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Podía haberme esperado cualquier otra cosa. Alguna noticia que comparada con esta, tan sólo fuese una simple tontería. Pero no, no podía haber nada peor que lo que estaba pasando. Entre todos los problemas por los que había estado pasando, entre todos esos malos ratos y demás. Sin duda, esto era lo peor de todo. La vida de Namjoon estaba colgando de un hilo. Y todas las flechas indicaban a un predecible y duro final. No podía estar pasando aquello. No podía morir, no ahora.

*****

Hoseok no me había dirigido la palabra desde que llegué. Ni si quiera una triste mirada. No era momento de celebrar nada y mucho menos de una inútil reconciliación. Pero lo mínimo que esperaba de aquel que en su momento fue mi mejor amigo, era una muestra de afecto. Al menos una mísera muestra que me demostrara que iba a seguir a mi lado. Aunque con eso imaginé que decidió ir por el otro camino y quedarse al lado de Jimin. Y aunque fingiese ignorancia, realmente me dolía. No esperaba que se decantase por uno de los dos, o al menos no tan rápido. Simplemente no podía dejarme de aquella manera, cómo si nuestra amistad realmente no hubiese significado nada. Me acababa de convertir en un triste número más en su vida.
Caminé hasta el final de la habitación, ahí se encontraban Jackson y JB sentados en unos sillones color granate que parecían de todo menos cómodos. Aún así estaba cansada de quedarme de pie mirando por la ventana y decidí sentarme en uno de ellos para acompañarlos. Aquel ambiente se me hacia demasiado familiar, y por eso sentía aquel vacío mezclado con angustia en el pecho. Cómo si alguien estuviese oprimiéndolo con recuerdos casi olvidados. 
Mi mirada fue directa a la camilla donde se encontraba Namjoon. Demasiado pequeña para él en mi opinión. Ni aquel tipo de bromas en mi cabeza dejaban que el ambiente se tranquilizase, nada podía cambiar el hecho de que podíamos perder a nuestro amigo. Y esta vez, no era un simple simulacro o una prueba para llamar mi atención. Era la más cruda de las verdades. Aquella jodida amarga realidad. 

Saqué mi teléfono móvil para enviarle un mensaje a Yoongi, no iba a contarle nada por el momento. Pero debía avisarle de que no me quedaría en casa a dormir. Antes de poder abrir su chat y hablarle, Jaebum ya me había quitado el móvil y se lo había guardado en el bolsillo de su chaqueta. Se levantó mirando a sus lados, cómo si hubiese cometido el peor de los crímenes. Me hizo un gesto con la cabeza y me obligó a salir de la habitación junto a él. Dejando a los demás en aquel aturdidor silencio en aquella grisácea noche.
 Bajamos unas casi interminables escaleras, unos iluminados pasillos y alguna que otra puerta. Caminamos hasta llegar a una pequeña sala la cuál parecía ser una cafetería. No era la gran cosa. Habían unas cuantas mesas de madera, con sus sillas a conjunto. Tres o cuatro máquinas expendedoras y una barra la cual sólo abría a ciertas horas. Tuvimos suerte (Si es que en un momento cómo aquel se podía considerar), aún faltaban 20 minutos para que se cerrara y eso significaba que aún teníamos tiempo para pedir algo. Yo fui bastante predecible y pedí un té, cómo siempre. Me senté en una de las sillas más alejadas de la puerta, una al fondo que estaba justo en frente de un ventanal donde se podía ver gran parte de la ciudad. Poco después Jaebum volvió a hacerme compañía con su taza de café americano. Sin duda aquel chico empezaba a parecer una copia exacta de Min Yoongi. Sólo que con más altura y un poco menos de gracia. Pero sin duda tanto cómo su personalidad, cómo sus gustos parecían ser exactos.

-¿Me devuelves mi teléfono?.-Pregunté mientras disolvía el azúcar de mi taza.

-No.-Le dio un sorbo a su café y miró por la ventana ignorándome por completo.

Gruñí y puse mis ojos en blanco. También debía añadir una cosa, los dos me ponían de los nervios. Dirigí mi mirada de nuevo a las vistas, imitando al chico. Sin duda Seúl envuelta en aquella espesa niebla era aún más preciosa. En el cristal reflejado pude ver perfectamente cómo el chico me miraba con su cara hundida en el puño. Su reacción me parecía graciosa, porque cada vez que volvía a mirarle, él apartaba rápidamente la cara cómo si fingiera que el señor camarero fuese lo mejor que ha visto con sus ojos. Simplemente parecía cómo si estuviésemos teniendo una pelea de miradas, parecíamos dos completos idiotas. O mejor dicho, lo éramos. 

𝑂𝑛𝑙𝑦 𝐹𝑜𝑜𝑙𝑠 𝐹𝑎𝑙𝑙 𝐹𝑜𝑟 𝑌𝑜𝑢 ──𝐌𝐢𝐧 𝐘𝐨𝐨𝐧𝐠𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora