Decían que la vida estaba llena de aventuras. Que después de mil golpes era que aprendías lo difícil que era vivir y después de eso estabas preparado para cualquier cosa.
Lo que no me esperaba era que los golpes serían literales y que dejarían marcas violetas en mi cuerpo.
—¡Vamos, Yuri, es la tercera vez que te caes! ¡Deja de besar el suelo!
—¡Cállate, maldito retrasado! ¡Tú patinas como simio recién nacido! —le grité a JJ, quien seguía riéndose de mí mientras daba vueltas por la pista de hielo.
Agarré la cámara con cuidado y me levanté lentamente. Sentí una mano en mi espalda que me ayudó a desestabilizarme y luego el olor reconocible de mi novio llegó a mi nariz.
—¿Estás bien? —preguntó Beka.
Yo gruñí en respuesta y traté de enfocar la cámara de video que llevaba en la mano.
—Sí, solo que es un poco difícil grabar y patinar al mismo tiempo —contesté, intentando ocultar lo primerizo que era al pisar la pista de hielo.
—Dame la mano, iremos juntos —comentó Otabek, sosteniendo mi mano libre sin esperar siquiera mi respuesta. Él era así de descarado.
Pero no me importaba, podía agarrar lo que quisiera de mí.
—¿Puedes explicarme de nuevo por qué estás grabando esto? —inquirió Beka, posicionándose a un lado de mí y muy cerca, enrollando su brazo alrededor de mi cintura. Su calidez me reconfortó y se me hizo más fácil deslizarme en el hielo.
—Pregúntale al cerdo y al viejo —respondí, chasqueando la lengua, pero dirigiendo la cámara hacia la pista donde los demás se encontraban muy felices corriendo de un lado a otro. O como Yuuri, quien acababa de resbalar y caer de cara al suelo, y a Viktor lanzando un gritito agudo.
—¡Te escuchamos, Yurio! —gritó Viktor, prácticamente cargando al cerdo y levantándolo, a lo que este enrojeció.
La situación era esta: un día cualquiera en la universidad, Yuuri Katsuki alias "Cerdo" nos invitó a todos los del club a patinar en hielo. La razón fue que quería pasar un rato con todos, pero obviamente era una excusa para restregarnos su pecaminosa relación con el profesor Viktor Nikiforov.
Pero, además de eso, Yuuri me pidió el favor de llevar la cámara fotográfica profesional que tenía y así hacer una película de este día. Yo no entendía para qué, mas no me negué —el cerdo debía estar agradecido de que fuera una persona tan amable— y aquí me encontraba, grabando cada momento vergonzoso de estos especímenes a los que llamaba amigos.
Aunque Beka era un asunto aparte, claro.
Su mano en mi cintura se afianzó cuando dimos una vuelta. Viré la cámara en su dirección y le sonreí.
—Beka, di hola —mencioné, provocando que él alejara el rostro con una mueca graciosa por la cercanía de la cámara.
—Hola, bebé —contestó con su tono serio e inmutable, pero que alborotó todo mi interior.
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Eros enamorado |AU Viktuuri|
Fanfiction|OBRA GANADORA EN LOS PREMIOS WATTYS 2019 EN LA CATEGORÍA DE FANFIC| |Obra ganadora en los Premios Katsudon 2018| |Historia destacada en el mes de enero 2020 por @Fan-FictionEs| La Oficina Central de Amor & Desilusiones, mejor conocida como OCAD, ha...