Capítulo XIII: Un Cupido y un osito de felpa

7.1K 780 209
                                    

Esa noche a Yuuri le costó más que nunca conciliar el sueño

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Esa noche a Yuuri le costó más que nunca conciliar el sueño. Desde que había llegado a la Tierra no le había pasado algo así. De hecho, disfrutaba de sus horas de descanso porque para él era una experiencia completamente nueva el cerrar los ojos y olvidarse por completo de lo que ocurría a su alrededor. Pero ahora con Viktor invadiendo hasta sus pensamientos más profundos y ese tan extraño beso en la mejilla su mente era toda una mezcolanza de ideas.

En Cupid, aunque no dormían como los humanos, el cansancio era algo muy lejano para ellos. El planeta en sí le daba a cada uno las energías necesarias para hacer todo lo que necesitaban.

Cupid era un mundo trabajador, que funcionaba todo el tiempo. Si existieran los días, de seguro sería un trabajo de 24/7, sin descanso ni respiros. Sin embargo, no eran solo los Cupidos quienes laboraban sin parar. Cupid tenía otras secciones, se dividía en rangos y departamentos, muy al estilo de empresas humanas.

El Departamento en el que Yuuri era parte se denominaba Departamento de Romance. Este recibía toda la información enviada del Departamento de Información, quienes eran los encargados de recopilar todos los datos necesarios de los clientes para así conseguirle una pareja adecuada.

¿Por qué Cupid se empeñaba tanto en asignar una pareja a los seres humanos?

La respuesta que daba el Departamento de Administración era que "el amor es un sentimiento vital para el humano, aunque este no lo perciba". Estados emocionales como la soledad, el miedo, el rencor, etc., azotaban el corazón humano y cambiaban drásticamente su vida.

Por eso mismo, muchísimos años atrás, incluso antes de que la misma humanidad fuera creada, un ser superior se dio cuenta de que para que los humanos pudieran existir, estos debía conservar en su interior emociones que los mantuvieran estables.

Porque aunque los humanos no se percataran, los seres supremos en las alturas contemplaban sus vivencias. Algunos con envidia, otros con desinterés. Y estaba Afrodita, quien se apiadaba por sus hijos más que cualquier otro dios, incluso más que el mismísimo Zeus.

Afrodita creó a los Cupido, sus ayudantes. Y así fue formado Cupid, el planeta del amor. Y con este, sus diversas oficinas. La OCAD era una de las tantas que había y como todas, tenía un jefe.

Yuuri frunció el ceño al recordar al suyo, Celestino. El Cupido de cabello largo y con sus alas grandes y prominentes era conocido por ser uno de los Cupido con más éxito de todo el planeta. Sus parejas asignadas eran duraderas y estables, logrando así llevar un informe impecable durante años cupidianos.

Sin embargo, Yuuri sabía que el secreto del éxito de Celestino radicaba en algo más y ahora que lo pensaba, lo más probable era que estuviera haciendo de las suyas en aquel instante. Celestino solía jugarle bromas a sus clientes, creando situaciones diversas donde la pareja se encontrara y así formar lazos más profundos.

Yuuri sabía que no había manera de que Celestino interfiriera directamente con Viktor y él, pero el simple hecho de que lo hiciera su vecino y maestro era algo que solo el Cupido de tez morena podía hacer.

Eros enamorado |AU Viktuuri|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora