Capítulo XXXII: Un Cupido con una pulsera dorada

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Seung-gil Lee era callado y tranquilo. Su caminar era suave y parecía andar siempre con la cabeza gacha, como si quisiera ocultarse del mundo. Iba un tanto apresurado delante de Yuuri mientras se dirigían a una banca en la parte central del campus. En ningún momento le dirigió la palabra.

Yuuri no tenía idea de qué decir en realidad. Para él no era fácil romper el hielo y menos con una persona que la mayoría del tiempo parecía responder solo en monosílabos.

No obstante, cuando llegaron y se sentaron en una de las bancas más próximas a la zona del jardín, Seung-gil se volteó y miró a Yuuri con seriedad.

—¿Le ha ocurrido algo a Phichit? —preguntó el coreano, sorprendiendo a Yuuri por la firmeza en su voz.

Yuuri parpadeó seguido y luego bajó la vista a sus manos unidas sobre las rodillas. Apretó sus dedos

—¿Algo como qué?

—No sé, cualquier cosa. ¿Lo has visto durante estos días? —preguntó Seung-gil, sin despegar la mirada de Yuuri—. No es el mismo, ha cambiado. No parece... él.

Yuuri se estremeció al escuchar la última frase. Había tantas posibilidades para lo que estaba ocurriendo con Phichit, pero ninguna podía decirla en voz alta, debía guardarse todo.

—Yo... no he hablado mucho con él últimamente —murmuró Yuuri—. He estado algo ocupado, sabes.

Seung no contestó, solo se mantuvo en silencio y con la vista fija en algo más allá de Yuuri. Finalmente suspiró y se rascó la nuca.

—Pensé que sabrías algo más, ya que eres su amigo más cercano.

Yuuri le pareció curiosa la forma en la que lo dijo, así que lo miró de reojo.

—Tengo entendido que también eres cercano a él —replicó.

Seung-gil, sorprendentemente, se sonrojó ante lo dicho, tomando por sorpresa a Yuuri de nuevo. En definitiva era un chico un tanto extraño y curioso.

—Yo... he intentado hablar con él durante estos días, incluso le he escrito, pero no me contesta. Incluso parece que me evita aquí —murmuró el coreano, frunciendo el entrecejo—. Después de lo que pasó, me ha estado evitando y me preocupa.

Yuuri entrecerró los ojos, confundido.

—¿Después de lo que pasó? —preguntó.

Seung-gil Lee afirmó con la cabeza, emitiendo un suspiro bajito.

—Tal vez lo sepas, pero yo soy, eh, un poco... ¿Cómo decirlo? —susurró, moviendo sus dedos de forma nerviosa—. Se podría decir que inseguro. No soy la persona con más confianza del mundo y no me gusta llamar la atención de las personas. Pero de alguna manera Phichit se fijó en mí y siempre intentó ayudarme.

Eros enamorado |AU Viktuuri|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora