Capítulo diecisiete

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DATTIA. 

Terminé de verme al espejo una vez más para asegurar que todo esté en su lugar. Unos jeans ajustados negros tiro alto con un suéter gris que decía "The streets of Europe" con unas zapatillas medias botas grises algo altas. Me hice una trenza de costado suelta y desprolija que me queda bien. El estilo muggle era muy peculiar, era algo que me encantaba. Bajé a la sala principal de Gryffindor. 

— ¿A dónde vas tan arreglada querida? — Me preguntó Herm, me giré a verla con una sonrisa traviesa. 

— Don Huroncito pidió permiso para llevarme a quién sabe donde — 

— Trata de cuidarte, no quedes embarazada Dattia Por favor — Dijo Hermione con tono gracioso, Reí y le tiré un beso para salir de allí. Me encaminé cerca de la puerta de la sala principal, eran las 09:15 de la mañana. Allí estaba el, con una sonrisa observándome caminar. 

— Buenos días Señorita Same — Hizo una inclinación. Reí.

— Buenos días Señor Malfoy, ¿Tendré el placer de saber a dónde me lleva? — El negó con la cabeza sin dejar de sonreír.

— Lo siento, pero me temo que no. Ahora por favor — Estiró su mano. — Tendrá que tomarme de la mano para realizar el viaje — Asentí con una sonrisa, a penas tome su mano giramos y caímos en un lugar desconocido para mí.

— ¿Dónde estamos, Draco? — Le pregunté observando aquel lugar con un tono de fascinación. 

— Estamos en una pequeña parte de Gran Bretaña, nunca supe exactamente dónde. — Me explicó aún tomado de mi mano. — Este lugar lo descubrí de chico, cuando escapaba de.. — Pausó un momento. — Cuando escapaba de Lucius. Ya verás, es un lugar agradable y con buena vista. Un buen lugar para pasar una linda mañana.. juntos. — Me miró con aquella sonrisa tan suya. Era un lugar muy colorido, había un paisaje hermoso, el césped bien cuidado, también había una cerca de hermosas flores y más atrás había una cabaña que en la parte delantera había como una hamaca familiar. 

— Es un lugar precioso Draco, me encanta — Le miré feliz. El me guió, aún de la mano hasta la cabaña con una hermosa sonrisa. Era cálida y muy bonita, bastante hogareña y familiar. Además de haber objetos muggles, y también mágicos, había una hermosa mesa de madera marrón y en ella estaba el desayuno. Una jarra de jugo de naranja con dos vacos servidos, tostadas, mermelada, panqueques y media lunas. Se veía tan apetitoso.

— Es lo mejor que podía hacer, me ayudó un poco mi Elfo Doméstico — Dijo con una sonrisa tímida ¡Oh por dios! ¡Draco Malfoy algo ruborizado! 

— Está perfecto. Me encanta esto, se siente tan bien estar aquí — Lo abracé. El rió por lo bajo.

— Me alegra que te guste bonita, porque aquí estaremos un buen rato aquí y juntos. — Besó mi cuello con delicadeza y luego me dio lugar para sentarme así ambos desayunamos. 

— ¿Cómo has conseguido el permiso para que Dumbledore te de los permisos para salir de Hogwarts? — Pregunté antes de darle un mordisco a mi tostada. 

— Bueno.. Le dije que quería pasar un día contigo fuera de interrupciones. Además, nunca pido permisos para salirme  — Me explicó con la voz clara y firme. 

— Ayer me gustó mucho estar contigo y que me enseñes Quidditch — Sonreímos. 

— ¿Por qué no entras el equipo de Gryfifndor? Serías mi mejor rival. — Levantó una ceja. 

— Harry es el buscador ¿Quieres que lo saque y entre yo? — Reí.

— Bueno, no estaría nada mal que San Potter salga del equipo —

Sex with the Enemy [Draco Malfoy] 1era Temporada Terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora