Capítulo XXXIII: Un Cupido con smoking

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Aunque Yuuri llevaba un tiempo relativamente extenso en la Tierra, lo suficiente como para aprender las cosas básicas de la vida humana, aún había aspectos del día a día que le resultaban demasiado complicados. Y no quería admitirlo, pero cuando no era capaz de hacer algo, la frustración y la vergüenza lo invadían por completo.

Como en aquel momento en el que no tenía ni mínima idea de cómo ponerse una corbata. Suspiró frustrado, mirándose en el espejo del vestidor.

Vamos, no podía ser tan complicado. Si había aprendido a usar esa máquina del demonio llamada microondas, entonces esto debía ser pan comido. Bueno, con el microondas tuvo ayuda del manual de instrucciones y de Vicchan que estaba a su lado indicándole qué hacer.

Después de dos minutos de lucha y de dejar la corbata enredada en su cabeza, finalmente se rindió. No servía para eso en definitiva. ¿Por qué tenían que inventar algo tan complicado para vestir?

Dos toques en la puerta del vestidor lo sobresaltaron, chocando contra el espejo que tenía en frente. Yuuri se sobó el hombro golpeado con una mueca.

—¿Sí? —respondió tosiendo en voz baja.

—¿Yuuri, te encuentras bien? Llevas allí más de veinte minutos y solo quería que te probaras dos corbatas. ¿Ya te decidiste por una?

Yuuri miró con frustración la corbata en su cabeza. Sí, bueno, en realidad no sabía cómo era el proceso para decidir una corbata. ¿Tenía algunos parámetros o algo así?

—Yo... creo que necesito ayuda —murmuró Yuuri, apoyando la cabeza en la puerta.

Puerta que en segundos más tarde fue abierta de par en par, logrando así golpearse contra ella.

—¡Entonces te ayudaré si tanto lo pides! —exclamó un Viktor entusiasta, abriendo los brazos. Miró a Yuuri quien se acariciaba la frente roja a causa del golpe—. Oh no, ¿pero qué has hecho, cerdito? La corbata no se usa de esa forma.

Viktor se acercó y le quitó con cuidado la corbata de la cabeza, sin percatarse en ningún momento del golpe que le dio. Yuuri sonrió forzado, contando de uno a cinco internamente para calmarse.

Yuuri se movió incómodo dentro del smoking, sintiéndolo más pesado de la ropa que usualmente vestía. Y la verdad era que aquella era la primera vez en la que iba a un lugar como en el que se encontraba en ese momento.

Luego de salir de la universidad, Yuuri hizo tal como le pidió Viktor en la nota que le dio en la biblioteca. Por un instante se perdió en el estacionamiento ya que había muchos autos, pero logró ubicarlo luego de unos minutos ya que era el más cercano a la salida. Viktor lo único que hizo después de haberse subido al auto fue saludarlo, pedirle que se abrochara el cinturón de seguridad y arrancar por una dirección diferente a la que siempre tomaba.

Eros enamorado |AU Viktuuri|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora