Capítulo 2.

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¡Hola a todos! Aquí os traigo el segundo capítulo del fic, este desde el punto de vista de Katniss. Es increíble la cantidad de comentarios, lecturas y votos que tiene ya este fic, de verdad, no sé cómo daros las gracias. 

Sigo respondiendo los comentarios del fic anterior, prometo responderlos todos cuanto antes, ya quedan poquitos de esta vuelta, después haré otra vuelta por todos los capítulos para ir respondiendo los nuevos comentarios. 

Por mi parte nada más. Espero que os guste mucho el capítulo y que tengáis una muy buena semana!

Besitos. 

-Natalia

Katniss.

La guerra está ganada.

Esas cuatro palabras parecen significarlo todo; la solución a todos los problemas parece estar escondida entre las letras, que parecen salvavidas a los que poder agarrarse.

Solo que no lo son. Como casi todo en esta vida,  esas cuatro palabras casi milagrosas van disfrazadas de buenas intenciones, y visten accesorios bonitos que las hacen parecer sinceras. Sin embargo, hay que tener vista de lince y halcón para descubrir ese detalle, y solo conozco a una persona en el trece en la que confiaría mi vida.

Haymitch camina con pasos sombríos y pesados, y observa con aire distraído las alegres celebraciones por el fin de la guerra contra el Capitolio mientras caminamos.

-¿Y ahora qué, preciosa? -me pregunta, sin mirarme directamente.

- Esperaba que tú tuvieras esa respuesta. Tú eres el que siempre tiene la respuesta.

Haymitch ríe amargamente.

-Me temo que el lío en el que te has metido va más allá que el alcance de mis dedos. Has ganado una guerra…

-No he ganado una guerra —puntualizo, interrumpiéndole—. He encabezado un bando de una guerra, un bando que ha resultado ganador y todo eso, sí; pero no he sido yo quien ha creado estrategias bélicas, quien ha hablado con todos los gobernantes del resto de distritos…

-Vale, vale —protesta Haymitch, alzando una mano para detener mi discurso—, ya lo he pillado.

-Entonces no digas que he ganado una guerra —apunto, malhumorada—. Lo único que he hecho ha sido posar para campañas publicitarias y pronunciar discursos dramáticos que ni siquiera han sido escritos por mí.

-El caso es que la gente te ha comprado, ¿entiendes? Se ha unido al bando del sinsajo, y ahora reclaman tu trono.

-Yo nunca he pedido un maldito trono. No quiero gobernar el país.

- Me temo que ese es el premio por haber ganado la guerra. Con Snow muerto, alguien tendrá que sustituirlo. Y tú, preciosa, tienes más salero popular que Coin, por decirlo de alguna manera.

-¿Y por qué tengo que ser yo? —protesto— Siempre he querido que el Capitolio fuera derrocado, pero no precisamente por mí.

Haymitch suspira y llegamos a un pequeño banco en el que tomamos asiento. Ahora que la guerra ha acabado, no hay peligro por salir al exterior del distrito, y todo el mundo parece encantado. Se están organizando los preparativos para la gran fiesta de celebración de esta noche.

-Eres el sinsajo, preciosa —apunta Haymitch, mirándome fijamente—. Lo quieras o no, es lo que eres, y has de actuar como tal.

Suspiro amargamente.

-Lo único que quise desde un principio fue proteger a mi familia, ¿sabes, Haymitch? Y mírame: ahora estoy sola, solo me quedas tú. En un principio creí que una venganza haría que la muerte de Prim, la huída de mi madre, o el abandono de Peeta me dolieran menos, pero no he conseguido nada de eso, sino que ahora estoy encabezando un movimiento en el que ni siquiera creo.  

Aunque al principio duda, Haymitch me pasa con cariño su brazo derecho por los hombros.

-A veces las cosas parecen tener vida propia —declara—, y cambian: evolucionan hasta convertirse en monstruos sin que nosotros nos demos cuenta.

Asiento con la cabeza.

-Siento que…—mascullo— no lo sé, es como si me estuviera enfrentando a una jauría de monstruos y estuviera cegada, sola, sin ningún tipo de arma con la que poder defenderme. 

Haymitch no responde de inmediato. Se dedica a mirar a alrededor, a disfrutar de la luz cegadora del sol.

-Si estás en esa situación, lo que debes hacer es salir corriendo y buscar armas, aunque detestes luchar contra monstruos. Porque, sino, los monstruos te comerán y despedazarán, Katniss. Y no podemos dejar que los monstruos nos devoren tan fácilmente. 

Sinsajo. ¿Qué pasaría si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora