Capítulo XII: Un Cupido raro con un humano raro

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El sol se fue escondiendo a medida que pasaban los minutos

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El sol se fue escondiendo a medida que pasaban los minutos. El lugar era fresco, el viento agitaba sus cabellos y el rumor del río los relajaba.

—Iré a traer una manta y la comida, espera un segundo —dijo Viktor, separándose de Yuuri para correr hacia el auto.

Yuuri continuó observando la majestuosidad de la naturaleza. Para él era más impresionante todavía ya que en Cupid no se veían paisajes de ese estilo. De hecho, en su planeta todo era de un color blanco, pálido, sin vida. Lo único que veía de otros colores eran las imágenes enviadas por el Departamento de Información sobre los lugares donde vivían los clientes.

Había visto las frías calles de Bélgica, cubiertas por un manto de nieve en la época de invierno. Conocía las hermosas luces que adornaban las noches de París, una ciudad que rara vez dormía. Recordaba las preciosas fotos de Brasil, un país que le inspiraba alegría con tal solo verlo.

Era extraño. Yuuri "conocía" muchos lugares, pero el concepto de país era ajeno para él antes de que viniera a la Tierra. Sumando a la cuestión que ver imágenes de los sitios no era lo mismo que vivir en ellos.

Y ahora que estaba en la Tierra, pisando suelo humano y observando panoramas más que alucinantes para él, se daba cuenta que tenía mucho por aprender todavía. No bastaba con leer documentos y aprenderlos de memoria. La experiencia era lo que contaba.

Viktor llegó segundos después con las bolsas y manta en manos. Yuuri se apresuró a ayudarlo a acomodar todo y minutos más tarde los dos se sentaban en la manta azul apoyada sobre la hierba verde, un tanto alejados de la orilla del río, pero lo suficiente para seguir maravillándose de la vista.

—La verdad es que quería traerte aquí antes de que anocheciera —dijo Viktor, sacando de las bolsas dos latas de soda junto a unos sándwiches empacados—. El paisaje es precioso justo a la hora del atardecer, ¿no crees?

Yuuri asintió de inmediato. Sonrió con timidez.

—Cuando dijiste que querías mostrarme un lugar no pensé que sería algo así. ¿Cómo encontraste esto?

Si se fijaba bien, en realidad Viktor se había desviado del camino usual, siguiendo un trecho no pavimentado. En la lejanía podía ver unos puntitos brillantes, eran autos que viajaban en carretera.

Viktor suspiró y destapó una de las latas.

—Oh, adelante, Yuuri —dijo aún sin responder, señalando la comida a su lado.

Yuuri alcanzó una de las latas, pero no la abrió hasta que Viktor tragó.

—Bueno, la historia de cómo la encontré es larga —respondió finalmente, apoyando las manos en la manta, reclinándose—. Pero, básicamente, es mi lugar de escape.

—¿Lugar de escape? —preguntó Yuuri con curiosidad, apuntando en su libreta mental todo lo que pudiera servirle para avanzar con la investigación.

Eros enamorado |AU Viktuuri|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora