Capítulo cincuenta y uno.

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Draco. 

Me giré una vez más para ver a lo lejos las frías luces de Hangleton y todo el mal que lo acompañaba. Nos tocaba emprender un nuevo viaje, otra vez empezando desde cero y sin saber cuál de todos los caminos seguir. Ya estamos a la fecha 13 de octubre y a penas hemos conseguido destruir un solo horcrux. 

Empezamos a andar por aquel camino que era la nada.. cansados, con mucha falta de sueño y preocupación a la vez por intentar saber qué deberíamos hacer ahora. 

— Draco ¿qué te pasa? — Blaise se acercó un poco con su caballo. 

— Tengo una hermana — Le dije con la mirada perdida. — Una hermana de sangre mestiza — 

— ¿Una hermana de sangre mestiza? — Blaise rió irónico. — Pero si los únicos sangres mestiza que quedan son tú y.. — Me miró impaciente.

— Y Dattia. — 

— Es imposible. — Tragó saliva. — No pueden ser hermanos, es imposible Draco ¿Por qué piensas eso? —

— El anciano me dijo que yo era el hijo preferido de Lucius y le dije que era el único que tenía, pero me dijo que tenía una hermana.. de sangre mestiza. —

— No pienses en eso ahora, habrá tiempo para explicarlo —

— No puedo dar pasos en falsos si no tengo mi mente en claro, Blaise — Lo miré. Empecé a caminar hacia donde se encontraba el resto y Blaise venía atrás mío. Todos nos miraron, debo admitir que sentí algo de lástima por someterlos a esto.

— Pueden volver a Hogwarts si quieren. Necesitan dormir, comer, estar a salvo porque lo que se acerca no es nada bueno. — Me giré a ver a Zabini. — Tu también puedes volver con ellos Blaise, no sentiré rencor alguno porque te lo estoy pidiendo yo. —

— No pienso volver, estoy contigo en esto. Estoy con Dattia. — El moreno puso su mano en mi hombro. — Te acompañaré a donde quieras ir si quieres sacarte la duda. —

— ¿A dónde tienes que ir Malfoy? — Preguntó Potter.

— Tengo que ir a ver una bruja antes de seguir avanzando. — Respondí.

— ¿Para qué? — Preguntó Neville.

— Existe la posibilidad de que tenga una hermana — 

— ¿Qué? ¿Una hermana? — Dijeron todos a la vez.

— ¡Nunca te ha importado tu familia maldito hurón y ahora que necesita Dattia tu ayuda quieres ir a buscar a tu hermanita, eh! — Saltó La comadreja Weasley como si le hubieran metido el dedo en la nariz.

— Mi hermana.. — pausé. — Puede llegar a ser Dattia. — Dije y hubo un molesto silencio.. molesto y turbio.

— Es imposible — Dijo la pelirroja.

— No, no lo es — Murmuró Granger y todos la miramos. — Que no sea rubia y de slytherin no quiere decir que la posibilidad de que sean hermanos sea falsa. —

— ¿Sabes algo? — Preguntó Blaise.

— No. — Respondió.

— Te acompañaremos a donde sea que tengas que ir, Draco — La dulce voz de Luna decidió aparecer. Como siempre, esa sonrisa no se le iba y eso me gustaba mucho de ella. Me causaba paz. Asentí en modo de agradecimiento.

— No hay necesidad de usar las máscaras ni de viajar con los caballos. Haremos una aparición — Les dije mientras le hice seña para que se tomaran todos de la mano. 

Cerré los ojos e hice la aparición. 

Nos aparecimos en una Aldea.. no sabía muy bien donde estábamos. El sol empezaba a salir allí y era verano, un lugar muy bien cuidado y por alguna razón me hacía acordar a Dattia. 

— Draco — Granger me llamó mientras con la mirada señalaba a la pequeña casa que había ahí. Una anciana nos sonreía desde la puerta mientras nos hacía señas para pasar. Algo me decía que debía confiar en ella. 

— Vamos — Les dije y empezamos a avanzar hasta llegar. Entramos a la casa, era humilde y cálida.. nos sirvió un poco de té a todos. 

