Cuando se despertó, nuevamente sintió una luz brillante dándole de lleno en el rostro. Sin embargo, ahora Yuuri sabía que eso era el sol, que no podía apagarlo y encenderlo porque era un poder que no le concernía.
Esta vez observó con tranquilidad el cuarto. Lo que había leído en serio le sirvió. El temor y angustia que lo apresaron en un principio se esfumaron y ahora solo quedaba una extraña sensación de lejanía, como si estuviera en un viaje lejos de casa del cual no sabía cuándo volvería.
Se movió un poco en la cama y provocó que Vicchan se despertara. Levantó la cabeza peludita y enfocó la mirada soñolienta en Yuuri.
—Buenos días, Yuuri —saludó, emitiendo un suspiro, mostrando sus caninos.
—Buenos días, Vicchan —contestó Yuuri, incorporándose de la cama.
—Sabes, desde ayer vengo pensando en algo, pero... ¿no sientes un pequeño retorcijón en el estómago? Yo sí y empieza a molestarme.
Ahora que lo pensaba, era cierto. Su estómago se sentía vacío, era algo que nunca había experimentado. Se lo sobó como si con ello lograra calmarlo y de repente un gruñido provino de allí.
Vicchan y Yuuri se miraron asombrados.
—Ah, supongo que esto debe ser... ¿hambre? —preguntó él y Vicchan lo miró boquiabierto.
—Oh, ¡claro! Tenemos hambre, es obvio —dijo, saltando de la cama al suelo—. Los documentos decían que nos dejarían comida en un aparato grande llamado nevera. ¿Cuál de estos será?
Lo preguntó mirando tres de los particulares aparatos que rodeaban el cuarto. En una esquina, encima de una mesa, estaba una caja blanca con una pequeña puerta y al lado parecía haber un panel con números. El otro era también una caja blanca pero más grande, con una puertecita para abrirlo y al parecer había un agujero en el medio, también contaba con un panel para manejarlo. Y el siguiente era una máquina rectangular y blanca, con una puerta pequeña arriba y otra grande abajo, junto a una manija negra.
—Yo... no sé —murmuró Yuuri pensativo—. No añadieron imágenes, no sé cuál sea.
—Umm, entonces ¿qué te parece si bajamos a la cafetería a comer algo? Ninguno de los dos sabe cocinar en realidad y al lado hay un lugar que se ve bastante agradable, cuando pasé por primera vez uno de los empleados me dio comida —mencionó Vicchan, moviendo la cola.
—Por mí está bien, de igual manera en algún momento debía salir —contestó Yuuri, incorporándose—. ¿Vamos?
—¡Espera, Yuuri! —dijo Vicchan, jalándolo de la bota del pantalón—. ¿Recuerdas que leíste que los humanos siempre hacían algo en la mañana?
Yuuri frunció el ceño, sin comprender.
—¿Despertar?
—No, tonto. Bañarse, debes bañarte primero antes de salir. Y también cambiarte de ropa.
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Eros enamorado |AU Viktuuri|
Fanfiction|OBRA GANADORA EN LOS PREMIOS WATTYS 2019 EN LA CATEGORÍA DE FANFIC| |Obra ganadora en los Premios Katsudon 2018| |Historia destacada en el mes de enero 2020 por @Fan-FictionEs| La Oficina Central de Amor & Desilusiones, mejor conocida como OCAD, ha...