Vicchan y Yuuri lograron de alguna manera comer algo de lo que había en la nevera. Con ayuda de un manual de instrucciones que estaba en la mesa del cuarto —ninguno sabía cómo había llegado allí— fueron capaces de conocer las funciones del aparato. También aprendieron a manejar el llamado microondas, que era capaz de volver caliente y delicioso cualquier comida que metieran —a excepción del huevo, por supuesto, ahora lo tenía claro—.
Yuuri también se tomó su tiempo para conocer las funciones de su Sensor de Romance. En realidad, era bastante sencillo. Lo único que debía hacer era encenderlo cuando quería saber el estado romántico de la persona. Con Viktor no lo había hecho por la conmoción de tenerlo en frente, pero se prometió que lo haría la próxima vez que lo viera.
¿Cuándo sería eso? No tenía idea. No se había atrevido a salir de casa, incluso aunque Vicchan se lo rogara una y otra vez. El pensamiento de encontrárselo y de nuevo experimentar lo que sintió aquella ocasión... lo aterraba.
Soltó un suspiro. Sin embargo, no podía estarse sentado todo el tiempo. Su misión en la Tierra era investigar a Viktor y la única manera era haciéndose cercano a él.
¿Cómo podría volverse cercano a una persona así? Incluso sin conocer a muchos humanos, reconocía que Viktor estaba a un nivel muy alto. La sola idea de estar cerca de él lo hacía sentir tembloroso, como si se tratara de un alto mando de la compañía.
Un pequeño jalón en su cabello interrumpió sus cavilaciones. Levantó la cabeza de la almohada y vio a Vicchan frente a él, mordisqueando su pelo con el ceño fruncido.
—Levántate, perezoso, levántate —masculló Vicchan, tirando más fuerte.
—Vicchan, eso duele —susurró Yuuri sin muchos ánimos.
—¡No me importa, solo quiero que te levantes! ¡No has salido por dos días seguidos y comienzo a preocuparme! —gritó el perro, rindiéndose en la acción y sentándose en su trasero, poniendo las patitas adelante. Con una de ellas golpeó la nariz de Yuuri—. Si la Oficina se entera, nos van a regañar a ambos, Yuuri. Vamos, levántate y ve por Viktor.
Yuuri volvió a suspirar.
—¿Qué quieres que haga, Vicchan? Primero que todo, no sé por qué Celestino me envió a mí. No era un Cupido importante de la oficina, no estaba encargado de muchos clientes y era de los que más cometía errores. Entonces, ¿por qué yo? No lo entiendo.
Vicchan se quedó en silencio durante unos segundos. Yuuri lo miró y notó que la mirada del perro se había ensombrecido. Y eso era algo raro, porque los perritos casi siempre mantenían la misma expresión. Aunque con Vicchan era fácil leerlo, era fácil saber lo que estaba pensando.
Y en aquel instante estaba enojado con Yuuri.
—¿Piensas que es fácil para mí estar aquí? Es la primera vez que bajo a la Tierra, estaba asustado, tenía hambre y no sabía qué hacer, todos eran demasiado grandes y temía que me pisaran. Pensé que una vez que te encontrara dejaría de sentirme así, que haríamos un buen trabajo juntos, pero lo único que haces es acostarte y lamentarte. ¿Realmente piensas que solucionarás las cosas de esa manera? Lo único que veo es a un tipo egoísta y temeroso de todo, sin valor. —Vicchan se detuvo. Se alejó de Yuuri, saltó del colchón para hacerse en una esquina de la habitación—. Realmente me das pena.
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Eros enamorado |AU Viktuuri|
Fanfiction|OBRA GANADORA EN LOS PREMIOS WATTYS 2019 EN LA CATEGORÍA DE FANFIC| |Obra ganadora en los Premios Katsudon 2018| |Historia destacada en el mes de enero 2020 por @Fan-FictionEs| La Oficina Central de Amor & Desilusiones, mejor conocida como OCAD, ha...