— Draco, acompáñame — Me dijo con una sonrisa mientras subía por unas escaleras. Me paré de la silla y la seguí como un niño obediente. 

Entramos a una habitación llena de retratos, cartas, varitas e incluso había un gran marco de Dumbledore colgado en el centro. 

— ¿Te has enterado que tienes una hermana? — Me preguntó mientras tomaba asiento frente a una pequeña mesa redonda y me señalaba para que me sentara también.

— Si, quiero saber sobre ella.. quiero saber quién es — Me senté.

— Me temo que ya la conoces, Draco — Me sonrió un poco y sacó unas 10 cartas grandes dadas vueltas y las puso sobre la mesa. — Pasa tu mano sobre ellas pero sin tocarlas — Me ordenó. Asentí y lo hice. Pasé  con cuidado mi mano sobre las cartas y más o menos a la sexta se me pegó. 

— Bueno.. a ver que salió — Tomó la carta y luego me la mostró. Era un A de corazón.

— ¿Qué significa? — Le pregunté frunciendo el ceño.

— Mira draco.. significa que tu corazón pertenece a esa persona a la que hasta el día de hoy no sabías que era tu hermana.—

— Dattia no puede ser mi hermana. No puede serlo.. somos diferentes — Le dije molesto pero ella sólo negó con la cabeza y luego puso una foto de Dattia sobre la mesa. Sonreía y sus ojos brillaban de felicidad.

— ¿Por qué piensas que tienen tantas cosas en común? ¿Por qué si? — Me miró antes de continuar y sacó una foto de mi madre. — ¿No lo ves, Draco? — 

— No son parecidas. — Negué. 

— El color de ojos de tu padre.. las cualidades tuyas, mestiza, mismos poderes, pero diferentes decisiones Draco. — Pausó un momento. — El mismo color de cabello que tu madre, esa bondad en el corazón, esa ternura.. la forma de ser de ambas es igual. ¿Te la imaginas con tu color de cabello? — Preguntó.

— Esos pequeños detalles no la hace mi hermana. —

 Sabes en lo profundo de tu corazón que ella lo es pero no lo quieres aceptar porque te enamoraste de ella.. — Dijo y tomó mi mano. — Sólo con saber que ambos tienen sangre mestiza, esa es la gran prueba.. y luego pregunta porqué tu padre le tenía tanto odio. — Dijo. Me levanté bruscamente de la silla y bajé las escaleras lo más rápido posible.

— Ya nos vamos. — Dije fríamente y sentí la mirada de todos sin entender. Hice una aparición y volví al lugar donde estaban nuestros caballos.

No tenía más fuerzas.. ya no las tenía. Me dejé caer junto a un árbol un poco alejado de mi caballo y empecé a llorar, a llorar como nunca nadie lo había echo, como un niño pequeño que le temía a la oscuridad.. mi corazón estaba roto y lo único que lo podía arreglar era saber que todo era un sueño, que todo era mentira. Mi fuerte deseo de todo esto fuera una pesadilla.. Golpeé con fuerza el árbol dándole puños y otra vez por más que me sangrara el nudillo.

— Draco basta.. basta — La pelirroja junto al resto intentaron detenerme. Mi ataque de crisis nerviosa era algo que no tenía desde pequeño.. desde muy pequeño. Las lágrimas caían sobre mi rostro como una cataras. 

— ¿PORQUÉ? MIERDA, PUTA MIERDA — Grité mientras intentaba seguir pegándole al árbol pero todos me detenían.

— Tranquilo, tienes que estar tranquilo.. sh.. sh — Ginny intentaba abrazarme hasta que por fin cedí. No más fuerzas. No más ganas de intentar matar lo primero que viera.. sólo ganas de tener a Dattia conmigo. Granger lloraba ¿porqué? ¿acaso mi dolor era tanto que el resto también lo podía sentir? Luna también lo hacía mientras acariciaba mi mano.

— El A de corazones — Murmuré y me paré de pronto. — Sé cuál es el segundo horcrux. — Los miré a todos y me subí a mi caballo, coloqué mi máscara y empecé a andar junto al resto.. 

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Uy uy ¿qué les pareció? 

Sex with the Enemy [Draco Malfoy] 1era Temporada Terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora