Eros enamorado |AU Viktuuri|

Capítulo XLVII: Un Cupido se convierte en Eros

El color rosa en Cupid era símbolo de lealtad y amor. Este color era uno de los emblemas que identificaban al planeta, por eso era que la ropa, algunos edificios, los accesorios y demás aspectos de Cupid portaban ese color.

Así como el anillo que ahora decoraba el dedo índice de la mano izquierda de Yuuri. El material del anillo era de un color plateado y resplandeciente, incluso podía verse a través de él. Pero la piedra era lo más interesante de todo. Era redonda pero con pequeños cuadritos repartidos en el centro de esta. Con cada movimiento de mano la piedra brillaba y cuando la miraba fijamente parecía como si esta refulgiera con más intensidad.

Como si reconociera a Yuuri.

—La piedra está hecha de polvo Cupidiano —mencionó de repente Afrodita, quien estaba sentada delante de él. Afrodita, Vicchan y Yuuri se encontraban en un cuarto más privado que también hacía parte de los Jardines de Afrodita—. Fue creada para que por ella misma reconozca a su portador. Por eso brilla cada vez que la miras, ya te aceptó como su dueño.

Yuuri asintió con lentitud, sin separar su mirada de la piedra. Sí, era increíble, realmente era preciosa y nunca creyó tener en sus manos algo parecido.

Pero no estaba satisfecho.

Levantó la cabeza, seguro de que la expresión que tenía en aquel momento podía reflejar toda la angustia que lo estaba derrumbando poco a poco por dentro.

—¿P-por qué? —murmuró, sus cejas fruncidas y los ojos brillosos—. ¿Por qué tiene que ser así? No lo entiendo.

Lo que más le apetecía a Yuuri en aquel momento era llorar. Su pecho ardía, cada respiración dolía como nunca y su cabeza parecía que iba explotar en cualquier segundo.

—La comisión de enviar Cupidos a la Tierra era temporal —dijo Afrodita con seriedad, mirando a Yuuri fijamente—. A pesar de que tenían apariencia humana, no lo era del todo porque aún poseían sus Sensores de Romance y en cualquier momento podían activar su Arco y Flechas, considerando el momento con el cliente. Sin embargo, nunca fueron humanos del todo. Sus características seguían siendo de Cupidos, sus poderes podían incluso aparecer en cualquier momento si llegaban a desestabilizarse.

Yuuri bajó el rostro, mirando sus manos. Su pulso estaba acelerado, podía sentirlo palpitar en las sienes.

—¿Comprendes, Yuuri? Nunca fuiste un humano por completo. Tu Carga Celestial estaba bajando, pero tú mismo pudiste darte cuenta de las consecuencias de eso. Porque tu cuerpo no reconocía aquel mundo como el tuyo.

Respiró profundo, asintiendo. Lo entendía, sí, lo entendía tanto que dolía.

—Entonces, ¿el convertirme en humano es imposible...? —preguntó en un susurro.

—No. —La respuesta de Afrodita fue inmediata, logrando que Yuuri alzara la cabeza—. No es imposible, ya te lo dije antes. Pero sí es difícil y llevará algún tiempo.