Capítulo XV: Un Cupido bebe alcohol

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La pregunta pronunciada por aquellos labios pintados de un rojo intenso sonó más tosca de lo que Yuuri esperaba

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La pregunta pronunciada por aquellos labios pintados de un rojo intenso sonó más tosca de lo que Yuuri esperaba. Una mirada despectiva que lo recorrió de arriba abajo bastó para que el pelinegro se pusiera en alerta ante la presencia de aquella chica.

Por algún motivo, sintió ganas de cerrarle la puerta en la cara.

—¿Y tú quién eres? —preguntó a su vez con el ceño fruncido, enfatizando en el "tú".

La chica, que lucía de unos veinte tantos años, alzó una ceja perfectamente depilada.

—Estoy buscando a Viktor. Me dijeron que era en este piso, ¿acaso el portero me engañó?

El acento de ella era un ruso realmente marcado, con entonaciones fuertes y remarcando en ciertas palabras. Además de su acento, su porte era pronunciado, con una postura firme y curvada, haciéndola lucir más alta de lo que era. Su vestuario era elegante pero con un toque delicado que saltaba a la vista.

Yuuri de inmediato la asoció con la persona por la que preguntaba. No había duda, el parecido era claro.

—Viktor vive en el apartamento de frente —dijo Yuuri, señalando la puerta que tenían delante

Ella pareció sorprendida y asintió, volviéndolo a enfocar con los ojos azules. Podía ser de una tonalidad semejante a la de Viktor, pero estos no poseían aquel brillo encantador del ruso. Eran más fríos y un tanto calculadores.

—Entonces, ¿conoces a Vitya? —preguntó con un tono intrigante. Yuuri no se amedrantó por la mirada que le dirigía—. ¿De dónde eres? Dudo que seas canadiense.

Yuuri tuvo el fugaz pensamiento de responderle que aquello no le concernía a ella y que no era del tipo de persona que le daba su nombre a desconocidos. Sin embargo, la curiosidad de saber y hablar más con esta persona fue mayor.

—Soy japonés —contestó Yuuri. En realidad, al ser Cupido no tenía ninguna nacionalidad, pero en aquel planeta era así—. ¿Tú... tú qué eres de Viktor?

Se arrepintió de haber tartamudeado a los segundos, pero no podía evitarlo. La presencia de la chica era tan imponente que no sabía cómo más reaccionar.

Ella sonrió de lado. No tenía la misma sonrisa de corazón de Viktor, pensó Yuuri. Y tampoco le sacudía el pecho cuando la veía.

—Primero dime algo. ¿Es cierto que Viktor es profesor en una universidad de aquí cerca? —susurró ella, sin borrar el gesto de sus labios.

Yuuri frunció el ceño. ¿Por qué la pregunta había sonado burlona?

—Así es —contestó él.

Su acompañante agrandó la sonrisa y comenzó a reír bajo, ocultando sus risitas bajo la mano perfectamente cuidada y con manicure.

—Oh Dios, no lo puedo creer — murmuró ella, continuando con la risa—. ¿Qué tan bajo tiene que caer como para enseñar en una universidad así?

Eros enamorado |AU Viktuuri|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora