Yuuri, a medida que las chicas se encargaban de vestirlo y ataviarlo, supo por lo que decían que las Cárites hacían parte del sequito de Afrodita, sus ayudantes en asuntos como la belleza y decoración de su hogar, los Jardines.Todo lo que Yuuri veía era creación de las Cárites. Así que no se le hizo extraño la decoración en el cuarto en el que se hallaban, con espejos y flores por todos lados.
Las Cárites eran las diosas de la belleza, el encanto, el júbilo, la naturaleza y la creatividad. Talia, Eufrósine y Aglaya eran hermanas, cada una encargada de una función diferente dentro de los Jardines de Afrodita. Pero las tres, cuando llegaba la hora de un juicio, eran las que debían arreglar al Cupido que se presentaría delante de Afrodita.
Así como hicieron con Yuuri.
Cuando, después de un rato en el que Talia se la pasó riñendo a Eufrósine por ser inquieta y a Aglaya por ser demasiado imprudente, finalmente lo pusieron delante del espejo de cuerpo entero ya listo. Yuuri casi ni se reconocía.
No tenía las gafas puestas. Su cabello estaba peinado hacia atrás, su cabeza siendo decorada por una corona de flores que expulsaba un sutil aroma que lo tranquilizaba. Encima llevaba una túnica que se ceñía a su cintura, le llegaba hasta los tobillos y poseía pliegues que caían a lo largo. Dos broches sostenían el vestido sobre los hombros. La vestidura tenía una pequeña abertura al costado de su pierna, mostrando la pálida piel. Como zapatos tenía unas sandalias de cuero que se entrecruzaban en sus piernas y le llegaban hasta la rodilla.
Antes de vestirlo le habían aplicado un bálsamo que olía también a flores y una especie de escarcha que había dejado su piel luminosa y tersa.
Las Cárites se plantaron delante de Yuuri al terminar. Primero lo miraron de arriba abajo con atención para luego mirarse entre ellas y sonreír.
—Trabajo hecho —mencionó Talia.
—Eres muy lindo, Yuuri —comentó Eufrósine sonriendo animada.
—Incluso el sol de tres caras quedaría ciego ante tu luminosidad y belleza —dijo Aglaya, que siempre hablaba como si estuviera relatando un poema.
Yuuri se sonrojó, riendo nervioso.
—Todo lo hicieron ustedes —dijo Yuuri, inclinando la cabeza en modo de agradecimiento.
Aún se le hacía extraño el que tuviera que arreglarse así para ver a Afrodita, pero todo era por el protocolo.
—Yuuri, es la hora —dijo Talia, suspirando. Se acercó al pelinegro y posó sus manos en los hombros, sonriéndole con un brillo en los ojos que le daba confianza—. Debes irte.
Yuuri asintió, sintiendo los nervios recorrer cada miembro de su cuerpo. Talia le indicó a medida que salían por una puerta diferente a la que había entrado que debía seguir el camino empedrado que tenía delante. Unos pasos más allá se encontraría con otra entrada grande y esta estaría custodiada por dos Cupidos de nivel 3 que le pedirían que dejara su Sensor de Romance con ellos.
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Eros enamorado |AU Viktuuri|
Fanfiction|OBRA GANADORA EN LOS PREMIOS WATTYS 2019 EN LA CATEGORÍA DE FANFIC| |Obra ganadora en los Premios Katsudon 2018| |Historia destacada en el mes de enero 2020 por @Fan-FictionEs| La Oficina Central de Amor & Desilusiones, mejor conocida como OCAD, ha...