Extra I: Expresiones de amor

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Ser un humano era difícil

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Ser un humano era difícil. Yuuri lo tenía claro desde la primera vez que pisó la Tierra. Y ahora, siendo un humano de pies a cabeza, lo confirmaba de nuevo.

Como Cupido no tenía que preocuparse de muchas cosas, entre esas el ducharse, ya que era un ser celestial; estudiar áreas que nunca en su existencia había oído, él era entrenado desde pequeño a ser solo un Cupido y nada más. Y entre tales cosas estaba un aspecto tan nimio e insignificante para un humano, pero para un Cupido era algo inaudito.

Alimentarse.

Yuuri lo había experimentado cuando llegó a la Tierra, claro. Pero lo que no sabía era que al comer demasiado ocurría algo raro con su cuerpo.

Y eso se llamaba obesidad.

—Viktor, estoy gordo —declaró al examinarse otra vez en el espejo, frunciéndole el ceño a esos pequeños rollitos de grasa en su abdomen. Se los agarró y amasó con las manos, bufando frustrado—. Parezco una papa rellena.

—No es cierto, pareces un lindo cerdito —dijo Viktor, sentado en su escritorio.

Tenía unas delgadas gafas puestas que le daban un toque más maduro y seductor. Marcó un grande y rojo cero en una hoja de la montaña de papeles que tenía en la mesa. Estaba en su modo maestro de universidad y no había poder humano que lo sacara de allí.

Yuuri resopló con fuerza, volteando para darle la espalda al espejo.

—Eso no me anima mucho —contestó, yendo al closet a sacar la ropa para aquel día—. Dentro de poco me tendrás que sacar rodando por las escaleras.

Yuuri tenía la capacidad de bromear sobre sus propias desgracias, era algo que había heredado luego de pasar tanto tiempo con personas como Yurio. Y también lo aprendió del primer ser que le dio toda su confianza y arriesgó más de lo que debía solo por él: Vicchan.

Suspiró, pasándose la camisa por los brazos.

—Yuuri —regañó Viktor, incorporándose de la silla y cruzándose de brazos. Yuuri pudo ver a la perfección los músculos de los brazos tensionándose y su perfecto abdomen. Tragó saliva, retirando la mirada—. Sabes que solo bromeo, no lo digo en serio. Estás perfectamente bien, no estás gordo.

Yuuri apretó los labios, mirando por fin a Viktor. Acción un poco difícil porque el hecho de tener a su novio semidesnudo en frente de él todavía le alborotaba el corazón, incluso si llevaban más de seis meses viviendo juntos.

—Pero... —murmuró Yuuri, mordiéndose la lengua para no decir lo que pensaba.

Lo cierto era que algunas dudas habían empezado a atacar la mente de Yuuri. Dudas absurdas, él lo sabía perfectamente, pero no dejaban de atormentarlo.

Preguntas como: ¿Viktor está bien conmigo? ¿Está satisfecho conmigo? ¿Acaso no lo aburro?

Viktor dio un paso más cerca al ver la expresión apesadumbrada del pelinegro. Pasó las manos por el cuello de Yuuri, rozando con sus dedos sus orejas. Los pulgares se deslizaron de arriba abajo, estremeciéndolo.

Eros enamorado |AU Viktuuri|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora