Capítulo XIX: Un Cupido más seguro

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Yuuri leyó una vez en los informes de sus clientes en Cupid que los jóvenes tenían una costumbre de flirtear bastante llamativa

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Yuuri leyó una vez en los informes de sus clientes en Cupid que los jóvenes tenían una costumbre de flirtear bastante llamativa. Consistía en arrinconar a la otra persona en cuestión, ya sea en una pared o una puerta, para así evitar que saliera huyendo y, si se daba el caso, besarla. Al leerla se dio cuenta que era una acción un tanto... exagerada, no comprendía por qué muchos hacían aquello y por qué era algo tan famoso.

Pero ahora que estaba siendo arrinconado contra una puerta con el cuerpo de Viktor Nikiforov muy, muy cerca de él pudo hallar la respuesta.

Su corazón iba a detenerse en cualquier momento. La colonia de Viktor se mezclaba en el aire y lo embriagaba, sintió una gota de sudor deslizarse por su espalda. Las palmas las tenía pegajosas y sus pies estaban a punto de fallarle.

Viktor lo miró desde arriba con una sonrisa. Y fue ahí donde se dio cuenta que estaba perdido.

—Yuuri, no había tenido la oportunidad de hablar contigo hoy —susurró Viktor, dejando que un mechón de cabello cayera en su rostro, ocultando uno de sus ojos lo que le daba un aire de misterio.

Yuuri soltó algo así parecido a una risa nerviosa, aunque se escuchó más como el chillido de un cerdo.

—No me sentía muy bien, así que fui a la enfermería. —Se sorprendió al encontrar su voz con normalidad, sin titubeos de por medio—. Eh, ¿Viktor?

—¿Sí, Yuuri?

—¿Puedo preguntar... qué hacemos aquí? —murmuró, abarcando con la mirada el cuarto pequeño en el que se encontraban.

Viktor, sin pedirle siquiera su opinión, lo arrastró allí en silencio. Yuuri no tuvo el valor de zafarse y huir, ni siquiera se le había pasado la idea por la cabeza. Simplemente se dejó llevar por Viktor, sin rechistar. Lo que no esperaba era que los encerrara en un cuarto que al parecer era la bodega de la biblioteca y donde el espacio era bastante reducido, cualquier movimiento lograba que se rozara contra Viktor.

Aun así, puso sus manos en los hombros del mayor y lo alejó. Viktor se vio un tanto sorprendido por la acción, pero obedeció. Se rascó la nuca con una mano, apoyando la otra en su cintura. Yuuri lo observó de arriba abajo, fijándose en que el suéter que llevaba se acoplaba muy bien a sus anchos hombros y a sus brazos, resaltaban algunos músculos.

Quiso golpearse por estar pensando en eso. No era el momento.

—Te vi entrar a la biblioteca y simplemente te seguí, eso es todo —respondió Viktor—. Es la única manera en la que pensé que no me evitarías.

Yuuri casi se ahogó con su propia saliva.

—¿E-evitarte? ¿Por qué piensas eso?

Viktor lo observó con una expresión de "¿Me estás viendo la cara de idiota?".

—Yuuri, te vi esta mañana corriendo en dirección contraria cuando yo salía de un salón. Luego te vi escondiéndote detrás de una columna cuando pasaba. Y faltaste a mi clase, para añadir —enumeró el peliplata con sus delgados dedos, sonriendo de lado—. No pasaste muy desapercibido.

Eros enamorado |AU Viktuuri|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora