—¿Cómo que os dispararon? —exclama Andriu.
Nos encontramos todos en el coche, hace apenas unos segundos que hemos recogido a la pelo azul y a Fred del sitio en el que habíamos quedado antes de marcharnos a hacer nuestros respectivos trabajos; nos dirigimos a la casa de este último. Andriu está en el asiento trasero junto con Turner, ambos mirando a la pelirroja que está al volante con los ojos muy abiertos. Parece que a ellos también les ha pillado de sorpresa, aunque al moreno pronto se le ilumina la cara cuando un recuerdo en concreto le cruza la mente.
—Ese bando es conocido por sus trampas —nos comenta—. Antes mandaban a los iniciados a hacer una labor de esas y después de matarlos recuperaban la mercancía que ya les habían dado a los otros. Tú ibas, te confiabas, ellos creían que iban a conseguir lo que se les había prometido y lo único que recibían era un disparo.
—Pues casi nos matan —espeta Ann con la mirada fija en la carretera—. Creía que Jayden me ponía trabajos en los que no corriese ningún tipo de peligro. ¿Qué es lo que le ha hecho cambiar de idea?
Subo la vista hasta el espejo retrovisor interior, queriendo ver a los dos que están en los asientos traseros. Ellos se miran mutuamente y, a continuación, sueltan un sonoro suspiro.
—Él no tenía ni idea de esto —le defiende Andriu.
—Tiene razón. Ese bando dejó de hacer estas cosas hace cinco años, desde que la policía atrapó a varios de sus miembros —prosigue el moreno—. Pero parece ser que no aprenden. No saben pasar desapercibidos. Muchas bandas de los alrededores les han amenazado, ya que nos están poniendo en peligro a todos nosotros.
La verdad es que son demasiado escandalosos, el francotirador ha sido demasiado.
—Al menos tu tiro ha sido certero —digo y le echo un rápido vistazo a la pelirroja.
—¿Certero? —cuestiona ella, riéndose sin gracia—. ¡Apuntaba a su maldita cabeza!
Una suave carcajada sale de mi garganta.
—Pero le has dado, que es lo importante —le tranquilizo.
—Ann ha apretado el gatillo contra alguien, eh... —expone Fred con una sonrisa de medio lado plantada en su rostro—. Nunca lo habría imaginado.
—Me arrepiento de ello —asegura ella sin apartar la vista del frente—. Verás cómo me metan en la cárcel por esto.
—No lo harán. —Niega Andriu—. Le haré saber esto a Jayden. No te pasará nada.
Un suspiro nervioso sale de entre los labios de la pelirroja, la cual aprieta con fuerza el volante bajo sus dedos. Presiento que no dormirá muy bien esta noche; lo que ha pasado hoy ha debido marcarle mucho, pues es la primera vez que dispara a alguien y lo más posible es que lo haya matado. Por no hablar de las innumerables situaciones bárbaras en las que ha vivido desde que nació por el tema de la herencia. Decir esto con tanta normalidad me provoca un cortocircuito enorme en el cerebro, me estoy empezando a acostumbrar a este tipo de cosas y no creo que sea algo bueno. Este también ha sido mi primer disparo a una persona, pero no sé si es el hecho de que me prepararon para esto por lo que no me afecta tanto. Lo máximo que he hecho, ha sido disparar a las dianas de la academia de policía y a la rueda del vehículo que nos perseguía a Axel y a mí cuando tuvimos que robarle droga a los Panteras. Igualmente, espero no tener que volver a apretar el gatillo contra nadie. No obstante, siento que voy a tener que hacerlo más de una vez a partir de ahora, siempre en defensa propia, claro.
Pasamos el resto del trayecto en completo silencio, solamente con el ruido del aire golpeando el parabrisas, las ruedas corriendo por el asfalto y el del motor funcionando. Y algún que otro suspiro perteneciente a Andriu, quien no paraba de decir que se aburría demasiado como para estarse quieta sin hacer absolutamente nada, por lo que se dedicaba a suspirar para entretenerse bajo las quejas del chico sentado a su lado. Por suerte para él, llegamos a su hogar unos minutos después.
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Liberación | EN FÍSICO |
AcţiuneDespués de haber conseguido dejar el café atrás, Kelsey Davenport tendrá que lidiar con los nuevos problemas que se le han presentado. Ya nada es lo que parece. Nadie es quién dice ser. Y en nada ni nadie podrá confiar como antes. Ella tendrá que lu...