Katniss.
“Katniss:
Reúnete conmigo en la recepción del hotel a medianoche.
Ven sola.
-R.”
La nota que ha dejado Reak sobre mi almohada parece un oleaje pálido entre mis dedos: la paso de unos a otros, mientras espero a Reak en el lugar indicado que, como de costumbre, está desierto.
Unos cinco minutos más tarde de la hora acordada, veo cómo Reak comienza a descender las escaleras de dos en dos, medio sonriendo. Saluda al gerente de recepción, y después se acerca a mí, sonriendo.
— ¿Qué sucede?
Su sonrisa disminuye un poquito.
—Nada —responde con tranquilidad—, ¿por qué estás tan nerviosa?
Le miro, incrédula.
—Oh, no lo sé. Quizás el enviar notas secretas pidiendo a la gente reunirse a medianoche a solas contigo es algo normal en el distrito tres, pero, en el doce, en el trece, y en el resto de distritos que conozco bien, es algo bastante sospechoso.
Reak ríe, divertido.
—Solo quería que me acompañaras a dar una vuelta. Este es mi distrito, y me gustaría enseñártelo.
Esta tarde hemos llegado al distrito tres, el lugar natal de Reak, aunque hemos llegado casi al anochecer, por lo que tenemos que posponer nuestras entrevistas con los presos para mañana temprano. Exhalo un profundo suspiro, lleno de paciencia.
— ¿Y tenía que ser ahora? ¿Así, solos y a medianoche?
—La magia de las ciudades solo es visible por la noche.
La pequeña sonrisa de Reak no puede esconder lo mucho que le divierte mi enfado. Finalmente accedo, no sin antes acribillarle a miradas.
Reak me guía hasta que salimos del hotel, que está situado en la calle más céntrica de la ciudad. Aunque es tarde, y estamos en plena posguerra, es viernes, y podemos ver a gente, sobre todo parejas, paseando por las calles. Reak sonríe nostálgico.
—No podemos volver muy tarde —le recuerdo, haciéndole sonreír.
— ¿Podrías hacerme un favor?
Asiento con la cabeza.
—Olvídate de todo: de la hora a la que tenemos que levantarnos mañana, de quiénes somos, de cuál es nuestra misión.
—Bueno, eso no es tan fácil como suena.
Reak se encoge de hombros.
—Simplemente inténtalo.
El distrito tres se me antoja bohemio, como si un secreto fascinante y único se escondiera en cada esquina. Reak al principio me lleva a las calles céntricas, presididas por imponentes edificios que parecen ponerse de puntillas para rozar las estrellas del cielo, que es un manto elegante y solemne.
Después, Reak me enseña sus rincones favoritos: la zona en la que solía reunirse con sus amigos para bailar, el paseo que recorrió de la mano de una chica por primera vez, o incluso las fábricas en las que trabajaba de prácticas como técnico aeronáutico o informático.
Finalmente, me conduce por una serie de callejuelas hasta llegar a una calle mal iluminada y desértica.
—Esta es la razón por la que no quería que Johanna viniese —murmura, en voz bajísima, como si me estuviera relevando su secreto mejor guardado.
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Sinsajo. ¿Qué pasaría si...?
Hayran KurguCon la guerra ganada y el Presidente Snow muerto, todo el poder de Panem recae directamente sobre la rebeldía encabezada por el Distrito 13, que, a modo de venganza final, decidirá organizar unos últimos juegos del hambre en el que participarán los...