Era una chica atenta. -Tengo tantas cosas en la cabeza que lo último que quiero son 10 mentecatos llamándome a todas horas para entrevistarme.

-Es el precio de la fama Yoongi.

-Suga, llámame Suga.- Solté el humo con lentitud por la boca. Una característica mía muy notoria. -Nadie me llama Yoongi ya.

Hizo un puchero en modo de desacuerdo y hundió sus mejillas en sus puños. Me miraba en cierta forma tierna, pero a su vez se moría de ganas de escuchar más que 4 palabras sueltas de mi boca.

-¿Es esa chica otra vez? Pensaba que ya lo habías dejado con Somin.

-No, no tiene nada que ver con ella.- Miré como poco a poco se iba consumiendo mi cigarrillo y a mi a penas me importaba. Varias caladas habían bastado ya para tranquilizarme. Por suerte, ya no necesitaba tanto el tabaco como antes.-Suran, quiero preguntarte algo.

Sus ojos se iluminaron con un fulgor único. Parecía que había visto lo mejor en su vida o que había escuchado una noticia demasiado sorprendente. O algo mejor, el genio de Daegu Min Yoongi estaba preguntándole algo.

-Adelante.- Asintió con una pequeña sonrisa que dejaba ver unos hoyuelos a los lados de su mejilla.

-¿Qué harías si te diesen la oportunidad de cambiar tú pasado?.-Su cara se volvió un poema en pocos segundos. No estaba entendiendo mi pregunta o directamente se esperaba otra cosa. -Me refiero a que si un día por casualidades o por el destino;llámalo cómo quieras, te despiertas y tienes la capacidad de cambiar lo que has hecho, lo que has vivido o de recuperar lo que has perdido. ¿Qué harías?Es una respuesta algo difícil. ¿Aprovechar o seguir con tú vida y seguir hacia delante?.

-Creo qué aprovecharía...-Se rascó la cabeza y me miró con una clara interrogación en su rostro. -No sé ha que viene esto.

-No, no es nada.- Acabé por apagar la colilla y soltar el poco humo que quemaba mi garganta. -La mente es capaz de crear un infierno en su interior. Pero, a su vez puede transformarlo en vida.

-¿Estás diciéndome la letra de tú próxima canción?.

-Sí, es eso.- Sonreí. Me hacía demasiada gracia ver las extrañas reacciones que tenía después de mis repentinas preguntas. 

Me levanté del sofá y me dirigí hacia mi viejo piano marrón. Era aquel de mi infancia que saqué de casa de mis padres después de mudarme a Daegu de nuevo. Era el único que lograba resolver mis dudas, apagar mis miedos y ordenar algún que otro sentimiento. Era mi fiel amigo, acompañado de la tinta de mi bolígrafo y de mi papel. Se había convertido en mi primer amor, pero no en el último.
 Me senté en la banqueta, observando con detención las blancas y brillantes teclas que tanto tiempo me habían acompañado. Cerré los ojos y comencé a tocar. No sabía que hacía, mi mente no respondía a mis movimientos. Esta vez estaba tocando con el corazón y no con la cabeza. Todo a mi alrededor era silencio, todo menos la melodía que mi compañero se atrevía a pronunciar. Recordé todas aquellas veces en las que no podía ver nada más delante de mí. Tan sólo una cegadora niebla que a penas me dejaba respirar. Cuando derramé lágrimas de más, cuando aún sin fuerzas sonreía, porque incluso en aquellos momentos estaba acompañado de mi piano. En el fondo seguían siendo recuerdos agradables.

Hasta que el día de nuestra separación llegó. Mientras agarraba mis maletas y arrastraba mi destrozado cuerpo. Le gritaba que no podía seguir y no mentía, jamás le mentí. Pero pese a aquellas palabras se quedó a mi lado. Cuando estaba atrapado en un pozo de desesperación y le aparté por completo de mi vida, dejando que el polvo lo ensuciara y que mis golpes de rabia le destruyeran lentamente. Me arrepentí por completo de haberle conocido siendo un niño, de haberme enamorado de sus sonidos y de haberme aferrado tanto a él. Y aunque yo no dijese nada, seguía esperándome una y otra vez en el mismo lugar.

 Poco a poco mis recuerdos se fueron mezclando junto a las notas de piano ensalzadas. Recordando que no era la primera vez que vivía aquello. Que alguna vez tuve a alguien igual que me quería y que no me dejaba jamás de lado. Por mucho que yo le hiciese daño, le hiriese o acabase con su cordura. Por muy idiota que fuese, alguna vez tuve a ese alguien que luchaba día y noche por mí. Por quien empecé a perseguir mis sueños de nuevo y quien consiguió romper esa brecha entre la música y yo que tanto tiempo nos había separado. Quien desató la venda de mis ojos y me hizo mirar hacia el futuro. Lo hizo todo por reparar a este demente. Se podría llamar mi verdadero primer amor, Noelle.

Dejé con suavidad las teclas del piano, mi vista algo cansada y casi abarrotada de lágrimas me impedía continuar con aquella pequeña sonata. Ahora sabía todo lo que había estado haciendo este tiempo, ahora entendía absolutamente todas las miradas de odio y por supuesto, entendía perfectamente porque no pude acabar con ella. Apoyé mis hombros en el piano, con una sonrisa amarga que me sabía a algo más que hipocresía y con el corazón en la punta de la lengua. Porque si por mi hubiese sido, lo hubiese regalado antes de llegar a este punto. 
Sentí los brazos de Suran rodear mis hombros con mucha fuerza y su cabeza apoyada en mi. No entendía nada, pero sabía perfectamente que las cosas no iban bien. Y que llevaban un largo tiempo sin funcionar.

-¿Estás bien?.-Preguntó con un hilo de voz casi audible. Parecía querer acompañar a mis lágrimas.

-Hacía mucho que no tocaba el piano, es algo especial para mí.- Sonreí acariciándolo por encima y cerrando la tapa de este.

Ella asintió con la cabeza, no muy convencida de mi excusa. Pero no era de hacer más preguntas en aquel tipo de momentos incómodos. Prefirió dejar atrás lo que había visto.

-¿Esa será tú nueva canción?.-Agarró mi hombro con una mano y con la otra me advirtió.- Porque si es así, déjame decirte algo.

-Eres libre de expresarte. -Susurré acariciando su cabeza con un par de palmadas.

-Es preciosa y exijo saber el titulo de esta ahora mismo.- Sonrió con una mirada cristalina. Parecía que mi melodía también logró calar bien hondo en ella. Incluso sin comprender el gran sentimiento que la acompañaba.

-¿El título?.-Sonreí yo poniéndome una mano en la cabeza pensativo.

Asintió con la cabeza y me miró atenta. No pude evitar resistirme a aquellos ojos, después de todo. Ella era la única persona en la que podía confiar.

-He pensado en algo, pero no estoy seguro de ello todavía.

-¡No te hagas el interesante harás que pierda la paciencia!.

Sonreí y lancé un pequeño suspiro antes de responder definitivamente.

-"First love".


𝑂𝑛𝑙𝑦 𝐹𝑜𝑜𝑙𝑠 𝐹𝑎𝑙𝑙 𝐹𝑜𝑟 𝑌𝑜𝑢 ──𝐌𝐢𝐧 𝐘𝐨𝐨𝐧𝐠𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora